
La promesa de una transformación física rápida impulsada por la avalancha de dietas milagrosas y productos para adelgazar difundidos en redes sociales y medios puede resultar perjudicial para la salud.
Aunque perder peso de manera acelerada parece una solución atractiva, especialistas citados por Eatingwell y Harvard Health advierten sobre diversos efectos secundarios negativos en la salud física y mental, que incluyen desde pérdida de masa muscular hasta deterioro emocional y riesgo de recuperar kilos en la balanza.
Daños en la masa muscular y en el metabolismo
Uno de los primeros efectos de adelgazar con rapidez es la disminución del músculo y los líquidos corporales, más que de la grasa acumulada. La dietista Melissa Mitri explicó a EatingWell que una pérdida de peso demasiado veloz suele reflejarse en menor masa muscular y deshidratación, en lugar de una verdadera quema de grasa.
Esta disminución compromete la fuerza, el equilibrio y funciones vitales como la capacidad cardíaca y pulmonar, además de intervenir en el metabolismo de la glucosa y en la estabilidad del azúcar en sangre. Por ello, los especialistas recomiendan una reducción gradual, incorporando entrenamiento de fuerza para preservar la musculatura y mantener la salud general.

El proceso rápido de adelgazamiento altera el metabolismo, elevando la probabilidad de recuperar el peso perdido e incluso aumentar más.
Johna Burdeos, experta en nutrición, afirmó en Eatingwell que el cuerpo reacciona ante la drástica restricción calórica activando un “modo de supervivencia”, lo cual ralentiza el metabolismo y favorece el almacenamiento de calorías.
Al finalizar la dieta y aumentar la ingesta calórica, el metabolismo sigue lento, facilitando la acumulación de grasa. Este ciclo, conocido como efecto yo-yo, obstaculiza el mantenimiento de un peso saludable y, según Harvard Health, aumenta el riesgo de fluctuaciones de peso dañinas.
Déficit nutricional y riesgos para la salud general
Las dietas extremas provocan un déficit de nutrientes esenciales; al reducir severamente la cantidad de calorías, resulta difícil cubrir los requerimientos nutricionales. Las consecuencias incluyen caída del cabello, palidez, anemia, fatiga y debilidad ósea. Para prevenir estos problemas, los expertos recomiendan una dieta variada y equilibrada que incluya alimentos de origen vegetal y nutrientes clave.
Lisa Andrews, dietista registrada, advirtió en Eatingwell que “perder peso demasiado rápido puede aumentar el riesgo de cálculos biliares”, pues la rápida reducción estimula la liberación de colesterol en la bilis y favorece la formación de depósitos en la vesícula biliar.

Los síntomas abarcan dolor, vómitos, indigestión y fiebre. El riesgo aumenta en dietas muy bajas en calorías y con fluctuaciones repetidas de peso. Por ello, se recomienda una pérdida de peso constante y moderada, de 0,5 a 1 kilogramo por semana.
Fatiga, impacto mental y vida social deteriorada
La disminución de energía y la fatiga también suelen acompañar las dietas restrictivas. Colleen Christensen, consejera certificada en alimentación intuitiva, explicó a Eatingwell que la restricción calórica severa deja al cuerpo sin suficiente energía, lo que provoca cansancio, letargo y menor rendimiento físico.
En personas activas, la falta de calorías afecta negativamente tanto los entrenamientos como la concentración. Además, el bajo consumo de carbohidratos, imprescindible para el cerebro, puede causar confusión mental y dificultar el pensamiento claro.

La salud mental y la vida social tampoco quedan fuera de riesgos. Maddie Alfiero, dietista registrada, indicó a Eatingwell que quienes persiguen una pérdida de peso acelerada pueden experimentar aislamiento social y ansiedad por la comida.
La presión sobre el peso, el miedo a la grasa corporal y la obsesión por la báscula deterioran la relación con los alimentos y el propio cuerpo, aumentando la probabilidad de trastornos alimentarios.
En tanto, evitar actividades sociales para no romper la dieta incrementa la sensación de soledad.
Recomendaciones de los expertos
Frente a estos riesgos, los especialistas consultados por Eatingwell y Harvard Health insisten en la importancia de adoptar un enfoque gradual y sostenible para perder peso. Recomiendan priorizar cambios de hábitos mantenibles, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y asesoramiento profesional.

Además, otros factores como el sueño, el estrés, la medicación, las enfermedades y la genética influyen en el peso, lo que demuestra que no existe una única solución ni inmediata.
Los especialistas recuerdan que el peso ideal no es una cifra a elección, del mismo modo que no se puede elegir la altura o la talla de zapato. Más allá del número en la balanza, el objetivo fundamental debe ser alcanzar un bienestar físico y emocional que permita disfrutar una vida saludable y plena.