De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), la enfermedad celíaca es un trastorno digestivo y autoinmunitario crónico que causa daño en el intestino delgado. El cuadro se caracteriza por la intolerancia crónica al gluten, que es una proteína que puede estar presente -de manera natural o por contaminación- en las harinas de trigo, avena, cebada y centeno.
Los expertos del NIH señalan que, para detectar la patología, los médicos recopilan información sobre la historia clínica y los antecedentes familiares del paciente, realizan un examen físico y analizan los resultados de diversas pruebas médicas. El diagnóstico definitivo se confirma mediante análisis de sangre y biopsias.
En ese sentido, recientemente, un estudio científico planteó una alternativa al describir un análisis de sangre capaz de detectar la celiaquía incluso en ausencia de gluten en la dieta.
Una de las novedades de este análisis radica en su capacidad para identificar una reacción inmunitaria concreta, mediada por células que reconocen el gluten, sin exponer al paciente a la proteína que desencadena sus síntomas, de acuerdo a los científicos a cargo del trabajo, que fue publicado en la revista Gastroenterology.
Los autores plantearon que muchos casos de celiaquía permanecen sin diagnosticar o se detectan demasiado tarde.
Así funciona el método: pruebas, participantes y primeras conclusiones
El estudio realizado en Australia evaluó un análisis de sangre innovador capaz de diagnosticar la enfermedad celíaca en personas que llevan una dieta sin gluten. El equipo liderado por el profesor asociado Jason Tye-Din reclutó a 181 participantes en el Hospital Real de Melbourne, entre ellos personas con celiaquía activa y en remisión, individuos con sensibilidad al gluten no celíaca y sujetos sanos. El procedimiento consistió en mezclar muestras de sangre de los voluntarios con péptidos de gluten y medir la liberación de interleucina 2 (IL-2), un marcador inmunitario asociado a la activación de linfocitos T específicos frente al gluten.
Según Olivia Moscatelli, autora principal del artículo, la prueba demostró una “sensibilidad de hasta el 90% y una especificidad del 97%, incluso en pacientes que seguían una dieta estricta sin gluten”. Los investigadores destacaron que el método se basa en el mecanismo inmunológico característico de la celiaquía y que, al prescindir de semanas de exposición alimentaria, representa un alivio importante para los potenciales pacientes. El estudio también señaló que el análisis de sangre requirió sólo pequeñas cantidades de muestra y sus resultados fueron comparables en exactitud a métodos avanzados previamente utilizados en investigación pero de menor aplicabilidad clínica.
Diversos especialistas valoraron de manera positiva los hallazgos del estudio. El profesor Peter Gibson, de la Universidad de Monash, resaltó en The Guardian el rigor científico y la amplitud del grupo estudiado, lo que, a su juicio, proporcionó “resultados muy impresionantes”. Gibson calificó la técnica como “muy simple” desde el punto de vista técnico y opinó que podría implementarse a futuro en laboratorios clínicos convencionales, ya que se trata de un avance “verdaderamente importante en el diagnóstico de la enfermedad celíaca, al menos en circunstancias clínicamente inciertas”.
No obstante, los expertos también llamaron a la cautela. Vincent Ho, gastroenterólogo de la Universidad de Western Sydney, insistió en la necesidad de validar el método en otros escenarios y compararlo económicamente con pruebas actuales antes de generalizar su uso clínico. Ho subrayó: “La prueba es muy nueva y necesita ser validada en otros laboratorios y ser rentable en comparación con las pruebas actuales antes de que pueda usarse en la práctica clínica”. Además, indicó que factores como el tamaño reducido de la muestra, la falta de inclusión de niños y pacientes inmunosuprimidos y la naturaleza experimental del procedimiento requieren más estudios para confirmar los resultados observados en este primer trabajo.
Tanto el equipo científico como los expertos externos coinciden en la relevancia de estos avances y en su potencial para cambiar el abordaje diagnóstico de la celiaquía, aunque insisten en la necesidad de continuar investigando antes de su uso clínico extendido.
El trabajo de los equipos australianos abrió un nuevo horizonte en la investigación diagnóstica de la celiaquía, marcando un posible cambio de paradigma en los protocolos médicos y en la experiencia de quienes buscan un diagnóstico preciso sin el temor a poner en riesgo su bienestar durante el proceso.
“Es probable que haya millones de personas en todo el mundo que viven con enfermedad celíaca no diagnosticada simplemente porque el camino hacia el diagnóstico es difícil y, a veces, debilitante”, declaró el profesor asociado Jason Tye-Din, jefe del Laboratorio de Investigación Celíaca en el Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall.
Los investigadores implicados identifican la exposición al gluten previa al diagnóstico como “uno de los mayores obstáculos en las prácticas de diagnóstico actuales”.
“El diagnóstico actual de la enfermedad celíaca (EC) es impreciso en pacientes que siguen una dieta sin gluten (DLG). Los diagnósticos basados en sangre dirigidos a linfocitos T específicos del gluten, como los ensayos de tetrámeros, son altamente sensibles y específicos, pero poco prácticos para el uso clínico», escribieron en el estudio.