El doctor William Wilson, cardiólogo de Indiana, desafió todas sus certezas profesionales cuando sobrevivió a un infarto a los 63 años, a pesar de mantener un estilo de vida saludable y estar especializado en enfermedades cardíacas.
Su historia fue documentada en un video de YouTube, titulado I’m a cardiologist and I had a heart attack, publicado por Parkview Health, y también relatada en el blog oficial de la institución, donde expuso síntomas poco conocidos que pueden advertir sobre un ataque al corazón.
Wilson ha dedicado su carrera al diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardíacas, realizando cateterismos y respondiendo emergencias en Parkview Health. Nunca imaginó convertirse en paciente de la misma afección que combate diariamente. “Hago cateterismos todos los días a personas que tienen exactamente lo mismo que yo tuve”, relató en el video. También reconoció: “Jamás pensé que, algún día, sería yo quien estuviera del otro lado de la camilla”.
Si bien las declaraciones fueron en 2018, el tema volvió a la escena a partir de datos disponibles para 2025 que indican que, a nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares (ECV), que incluyen infartos y accidentes cerebrovasculares, continúan siendo la principal causa de muerte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, según datos de Our World in Data, las tasas de mortalidad ajustadas por edad han mostrado una tendencia a la baja en las últimas décadas, gracias a avances en prevención, diagnóstico y tratamiento.
Rutina saludable y una señal inesperada
Wilson se encontraba de vacaciones con su esposa y decidió acompañarla al gimnasio, donde solo realizó ejercicio suave en la escaladora. Al finalizar, apareció el primer síntoma: una presión incómoda y opresiva en el pecho, muy distinta al dolor agudo clásico asociado al infarto.
Según detalló, durante los primeros segundos intentó convencerse de que no podía estarle sucediendo: “Soy cardiólogo. Y esto no les pasa a los cardiólogos”.
En su testimonio, Wilson describió con detalle ese momento de incertidumbre: la mente le jugaba una contradicción entre la lógica médica y el deseo de minimizar el malestar. “Hay una negación inicial, porque uno no espera verse en esa situación”, explicó. Sin embargo, la realidad pronto se impuso frente a los síntomas. “Uno siempre piensa que le puede pasar al paciente de al lado, al vecino, pero nunca a uno mismo”, afirmó.
El síntoma desconocido que marcó la diferencia
Poco después, sintió una urgencia repentina de ir al baño, un síntoma inesperado. Wilson explicó en Parkview Health que “es muy común que cuando alguien está sufriendo un infarto, deba acudir al baño con urgencia”. Y agregó: “Es parte de la reacción fisiológica que se activa con un infarto”.
Esta señal, poco conocida por la población, fue decisiva para que tomara conciencia de la gravedad de la situación dentro del baño del gimnasio. “En ese momento me di cuenta que algo realmente serio estaba ocurriendo — relató Wilson—. No era el síntoma clásico, pero el cuerpo me estaba enviando una alarma que no debía haber ignorado”.
La descripción de este síntoma poco convencional resulta relevante, ya que muchas personas buscan únicamente dolor en el pecho como señal de alarma y suelen ignorar otras manifestaciones menos evidentes. “Lo que diferencia este cuadro es la suma de pequeños signos y cómo se van sumando hasta volverse indiscutibles”, mencionó.
Además, advirtió: “Prestar atención a todos los mensajes del cuerpo puede marcar la diferencia”.
Consciente del peligro, Wilson rápidamente informó a su esposa y pidieron asistencia médica. El personal de la clínica se sorprendió al recibir a un colega en situación de emergencia. “No soy probablemente la persona que esperarían que tuviera un infarto”, señaló el cardiólogo.
El tratamiento inmediato permitió la colocación de un stent y una recuperación favorable. Wilson pasó la noche en observación y, apenas pudo, enfatizó la importancia de reconocer y actuar rápidamente ante síntomas sospechosos, aunque no sean los clásicos. “La clave es pedir ayuda enseguida y no esperar a que los síntomas se agraven”, subrayó.
Un mensaje sobre la prevención
El caso de Wilson demuestra que los infartos no distinguen profesión ni estado físico. El propio cardiólogo insistió en la importancia de no subestimar señales inusuales, aunque la tendencia inicial sea negarlas.
Asimismo, destacó la urgencia de consultar ante una combinación atípica de síntomas, como presión en el pecho, sudoración intensa o una súbita necesidad de ir al baño.
“Puede resultar difícil de aceptar, pero escuchar al cuerpo y reconocer el riesgo es fundamental. Si hubiese dudado algunos minutos más, el desenlace habría sido diferente”, advirtió.
Desde su recuperación, William Wilson participa en campañas educativas promovidas por Parkview Health para informar sobre los síntomas del infarto y el valor de actuar con rapidez.
Además, fomenta el diálogo entre médicos y pacientes para identificar riesgos cardiovasculares, aunque no haya antecedentes evidentes. Su experiencia sirve de advertencia: no minimizar síntomas inesperados puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.