Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 57 millones de personas en el mundo vivían con demencia en 2021 y se estima que esta cifra podría alcanzar los 139 millones para 2050. Los expertos advierten que los sistemas de salud no están preparados para enfrentar el desafío actual, y mucho menos el preocupante aumento que se avecina.
Pero una buena noticia viene a dar esperanza a este panorama. Según un estudio de la Universidad de Queensland, una persona de entre 75 y 80 años tiene menos probabilidades de sufrir demencia hoy en día que alguien de la misma edad hace varias décadas.
“Las generaciones más jóvenes tienen menos probabilidades de desarrollar demencia a la misma edad que sus padres o abuelos, y eso es una señal esperanzadora”, dijo la doctora Sabrina Lenzen, coautora del estudio del Centro de Negocios y Economía de la Salud de la Universidad de Queensland. El estudio fue publicado en JAMA Network Open.
El doctor Alejandro Andersson, neurólogo, director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó a Infobae acerca de este descubrimiento: “El estudio revela que las generaciones más jóvenes tienen menos probabilidades de desarrollar demencia a una edad determinada en comparación con las anteriores. Esta tendencia es especialmente notable en mujeres, posiblemente debido a un mayor acceso a la educación en el siglo XX”.
Para el estudio, los investigadores de la UQ analizaron datos de más de 62.000 personas mayores de 70 años que nacieron entre 1890 y 1948 para determinar si había diferencias generacionales en la prevalencia de la demencia.
La doctora Sabrina Lenzen dijo que era probable que las mejoras en la salud cardiovascular, la educación, las condiciones de vida y el acceso a la atención médica hubieran contribuido a los hallazgos.
El doctor Andersson opinó que estos hallazgos ofrecen una perspectiva alentadora en la lucha contra la demencia y que las mejoras en educación, salud pública y tratamientos médicos están dando frutos. “Sin embargo, es crucial reconocer que, aunque el riesgo individual puede estar disminuyendo, el número absoluto de casos de demencia probablemente aumentará debido al envejecimiento de la población”, reflexionó.
Por su parte, la doctora Lenzen agregó: “A menudo vemos estadísticas que muestran que las tasas de prevalencia de la demencia están aumentando; nuestro estudio no lo refuta. A medida que más personas vivan más, aumentará el número total de personas diagnosticadas con demencia. Lo que encontramos fue una disminución estadísticamente significativa en las personas de cohortes de nacimiento más recientes que padecen demencia”, explicó la experta.
El doctor Andersson completó: “Persisten desigualdades significativas según el género, la educación y la geografía. Es esencial que los gobiernos implementen estrategias para abordar factores de riesgo modificables, como el tabaquismo, las enfermedades cardíacas y la calidad del aire, para mitigar el impacto futuro de la demencia”.
Qué descubrieron sobre la demencia en distintas generaciones
Para el estudio, los investigadores dividieron a los participantes en ocho cohortes de nacimiento y seis grupos de edad, lo que permitió comparar la prevalencia de la demencia entre diferentes generaciones y regiones.
Las cohortes se agruparon aproximadamente en bloques de cinco años de nacimiento; la más antigua incluía personas nacidas entre 1890 y 1913, y la más reciente entre 1944 y 1948. Los 6 grupos de edad fueron 71-75, 76-80, 81-85, 86-90, 91-95 y 96 años o más.
El análisis reveló que, aunque la prevalencia de la demencia aumenta con la edad en todas las regiones y cohortes, las personas de generaciones más recientes muestran un riesgo menor a la misma edad que las generaciones anteriores.
“Por ejemplo, en Estados Unidos, entre las personas de 81 a 85 años, el 25,1% de los nacidos entre 1890 y 1913 tenían demencia, en comparación con el 15,5% de los nacidos entre 1939 y 1943”, explicó Lenzen en el comunicado de prensa de la universidad. Tendencias similares se observaron en Europa e Inglaterra, aunque en este último caso la diferencia fue menos acentuada.
“Ha habido una gran mejora en la educación, especialmente para las mujeres si, por ejemplo, las comparamos con la generación del baby boom”, afirmó Lenzen.
Y añadió: “Hemos visto mejoras en la salud cardiovascular, un mejor control de la presión arterial y el colesterol, todos factores de riesgo para la demencia. Vemos esta fuerte correlación entre la edad y la demencia, pero creo que es muy importante entender que no es solo la edad la que impulsa su aparición”.
La doctora Lenzen dijo que si bien los resultados brindan cierta esperanza, es necesario seguir invirtiendo en campañas de salud pública.
“Algunos de los factores de riesgo han ido mejorando, pero hemos visto un cambio en términos de altas tasas de obesidad y cosas como la contaminación del aire”, dijo. “Sabemos que también están relacionados con la demencia, por lo que no es seguro que estas tendencias continúen”, completó.
De acuerdo al doctor Andersson, hay factores que tienden a incrementar la demencia, y enumeró los siguientes:
- El número total de casos puede aumentar. Debido al envejecimiento poblacional, al crecimiento demográfico global y a la mayor longevidad, el número absoluto de personas con demencia seguirá en aumento, aun cuando la incidencia por grupo etario disminuya.
- Desigualdades persistentes. Factores como el nivel socioeconómico, la educación, el acceso a servicios de salud y la calidad del entorno (como la contaminación del aire o el estrés crónico) influyen directamente en el riesgo de desarrollar demencia.
- Enfermedades crónicas emergentes. La prevalencia creciente de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión mal controlada y sedentarismo en generaciones más jóvenes puede anular parcialmente los beneficios de los avances médicos y educativos.
- Mayor supervivencia con enfermedades crónicas. Gracias a los avances médicos, muchas personas viven más tiempo con enfermedades crónicas que, a largo plazo, pueden afectar la salud cerebral (como insuficiencia cardíaca, EPOC o enfermedad renal crónica).
- Diagnóstico más frecuente y temprano. La mejora en los sistemas de vigilancia y diagnóstico, especialmente con biomarcadores y test sanguíneos emergentes, está aumentando la detección de casos que antes pasaban inadvertidos.
Los factores de riesgo de la demencia
Según el nuevo informe de la comisión de The Lancet realizado por los principales expertos mundiales en demencia, estableció que la pérdida de visión no tratada en edades avanzadas y tener alto el colesterol son los dos nuevos factores de riesgo que se asocian con el desarrollo de demencias, los cuales se suman a las otras doce causas conocidas.
Así, los 14 factores de riesgo a modificar y controlar son:
- En la vida temprana: educación.
- En la mediana edad: pérdida de audición, lesión cerebral traumática, colesterol alto, hipertensión, abuso de alcohol y obesidad.
- En la edad adulta: tabaquismo, depresión, aislamiento social, pérdida de la vista, sedentarismo, diabetes y contaminación del aire.