
La irrupción de los medicamentos GLP-1 como herramienta para la pérdida de peso ha generado expectativas y debates en la comunidad médica internacional. Ahora, el Centro Cochrane Iberoamericano (CCIb), a través de tres revisiones sistemáticas encargadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), confirmó que estos fármacos logran una reducción significativa del peso corporal, aunque persisten interrogantes sobre su seguridad y eficacia a largo plazo.
La institución revisora advirtió que la mayoría de los estudios disponibles sobre los fármacos GLP-1 han sido financiados por la industria farmacéutica, lo que subraya la necesidad de investigaciones independientes y de mayor alcance temporal.
Cochrane es una red independiente sin fines de lucro que integran miles de investigadores en 190 países que producen y difunden revisiones, libres de patrocinios comerciales.
Según las tres revisiones elaboradas CCIb, uno de los centros internacionales de esa entidad, los agonistas del receptor de GLP-1 —incluidos la tirzepatida, la semaglutida y la liraglutida— han demostrado una pérdida de peso clínicamente relevante en comparación con placebo, especialmente durante el primer año de tratamiento.

Juan Franco, investigador de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, Alemania, y de la Red Cochrane Iberoamericana, primer autor de una de las revisiones, señaló, de acuerdo con un comunicado del CCIb: “Estos medicamentos tienen el potencial de producir una pérdida de peso considerable, especialmente en el primer año”.
Las revisiones se centraron en la evidencia generada en ensayos clínicos internacionales, realizados principalmente en países de ingresos medios y altos, con escasa representación de regiones como África, Centroamérica y el Sudeste Asiático.
La pérdida de peso según cada medicamento
Tirzepatida
En cuanto a la eficacia, la tirzepatida, administrada semanalmente, logró una reducción de peso de aproximadamente el 16% tras 12 a 18 meses, según datos de ocho ensayos controlados aleatorizados con 6.361 participantes.
Semaglutida
La semaglutida, también de aplicación semanal, redujo el peso corporal en torno al 11% después de 24 a 68 semanas, con resultados consistentes en 18 ensayos que incluyeron a 27.949 personas.
Liraglutida
Por su parte, la liraglutida, de uso diario, mostró una reducción más modesta, entre el 4% y el 5%, en 24 ensayos con 9.937 participantes.

En todos los casos, de acuerdo con el CCIb, los efectos beneficiosos tienden a mantenerse mientras se continúa el tratamiento, aunque la evidencia sobre su duración más allá de los dos o tres años sigue siendo escasa.
Estos medicamentos actúan imitando una hormona que ralentiza la digestión y aumenta la sensación de saciedad, lo que contribuye a la pérdida de peso y al control de la glucosa en sangre. Además, algunos estudios publicados anteriormente reportaron beneficios adicionales, como la reducción de riesgos cardiovasculares y hepáticos, aunque estos hallazgos requieren confirmación en poblaciones más diversas y con seguimientos prolongados.
No obstante, el CCIb subrayó que la mayoría de los ensayos incluidos en sus revisiones fueron financiados por la industria farmacéutica, que participó activamente en el diseño, ejecución y análisis de los resultados. Esta situación plantea dudas sobre posibles conflictos de interés y limita la confianza en la solidez de la evidencia disponible.
Eva Madrid, autora principal de las revisiones e investigadora del CCIb y de la Universidad de Valparaíso en Chile, enfatizó: “Necesitamos más datos sobre los efectos a largo plazo y otros desenlaces relacionados con la salud cardiovascular, especialmente en personas con menor riesgo”. La institución insiste en la urgencia de contar con estudios independientes que permitan evaluar de manera objetiva la seguridad y eficacia de los GLP-1 en el tiempo.
En el apartado de seguridad, las revisiones del Centro Cochrane Iberoamericano identificaron que los efectos secundarios más frecuentes son de tipo digestivo, como náuseas y molestias gastrointestinales, lo que llevó a que algunas personas interrumpieran el tratamiento.
Un estudio publicado en Nature Medicine a comienzos de este año, añadió que los usuarios de GLP-1 pueden presentar un mayor riesgo de problemas óseos y articulares, como artritis y tendinitis, en comparación con quienes utilizan otros medicamentos para la diabetes.
El Dr. Ziyad Al-Aly, entrevistado por CNN, advirtió en ese momento: “Es difícil hacer una recomendación general, porque los efectos secundarios son reales”. A pesar de estos riesgos, los estudios también han documentado una menor incidencia de insuficiencia hepática, paro cardíaco y demencia entre los usuarios de GLP-1, aunque la mayoría de los datos provienen de poblaciones específicas y con limitaciones metodológicas.
El acceso a estos tratamientos constituye otro desafío relevante. El CCIb advirtió que el elevado precio de la semaglutida y la tirzepatida restringe su disponibilidad, mientras que la liraglutida, cuyo periodo de patente ha expirado, cuenta con versiones genéricas más económicas. La situación varía según el país y el sistema de salud, lo que puede acentuar las desigualdades en el tratamiento de la obesidad.

En cuanto a la persistencia y la adherencia al tratamiento con GLP-1, relevamientos anteriores han indicado que son bajas. De acuerdo con un relevamiento de Prime Therapeutics, de Estados Unidos, solo el 8% de los pacientes mantiene la terapia más allá de tres años, y el principal motivo de abandono son los efectos secundarios, seguido de las barreras financieras. La suspensión del tratamiento suele provocar una recuperación del peso perdido, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de los beneficios a largo plazo.
En este contexto, expertos han manifestado que la integración de programas de cambio de estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, puede ayudar a mantener la pérdida de peso en caso de interrupciones en el acceso a los medicamentos. Sin embargo, la falta de continuidad en la atención médica y la escasa representación de poblaciones diversas en los estudios limitan la generalización de los resultados.
El CCIb insistió en la importancia de evaluar el funcionamiento de estos medicamentos en contextos globales distintos y de considerar los determinantes sociales y comerciales de la salud para evitar que el acceso desigual acentúe las brechas existentes.
La sostenibilidad de los beneficios de los GLP-1 depende de la continuidad del tratamiento y de la disponibilidad de datos independientes y a largo plazo. El Centro Cochrane Iberoamericano recalca que solo una investigación robusta y sin conflictos de interés permitirá fundamentar decisiones clínicas y de salud pública que respondan a las necesidades reales de los pacientes con obesidad.
