El doctor Ezequiel Surace, bioquímico y doctor en biología molecular del Fleni, trazó una línea muy clara respecto del eterno debate entre naturaleza y crianza: “Nada está completamente determinado por la genética, el ambiente y la experiencia pueden modificar quiénes somos”.
En Infobae en Vivo de 9 a 12, en diálogo con Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Lucía Crivelli, el doctor en biología molecular profundizó sobre los avances científicos que permiten entender de qué modo el entorno y la biografía particular de cada persona pueden alterar, incluso químicamente, la estructura genética que heredamos.
Surace ahondó en el impacto de la genética y el ambiente, y cómo cada persona es el resultado de una compleja interacción entre ambas dimensiones. También participó de la conversación Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni y doctora en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada, quien hoy acompañó al resto de periodistas en la conducción de Infobae en Vivo.
Qué es la epigenética
A lo largo de la charla, Surace, en tono pedagógico, desmontó el “reduccionismo biológico” y la tendencia recurrente a justificar con los genes comportamientos, aptitudes y hasta problemas de salud: “Siempre se pensaba que todo se podía explicar por la biología. Hay una carga genética importante, pero también existen vivencias y circunstancias que complementan lo que nos es dado al nacer. Ese es el terreno de la epigenética, y por eso debemos abandonar la idea de que por nacer de tal o cual manera nuestro destino está sellado”.
Cuando fue consultado sobre la conocida inquietud respecto a por qué dos hermanos pueden ser tan diferentes a pesar de compartir la misma familia, Surace fue categórico: “Todos los seres humanos tenemos los mismos genes, lo que varía es la secuencia de nucleótidos, es decir, la gran diversidad que existe dentro del genoma. Entre hermanos biológicos, el 50% del genoma se comparte. Solo los gemelos monocigóticos o idénticos son 100% idénticos genéticamente. Sin embargo, el ambiente y la experiencia de vida influyen desde el primer momento y pueden variar mucho, generando personas claramente distintas”.
Surace ilustró la interacción entre gen y entorno con el concepto de “escalas”: “Existen características que están casi exclusivamente influenciadas por la genética. Pero la mayoría de los rasgos, los cotidianos, son multifactoriales, es decir, hay una combinación”.
Sobre la misma línea, Surace añadió: “La secuencia del ADN no cambia, pero sí puede modularse el mensaje que porta. A nivel molecular, eso se estudia dentro de la epigenética, que se ocupa de los mecanismos que regulan la expresión genética a partir de modificaciones químicas inducidas por el ambiente y la experiencia. Esos cambios se dan en el ADN y en las proteínas asociadas, lo que explica que incluso gemelos idénticos puedan diferenciarse debido a sus vivencias particulares”.
Al recordar el impacto mediático de la primera publicación de la secuencia completa del genoma humano, Surace expresó: “Fue todo un hito, pero también generó una creencia peligrosa: la idea de que todo está en los genes. Recuerdo anuncios en la Casa Blanca, como el de Bill Clinton junto a Craig Venter, que inauguraron una era de fascinación, pero también de simplificaciones. La investigación científica posterior demostró que si bien hay una parte del destino escrita, la mayoría de las características, sobre todo el comportamiento, la salud mental y las decisiones importantes, son multifactoriales”.
La doctora Lucía Crivelli, desde el rol de entrevistadora, aportó una pregunta fundamental: “¿Por qué, si se tienen los mismos genes, existen tantas diferencias entre hermanos?”. Surace fue claro: “Es falso que una persona tenga o no tenga tal o cual gen. Todos tenemos los mismos genes, lo que cambia es cómo cada uno está secuenciado y sobre ese fondo la experiencia vital deja sus marcas. No es correcto concluir que un gen determina por sí solo una conducta, una enfermedad o un destino”.
El doctor dio ejemplos concretos sobre enfermedades neurodegenerativas: “En el caso del Alzheimer, existe una versión netamente genética, en la que ciertas variantes en genes particulares dan el 100% de probabilidad de desarrollar la enfermedad: son los casos que se conocen como mendelianos. Ahí sí, la genética es determinante. Pero eso representa menos del 1% de todos los casos. La gran mayoría, más del 95%, son multifactoriales: hay predisposición genética, pero también factores ambientales. Es en el ambiente donde más se puede hacer para prevenir, aliviar o posponer la enfermedad, mediante estímulos, hábitos y la construcción de lo que se llama reserva cognitiva”.
“El descubrimiento y la validez de la epigenética permiten el diálogo entre disciplinas y nos muestran que no todo está determinado genéticamente, pero tampoco todo es totalmente flexible. Hay una interacción constante, que además se puede medir, regular y trabajar. Saber que podemos modificarnos a nosotros mismos, sin perder la identidad familiar, es una noticia alentadora para la humanidad”, resumió una de las panelistas del programa.
Durante la conversación en Infobae en Vivo, se destacó el impacto de los llamados “cisnes negros” de la experiencia, esos acontecimientos inesperados capaces de modificar por completo la trayectoria vital. En particular, se citó una nota de Infobae que alertaba sobre el modo en que la pandemia aceleró el envejecimiento cerebral incluso en personas que no habían sido infectadas por el virus.
Surace respondió con claridad sobre lo multifactorial de los efectos vinculados al COVID-19. “Fijate que la pandemia tuvo distintas interpretaciones, con mucha gente preguntando si eran las vacunas, si era el virus, e incluso aparecieron teorías conspirativas sobre la relación entre las vacunas y el envejecimiento prematuro. La realidad es que a lo largo de la vida estamos expuestos a infinidad de virus; lo que realmente marcó una diferencia, en este caso, fue la situación global del aislamiento, el miedo, el contexto de incertidumbre. Ese ambiente extremo es el que dejó huellas evidentes”, explicó el doctor.
La conversación puso el foco en los efectos del aislamiento social y el impacto psicológico del miedo a la muerte propia o de seres queridos. Según Surace y Crivelli, en Argentina se publicaron diversos estudios sobre las consecuencias de la pandemia, tanto en adultos mayores como en jóvenes, destacando que las mujeres jóvenes constituyeron uno de los grupos más afectados.
La entrevista concluyó con una invitación a pensar la genética y la identidad como una construcción constante, abierta a ser modelada a lo largo de toda la vida. “Ya no podemos decir ‘está en mis genes, no puedo hacer nada’. Incluso en lo biológico, hay campo para la acción y la esperanza”, cerró Surace frente a las preguntas finales del equipo de Infobae en Vivo en el programa de la mañana.
La entrevista completa sobre epigenética y toma de decisiones
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• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
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