El consumo diario de refrescos dietéticos con edulcorantes artificiales como aspartamo y sucralosa genera debate sobre sus efectos en la salud cerebral (Imagen Ilustrativa Infobae)

El consumo diario de gaseosas dietéticas ha ganado popularidad atendiendo a quienes buscan una alternativa sin calorías y sin azúcar a las bebidas tradicionales. Sin embargo, la ciencia está poniendo bajo la lupa sus efectos a largo plazo, especialmente en la salud cerebral, debido a la presencia de edulcorantes artificiales como el aspartamo, la sucralosa, el acesulfame K y la sacarina.

Aunque estas sustancias han sido aprobadas por organismos reguladores y suelen considerarse seguras dentro de los límites establecidos, recientes investigaciones abren interrogantes sobre su incidencia en procesos neurológicos, antojos y bienestar integral.

Efectos del aspartamo y otros edulcorantes artificiales en la salud cerebral

Según un estudio relevante publicado en Neurology en septiembre de 2025, el aspartamo es uno de los edulcorantes artificiales más empleados en refrescos dietéticos. Según la opinión de especialistas, su metabolismo genera subproductos como la fenilalanina, el ácido aspártico y el metanol. De estos, la fenilalanina puede modificar el equilibrio de los neurotransmisores cerebrales, sobre todo si su ingesta es persistente y elevada.

Uno de los efectos que el consumo diario de refrescos dietéticos puede tener en el cerebro está relacionado con el metabolismo del aspartamo”, sostiene el neurólogo Luke Barr.

Y agregó: “El aspartamo se descompone en fenilalanina, ácido aspártico y metanol, y la fenilalanina, en particular, puede alterar el equilibrio de los neurotransmisores en el cerebro cuando se consume en grandes cantidades. Esta alteración puede afectar la regulación del estado de ánimo y la claridad cognitiva, especialmente en personas sensibles a ella”.

Los neurotransmisores cumplen funciones clave en la comunicación entre células nerviosas y regulan aspectos como el estado de ánimo, la concentración y los ciclos de sueño. Alterar este balance podría, a largo plazo, impactar la claridad cognitiva y la regulación emocional. Si bien la cantidad de fenilalanina que contiene una lata de refresco suele ser baja para la mayoría de las personas, el consumo diario y prolongado podría sumar un efecto acumulativo.

“Los edulcorantes artificiales se consideran seguros cuando se usan dentro de los límites recomendados, pero nuevas investigaciones sugieren que pueden influir en la salud cerebral con el tiempo”, enfatiza Jamie Lee McIntyre, nutricionista registrada.

Asimismo, hace referencia a estudios en los que se ha encontrado “una mayor tasa de deterioro cognitivo durante un periodo de ocho años” en quienes consumen frecuentemente edulcorantes bajos en calorías. Sin embargo, advierte que “los estudios observacionales no pueden probar una relación de causa y efecto”.

Relación entre refrescos dietéticos, dolores de cabeza y migrañas

El aspartamo presente en refrescos dietéticos se vincula en algunos estudios con un aumento de dolores de cabeza y migrañas en personas sensibles (Crédito: Freepik)

Según un artículo de National Geographic, publicado en agosto de 2025, otra inquietud frecuente gira en torno a los dolores de cabeza. Barr señala: “El consumo frecuente de aspartamo se ha relacionado en algunos estudios con un mayor riesgo de dolores de cabeza y migrañas”.

En tanto, Barr añade: “El mecanismo no se comprende del todo, pero se cree que el efecto del aspartamo en los neurotransmisores y la regulación vascular del cerebro puede desencadenar estos episodios en ciertas personas”.

Individuos con particular sensibilidad a los componentes del aspartamo pueden ser más susceptibles a este tipo de trastornos, aunque no todos los consumidores los experimentan. La observación de esta posible conexión lleva a algunos expertos a recomendar precaución en quienes ya sufren dolores de cabeza recurrentes.

Influencia en los antojos, la regulación del apetito y el eje intestino-cerebro

Investigaciones sugieren que los refrescos dietéticos pueden alterar la regulación del apetito y los antojos debido a la desconexión entre dulzor y calorías (Freepik)

Mayo Clinic enfatiza en que la relación entre gaseosas dietéticas y apetito ha generado debate. “Un posible impacto de los refrescos dietéticos en el cerebro es su efecto en la regulación del apetito; algunos estudios sugieren que los edulcorantes artificiales como el aspartamo o la sucralosa pueden alterar la capacidad del cerebro para relacionar el dulzor con las calorías, lo que podría influir en los antojos y las señales de hambre”, destaca McIntyre.

