El experimento, realizado con 41 adultos sanos, midió la duración de la comida, el número de masticaciones y bocados, y el ritmo de masticación con tecnología especializada - (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Quién no pensó alguna vez en comer rápido para ganar tiempo? ¿Es más veloz sentarse o masticar algo mientras se camina? ¿Influye si el plato está caliente, frío o si viene listo para abrir e ingerir?

Un estudio reciente en Japón sugiere que la clave no está en el apuro, sino en lo que se elige comer. Sin embargo, las diferencias, aunque sean casi imperceptibles, podrían ser decisivas para la salud.

Dicho de otro modo, es el tipo de comida, y no el orden de los alimentos, determina cuánto tiempo dedicamos a comer y cuántas veces masticamos cada bocado.

Esta es la principal conclusión de un estudio experimental realizado por investigadores del Departamento de Nutrición Clínica de la Universidad de Salud Fujita, en Japón, cuyos resultados fueron publicados en la revista Nutrients.

El tiempo dedicado a cada comida y la forma en que se ingiere pueden influir en la regulación del peso corporal, según hallazgos recientes
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Tipo de comida y orden de los alimentos bajo la lupa

Del estudio, participaron 41 adultos sanos —18 hombres y 23 mujeres, con una edad promedio de 41,1 años—, todos empleados o estudiantes de la universidad. El objetivo era analizar cómo el tipo de comida y el orden de los alimentos afectan la duración de la comida, el número de masticaciones, el ritmo de masticación y la cantidad de bocados.

Para ello, los investigadores diseñaron un experimento en el que cada participante debía consumir tres comidas diferentes, separadas por intervalos de cuatro semanas.

En la primera sesión, los voluntarios comieron una porción de pizza (304 kcal), un alimento ultraprocesado y representativo del fast food, que se consume con las manos.

En las siguientes dos sesiones, los participantes comieron un bento japonés compuesto por hamburguesa, arroz y brócoli (301 kcal), pero variando el orden de los alimentos: en una ocasión debían comer primero las verduras (brócoli) y en la otra, al final. Esta preparación se consumía con palillos, siguiendo la costumbre japonesa.

Consumir platos menos procesados y utilizar utensilios como palillos prolonga el tiempo de ingesta y aumenta el número de masticaciones, según la Universidad de Salud Fujita - (Imagen ilustrativa Infobae)

Durante cada comida, se midieron de forma precisa la duración total (en segundos), el número de masticaciones, el ritmo de masticación (chewing tempo) y la cantidad de bocados, utilizando un dispositivo especializado (bitescanTM) y grabaciones en video para verificar los datos.

Además, se recogieron datos sobre el estado nutricional, la fuerza de prensión manual y los hábitos alimentarios de los participantes mediante cuestionarios validados.

Comida tradicional: más tiempo y masticación

Los resultados mostraron diferencias claras entre el consumo de pizza y el de bento, independientemente del orden en que se comieran los alimentos.

El tiempo dedicado a comer la pizza fue significativamente menor que el invertido en consumir el bento, tanto si las verduras se comían al principio como al final.

En promedio, la diferencia en la duración de la comida entre la pizza y el bento (verduras primero) fue de 182 segundos menos para la pizza, y de 216 segundos menos cuando las verduras se comían al final.

La pizza, como alimento ultraprocesado y consumido con las manos, se ingiere más rápido y con menos masticaciones que el bento tradicional japonés - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El número de masticaciones también fue inferior en la pizza, con entre 328 y 375 menos en comparación con el bento, sin que el orden de los alimentos alterara este resultado. El ritmo de masticación, medido en movimientos por minuto, fue ligeramente menor con la pizza que con el bento, aunque la diferencia fue menos marcada que en los otros parámetros.

En cuanto al número de bocados, no se observaron diferencias significativas entre los distintos tipos de comida ni según el orden de los alimentos. Esto sugiere que el tipo de comida afecta principalmente la duración y la intensidad de la masticación, pero no la cantidad de veces que se lleva el alimento a la boca.

“El tipo de comida afectó la duración de la comida, el número de masticaciones y el ritmo de masticación, independientemente del orden de los alimentos”, advierte el estudio. Al tiempo que los autores concluyen que “para comer más despacio, es importante prestar atención al tipo de comida”.

Sexo y edad: factores asociados a la duración de la comida

El análisis de los datos permitió identificar algunas diferencias adicionales según el sexo y la edad de los participantes.

Los alimentos ultraprocesados tienden a consumirse más rápido y con menos masticaciones, un patrón vinculado al riesgo de sobrepeso
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Los hombres presentaron valores de índice de masa corporal (IMC), porcentaje de grasa corporal, índice de masa muscular y fuerza de prensión manual superiores a los de las mujeres. Sin embargo, la ingesta calórica real y la composición de la dieta no variaron significativamente entre ambos grupos.

En el análisis multivariante, la duración de la comida se asoció positivamente con el número de masticaciones y bocados, y con el tipo de comida (bento frente a pizza). Por el contrario, la edad y el sexo mostraron una asociación negativa: a mayor edad y en hombres, la duración de la comida tendía a ser menor. El IMC no se relacionó con la duración de la comida en ninguno de los modelos analizados.

Estos resultados sugieren que, aunque factores individuales como la edad y el sexo influyen en los hábitos alimentarios, la elección del tipo de comida tiene un peso determinante en el tiempo dedicado a comer y en la cantidad de masticaciones, aspectos que se vincularon con la prevención de la obesidad.

Los resultados y su impacto en la prevención de la obesidad

La obesidad se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer, y su prevención es una prioridad en salud pública. En este contexto, comer despacio se relacionó con una menor ingesta de alimentos y un menor riesgo de obesidad, pero hasta ahora no estaba claro cómo lograr que las personas coman más lentamente.

Comer despacio, favorecido por alimentos menos procesados y utensilios, se asocia a una menor ingesta y a la prevención de la obesidad - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio de la Universidad de Salud Fujita aporta evidencia sobre cómo la selección del tipo de comida puede ser una estrategia eficaz ante esta condición. En este sentido, los alimentos menos procesados, servidos en porciones individuales y consumidos con utensilios como los palillos, favorecen una mayor duración de la comida y un mayor número de masticaciones.

Por el contrario, el fast food, que suele comerse con las manos y en piezas grandes, se asocia a comidas más rápidas y menos masticadas. Los autores del estudio recomiendan prestar atención al tipo de comida como una medida práctica para prolongar el tiempo de las comidas y, potencialmente, reducir el riesgo de obesidad.

En cuanto al orden de los alimentos, aunque comer verduras primero se relacionó con un mejor control glucémico en personas con diabetes, este estudio no encontró que el orden afecte la duración de la comida ni el número de masticaciones.

Por tanto, para quienes buscan comer más despacio, la clave está en el tipo de comida y no en el orden de los alimentos.

De todas maneras, vale destacar que el estudio no abordó cómo la duración de la comida influye en la salud a largo plazo, por lo que se requieren estudios prospectivos para determinar el impacto real de comer más despacio en la prevención de la obesidad y otras enfermedades.