Al volver de un día de turismo, Chris Dolan, de 50 años, descubrió una ampolla menor en su pie. El signo, en principio trivial, marcaría el inicio de una cadena de acontecimientos complejos. Ocho semanas después y pese a cuidados estrictos, esa pequeña lesión se infectó gravemente.
“Se veía horrenda, ya que se podía ver el hueso”, relató Dolan, quien reside en el Reino Unido, a Daily Mail. Según su testimonio, la ausencia de dolor al principio se debía a un daño en los nervios periféricos, una de las consecuencias de vivir con diabetes tipo 1 por más de tres décadas.
El episodio comenzó en junio de 2023 durante un crucero por Noruega. Lo acompañaba su esposa Jane. La atención médica de urgencia llegó cuando Chris desarrolló fiebre y terminó hospitalizado con sepsis en el James Cook University Hospital de Middlesbrough. A lo largo de tres semanas recibió antibióticos y usó vendajes de compresión para estimular la circulación. La infección persistió y el diagnóstico fue contundente: había que amputar el pie por debajo de la rodilla.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) advierten que niveles elevados de azúcar en la sangre durante períodos prolongados pueden derivar en complicaciones de la diabetes que incrementan el riesgo de amputación de extremidades inferiores.
Entre las consecuencias más graves, la enfermedad arterial periférica puede provocar el estrechamiento de los vasos sanguíneos responsables de transportar sangre a las piernas y los pies, lo que dificulta la cicatrización de heridas.
Según los CDC, incluso un corte pequeño puede evolucionar a una infección severa debido a la mala irrigación sanguínea. El organismo también señala que el daño a los nervios asociado a la diabetes puede causar pérdida de sensibilidad, lo que impide detectar lesiones como cortes, llagas o úlceras en los pies.
En ese contexto, la intervención del cirujano vascular Ian Nichol cambió el rumbo de la historia clínica de Dolan. El doctor aplicó una técnica novedosa, la arterialización venosa profunda reversa, realizada en pocos centros del mundo. “Este nuevo procedimiento de injerto de derivación convierte una vena, que en su mayoría permanece libre de enfermedad, en una arteria”, explicó Nichol.
“He sido diabético durante 36 años y siempre he estado dispuesto a ayudar al personal médico con la investigación en todo lo que he podido. Esta fue una oportunidad para ayudarme a mí mismo y al Sr. Nichol a perfeccionar su técnica”, explicó Chris al Servicio Nacional de Salud (NHS).
El proceso consiste en extraer la vena safena, revertirla y unirla a la arteria poplítea bajo la rodilla, conectándola a una vena profunda en el tobillo. “Las válvulas que recubren la vena y normalmente previenen que la sangre fluya hacia abajo por gravedad deben destruirse. Esto permite que la sangre fluya como en una arteria normal”, detalló el cirujano, que ha realizado cerca de 25 procedimientos en tres años, con un 70 por ciento de éxito en salvar extremidades.
La cirugía, que duró ocho horas en diciembre de 2023, representó una última oportunidad para Dolan, quien pasó el año siguiente en silla de ruedas y experimentó momentos de desánimo ante la lenta recuperación. “Por momentos, me preguntaba si debería haberme sometido a la amputación porque podría haber aprendido a caminar de nuevo después de seis semanas, pero ahora me alegro de no haber perdido el pie; fue fantástico levantarme y empezar a usar bastones para caminar”, narró el paciente, que incluso pudo retomar actividades deportivas como el rugby de marcha.
Hoy su recuperación continúa. Según Dolan, “la sangre ahora llega a mi pie. Todavía no puedo caminar largas distancias, pero me he unido al rugby de marcha. Espero que esta operación pueda ayudar a otros como yo a evitar una amputación”.
El propio Ian Nichol valoró el impacto de la técnica: “Introducir este nuevo método de cirugía ha sido de gran beneficio para pacientes como Chris, quienes han evitado amputaciones mayores y ahora pueden caminar sin necesitar una pierna protésica”. Dolan agradeció de forma pública la atención recibida: “Solo quiero dar las gracias a todo el personal implicado, desde el señor Nichol hasta los asistentes sanitarios que aguantaron mis enfados y mis estados de ánimo durante la recuperación”.