En una nueva edición de El Puente, el ciclo de entrevistas de Infobae conducido por Julieta Puente, Geraldine Peronace, médica psiquiatra especialista en adicciones, abordó el impacto del uso de la tecnología en la infancia.
Durante la entrevista, Peronace subrayó la vulnerabilidad de los cerebros en desarrollo frente a la exposición tecnológica. “Estos chicos son mucho más vulnerables que un adulto de 50 años que también tiene impacto, que lo estamos viendo. Así que hay que poner atención, cuidado y trabajar fuerte y firme en prevención si queremos que la salud mental siga siendo tan valiosa”, afirmó la especialista.
“El paper científico que busques demuestra la cantidad de síntomas y enfermedades mentales que van de la mano del mal uso, el exceso y el abuso de tecnología. Ni que hablar en los niños y por supuesto que también en los adolescentes”, sostuvo.
Uno de los conceptos clave que explicó Peronace fue el papel de la dopamina, un neurotransmisor vinculado al placer y a la recompensa. “Cada vez que cualquiera de todos nosotros tocamos un botón, estamos liberando dopamina, que es un neurotransmisor del cerebro”, dijo. Esta reacción, que ocurre ante cada interacción digital, puede tener efectos a corto y largo plazo.
“Estamos marcando los cerebros de dopamina. Tengamos la edad que tengamos. Entonces una criatura de cuatro años que le dan una tableta porque están aburridos los chicos, bueno, va a correr muchísimo riesgo que esa criatura el día de mañana empiece con una conducta compulsiva, que es lo que estamos viendo en la sociedad hoy”, lanzó.
El paralelismo entre los efectos de las pantallas y otras adicciones fue una constante en la exposición de la médica. “Los que trabajamos en adicciones sabemos que cualquiera sea la adicción, adicción al sexo, a la pornografía, a los caballos, a la ludopatía o a la cocaína. Cualquier paciente adicto está buscando recompensa. Esa recompensa se la da el neurotransmisor dopamina”, comparó.
Ansiedad, inmediatez y dificultades
El bienestar momentáneo que promete la dopamina no debería confundirse con una experiencia positiva prolongada. La experta advirtió sobre la lógica de la inmediatez que fomenta el uso de pantallas, incluso en etapas muy tempranas: “Te querés volver a sentir bien.
“Fíjate como adultos cuando agarramos el celular o cuando estamos aburridos o cuando estamos ansiosos. Hay un refuerzo positivo, porque estamos liberando dopamina”, dijo Peronace. La especialista insistió en cómo esto impacta en la conformación de la paciencia y la tolerancia a la frustración. “El hecho de que todo esto sea tan efímero. Eso desde muy chiquitos ya lo están adquiriendo y no desarrolla la paciencia”, reflexionó.
Conductas compulsivas y problemáticas asociadas
La consulta profesional por situaciones derivadas del uso inadecuado de dispositivos digitales crece en los distintos ámbitos de la infancia. Según relató la entrevistada, la edad de inicio suele ubicarse entre los dos y los nueve años, y los episodios pueden escalar a conductas preocupantes.
Otra de las consecuencias que la psiquiatra señala frecuentemente en los consultorios es el impacto sobre el sueño y el desarrollo de habilidades sociales.
“Primero viene la ansiedad. Esa ansiedad sostenida muchas veces va a terminar con sintomatología o un cuadro de depresión. Estamos viendo muchos chicos con trastornos en las relaciones interpersonales. Son chicos que cada vez pueden menos relacionarse con los otros. Tienen aislamiento social, que es muy preocupante para mí”, expresó.
El fenómeno también se vincula con la falta de actividad física; según la experta, “cuerpos que están cada vez más quietos, con cerebros cada vez más excitados”, constituyen lo que llama la “generación almohadón”. “Esta generación con el scroll no duerme”, afirmó.
Recomendaciones y rol de los adultos
Sobre la edad adecuada para el acceso a la tecnología, la médica hizo referencia a las posiciones de las asociaciones médicas: “La mayoría, como ahora la Asociación de Pediatría Española, dice hasta los seis años nada”. Respecto a los adolescentes propuso una alternativa intermedia: “Hay que darle teléfonos ya en la etapa de a partir de los 12 años, pero teléfono común, no teléfonos inteligentes, no los smartphones”.
El papel de los padres y de los límites fue otra de las preocupaciones remarcadas por la especialista: “¿Dónde están los adultos? Esta es la pregunta para mí en estos tiempos que corren”. Peronace recalcó la importancia de que los progenitores acompañen, supervisen y establezcan el uso responsable de la tecnología. “El cambio empieza por uno. Los adultos son el ejemplo de esos hijos”, concluyó.