El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes que existe un vínculo entre el consumo de Tylenol durante el embarazo y el desarrollo de autismo en los niños. Se trata de un popular analgésico de venta libre que contiene paracetamol.
Al mismo tiempo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) inició hoy el proceso para modificar la etiqueta del acetaminofén -otro nombre del paracetamol- (Tylenol y productos similares) a fin de reflejar la evidencia que sugiere que su uso en mujeres embarazadas podría estar asociado con un mayor riesgo de afecciones neurológicas como el autismo y el TDAH en niños. La agencia también emitió una carta de alerta a los médicos de todo el país.
Infobae consultó a expertos y analizó evidencia científica sobre este planteo.
Según Cleveland Clinic, “ha habido cierta confusión en torno a la seguridad del uso de acetaminofeno (comúnmente conocido como Tylenol o paracetamol) durante el embarazo, y muchas personas tienen miedo de usar Tylenol durante el primer trimestre. Si bien estudios anteriores sugirieron que tomar el medicamento con demasiada frecuencia durante el embarazo podría aumentar los riesgos de que su futuro hijo desarrolle autismo o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un estudio reciente de 2024 descubrió que tomar acetaminofén durante el embarazo no aumenta el riesgo de que su hijo sufra estos trastornos del desarrollo neurológico».
En ese sentido, un extenso estudio epidemiológico liderado por el Instituto Karolinska en colaboración con la Universidad Drexel de Filadelfia, publicado en JAMA, analizó los datos de 2,4 millones de niños nacidos en Suecia entre 1995 y 2019. Los investigadores identificaron a cerca de 186.000 niños cuyas madres recibieron tratamiento con paracetamol durante el embarazo y compararon sus resultados con los de sus propios hermanos no expuestos al medicamento en el útero. El seguimiento, que se extendió hasta 26 años, permitió observar la prevalencia de autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y discapacidad intelectual en la población estudiada.
Aunque los datos iniciales mostraron un leve aumento en la prevalencia de estos trastornos en la población general, el análisis intra-familiar no reveló diferencias significativas entre los hermanos expuestos y no expuestos al paracetamol durante la gestación. “No observamos ningún aumento del riesgo de TDAH, autismo o discapacidad intelectual en los niños que pudiera atribuirse al uso de paracetamol durante el embarazo”, afirmó Renée Gardner, profesora asociada de epidemiología e investigadora del Departamento de Salud Pública Global del Instituto Karolinska, en declaraciones recogidas por el propio instituto.
El diseño del estudio, que empleó la comparación entre hermanos, permitió a los científicos controlar variables familiares que podrían distorsionar los resultados. Brian Lee, profesor asociado de la Universidad Drexel y miembro del Instituto de Autismo AJ Drexel de Filadelfia, explicó que “los usuarios de paracetamol difieren de quienes no lo usan en varios aspectos. Estas diferencias son difíciles de captar con métodos estadísticos estándar. Al comparar a hermanos, podemos controlar factores familiares importantes”, según declaraciones recogidas por el Instituto Karolinska.
La investigación, financiada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), se suma a un cuerpo de estudios previos que han intentado esclarecer la relación entre el uso de paracetamol en el embarazo y el riesgo de trastornos del neurodesarrollo. En 2021, un grupo internacional de investigadores, incluidos varios suecos, publicó en Nature Reviews Endocrinology una advertencia sobre la posible asociación entre el consumo de paracetamol durante la gestación y un mayor riesgo de autismo, TDAH y discapacidad intelectual. No obstante, el estudio del Instituto Karolinska representa el mayor análisis epidemiológico realizado hasta la fecha y no encontró evidencia de tal vínculo.
A pesar de estos resultados, los autores del estudio subrayan la importancia de consultar siempre con un profesional de la salud antes de tomar cualquier decisión sobre el uso de medicamentos durante el embarazo. “Esperamos que nuestros hallazgos tranquilicen a los futuros padres que se enfrentan a la decisión de usar o no paracetamol durante el embarazo. Sin embargo, siempre deben escuchar la evaluación de su médico sobre la seguridad del medicamento en cada caso individual”, recomendó Renée Gardner al Instituto Karolinska.
El estudio reconoce ciertas limitaciones, como el hecho de que solo se registraron los usos de paracetamol prescritos o reportados a las parteras, por lo que el consumo sin prescripción podría no haber sido contabilizado. Además, la investigación se centró exclusivamente en los diagnósticos de autismo, TDAH y discapacidad intelectual, sin analizar otros posibles efectos secundarios del acetaminofén en los niños.
Por su parte, en 2021 los NIH han citado investigaciones que exploran el posible papel etiológico de la exposición temprana al paracetamol en los trastornos del espectro autista (TEA) y el TDAH, aunque advierten que la evidencia sigue siendo no concluyente. Un estudio colaborativo europeo, que incluyó 73.881 pares madre-hijo, evaluó la exposición prenatal y posnatal al paracetamol mediante cuestionarios y entrevistas maternas, y analizó los síntomas de TEA y TDAH entre los 4 y 12 años de edad. Los resultados mostraron que los niños expuestos prenatalmente al acetaminofén tenían un 19% más de probabilidades de presentar síntomas limítrofes o clínicos de TEA y un 21% más de probabilidades de síntomas de TDAH en comparación con los no expuestos. La exposición posnatal, en cambio, no se asoció con un aumento de estos síntomas.