El cerebro espera energía al percibir algo dulce; si recibe dulzor sin calorías, esta respuesta aprendida se altera, lo que podría modificar los patrones de hambre. No obstante, McIntyre matiza que “no todos los datos respaldan la idea de que comer dulces provoque una mayor afición por ellos”, y cita revisiones que demuestran que “la exposición a corto plazo al dulzor suele reducir el deseo de consumirlo”, mientras que la exposición a largo plazo tiene poco efecto consistente.

La conexión entre el intestino y el cerebro, denominada eje intestino-cerebro, es clave en esta interacción. Whitney Stuart, especialista en nutrición, destaca: “Los edulcorantes artificiales podrían influir en la microbiota intestinal y, dado que el intestino está estrechamente ligado al cerebro, esto podría afectar al estado de ánimo y a la función cognitiva”.

Este campo está en expansión, y cada vez se consolida más la idea de que lo que ocurre en el aparato digestivo también puede repercutir en el bienestar mental.

Diferencias entre edulcorantes artificiales y su impacto en el cerebro

No todos los edulcorantes artificiales presentan el mismo comportamiento en el organismo. Los refrescos dietéticos suelen contener aspartamo, mientras que los que no tienen azúcar combinan sustancias como el acesulfame de potasio (Ace-K).

En ese sentido, Barr indica: “Otros edulcorantes artificiales, como la sucralosa o la sacarina, también se han estudiado por sus efectos en el cerebro. Si bien sus vías metabólicas difieren de las del aspartamo, algunas investigaciones sugieren que pueden alterar la microbiota intestinal, lo que a su vez afecta al eje intestino-cerebro. Esto significa que podrían influir indirectamente en el estado de ánimo, la memoria e incluso la regulación del estrés, aunque la evidencia aún se está desarrollando”.

Por su parte, algunos estudios recientes muestran que ciertos edulcorantes, como la sucralosa y el Ace-K, “no provocan cambios importantes en el entorno microbiano” porque no se metabolizan significativamente en el intestino, lo que evidencia la diversidad de efectos entre estos compuestos.

Stuart concluye desde la perspectiva científica que, a pesar de las diferencias entre los edulcorantes, “la investigación general apunta a una posible relación entre un mayor consumo de edulcorantes artificiales y un deterioro cognitivo más rápido, déficits de memoria y signos de neuroinflamación”.

Alternativas de bebidas que favorecen la salud cerebral

Expertos recomiendan moderación en el consumo de refrescos dietéticos y sugieren alternativas como agua, té verde y batidos de frutos rojos para proteger la salud cerebral (Freepik)

Un articulo reciente de EatingWell, explica que buscar alternativas es una estrategia recomendada para quienes desean cuidar su salud cerebral.

El agua, simple o infusionada con limón, menta o pepino, aporta hidratación sin aditivos. El té verde, con su combinación de cafeína y L-teanina, ofrece un estímulo suave y antioxidantes protectores. Los batidos de frutos rojos constituyen otra opción rica en flavonoides, compuestos vinculados con una mejor memoria y capacidad de aprendizaje. La leche dorada, elaborada con cúrcuma y leche, combina factores antiinflamatorios y nutrientes esenciales.

Además, existen refrescos con edulcorantes de origen natural, como la estevia, que pueden funcionar como alternativa ocasional.

Postura de los expertos y recomendaciones

Las voces de los especialistas son claras respecto a la frecuencia y cantidad del consumo. “De forma ocasional, probablemente no cause daños significativos a la mayoría de las personas, pero un hábito diario a largo plazo podría tener efectos acumulativos, especialmente en quienes tienen predisposición a dolores de cabeza, trastornos del estado de ánimo o son muy sensibles a los aditivos artificiales”, advierte Barr.

Y agregó: “El equilibrio y la moderación siguen siendo clave para la salud cerebral, y siempre es importante recordar que la hidratación mediante el agua y una dieta rica en nutrientes son los mejores protectores de la función cognitiva a largo plazo”.

Por su parte, McIntyre sostiene: “Si bien sustituir los refrescos dietéticos por agua u otras bebidas sin azúcar suele ser mejor para la salud en general, disfrutarlos de vez en cuando como parte de una dieta equilibrada es perfectamente razonable”.

Así, mientras la ciencia continúa explorando estas conexiones, la recomendación de los expertos es sencilla: moderación, variedad y preferencia por la hidratación natural y los alimentos ricos en nutrientes para apoyar la salud cerebral y general.