En diálogo con Infobae, la psiquiatra infantojuvenil Alexia Rattazzi analizó: “Hoy, según los estudios que existen, no termina de ser clara la asociación entre el uso de paracetamol durante el embarazo y el autismo. Los resultados en general son contradictorios y no son concluyentes. Hay por ejemplo una revisión (artículo publicado recientemente) que encontró una asociación, pero también hay un estudio sueco del 2024 que no encontró asociación alguna (y es interesante porque la cohorte de personas que se incluyeron en el estudio supera las 2.4 millones de personas)“.
“Las recomendaciones actuales para las mujeres que están cursando un embarazo es que sean cautas y que el uso de paracetamol sea limitado (solo para algunas situaciones puntuales)”, dijo Rattazzi.
Otro profesional consultado por Infobae fue Christian Plebst, neuropsiquiatra Infanto Juvenil. “El autismo, más que un diagnóstico médico, es un fenómeno social muy complejo que pone sobre el tapete muchas incongruencias en nuestra manera de vivir, de tomar decisiones y de acompañarnos. Se trata de una crisis literal, una pandemia de causas multifactoriales que desafía nuestra capacidad de detenernos y analizar absolutamente todos los factores involucrados, sin que nadie se ponga a la defensiva. Ningún factor resulta inabordable, especialmente los médicos”, introdujo.
Y amplió: “Cada vez que surge una noticia al respecto, la discusión pública suele quedar centrada solo en lo médico, cuando en realidad lo que se pone en evidencia es un fenómeno que debería llevarnos a una reflexión global. El diagnóstico de autismo afecta hoy a uno de cada treinta y un niños, lo que exige salir de la polarización entre causas genéticas y factores externos, como el paracetamol. Aunque alguno de estos factores pueda tener incidencia en ciertos casos, es imprescindible una conversación mucho más seria y profunda».
“El autismo implica una compleja asociación entre fortalezas, desafíos y riesgos, donde intervienen componentes biológicos, genéticos, congénitos, ambientales y factores de estrés a los que se expone un bebé desde el nacimiento. La biología humana ha sido resiliente, logrando llegar hasta el presente desde nuestros orígenes remotos, pero hoy la calidad de la nutrición, las prácticas médicas, el entorno y el estrés han cambiado drásticamente, colocando una carga inédita sobre el desarrollo de los recién nacidos”, repasó Plebst.
Qué informó la FDA
En un comunicado, la FDA de Estados Unidos precisó: “La evidencia de los últimos años ha sugerido una correlación entre el consumo de acetaminofén durante el embarazo y el diagnóstico posterior de afecciones como el autismo y el TDAH. Múltiples estudios de cohorte a gran escala, como el Estudio de Salud de Enfermeras II y la Cohorte de Nacimientos de Boston , han encontrado esta asociación. Algunos estudios han descrito que el riesgo puede ser más pronunciado cuando se toma acetaminofén de forma crónica durante el embarazo».
“Es importante señalar que, si bien se ha descrito en numerosos estudios una asociación entre el acetaminofén y las afecciones neurológicas, no se ha establecido una relación causal y existen estudios que contradicen esta afirmación en la literatura científica. También se observa que el acetaminofén es el único medicamento de venta libre aprobado para el tratamiento de la fiebre durante el embarazo, y la fiebre alta en mujeres embarazadas puede representar un riesgo para sus hijos. Además, la aspirina y el ibuprofeno tienen efectos adversos bien documentados en el feto”, plantearon desde la FDA.
Además, en una carta emitida a los médicos de todo el país, el organismo apuntó: “En los últimos años, se ha acumulado evidencia que sugiere que el uso de acetaminofén por parte de mujeres embarazadas puede estar asociado con un mayor riesgo de afecciones neurológicas como el autismo y el TDAH en los niños. Algunos estudios han descrito que el riesgo puede ser más pronunciado cuando el acetaminofén se toma de manera crónica durante todo el embarazo hasta el parto. Estas preocupaciones pueden verse amplificadas por el hecho de que el hígado de un niño muy pequeño puede estar aún en desarrollo y, por lo tanto, la capacidad del niño para metabolizar el medicamento puede ser limitada”.
“La asociación es un tema de debate científico en curso y los médicos deben estar al tanto de este asunto en su toma de decisiones clínicas, especialmente dado que la mayoría de las fiebres de corta duración en mujeres embarazadas y niños pequeños no requieren medicación”, indicaron.
“En aras de la seguridad del paciente y la medicina prudente, los médicos deberían considerar minimizar el uso de acetaminofén durante el embarazo para fiebres leves de rutina. Esta consideración también debe equilibrarse con el hecho de que el acetaminofén es la alternativa de venta libre más segura durante el embarazo entre todos los analgésicos y antipiréticos; la aspirina y el ibuprofeno tienen efectos adversos bien documentados sobre el feto», cerró la carta.