La somnolencia excesiva diurna es la principal causa de consulta en clínicas del sueño, según la Fundación Nacional de Sueño de Estados Unidos. Quienes sufren este trastorno tienden a tener peor salud que los que disfrutan de una buena calidad de sueño. Además, corren un mayor riesgo de padecer accidentes automovilísticos o en el manejo de maquinarias.
De acuerdo a la entidad, aproximadamente el 20 % de las personas experimentan somnolencia excesiva diurna, un trastorno también llamado hipersomnolencia o hipersomnia.
La doctora Silvana Malnis, neumonóloga y médica del Laboratorio de Sueño del Hospital Alemán, explicó a Infobae que la somnolencia excesiva diurna (SED) es un síntoma, el cual se define como la dificultad para mantenerse despierto y alerta durante el día, en actividades que requieren de atención como conducir, estudiar, manejar autos o máquinas y trabajar. Y ocurre luego de un descanso nocturno, que podría ser catalogado como ‘adecuado’”.
Según la Fundación Nacional de Sueño los adolescentes, las personas mayores y los trabajadores por turnos son más propensos a experimentar somnolencia excesiva diurna con regularidad.
Por su parte, el doctor Joaquín Diez, especialista en psiquiatría y medicina del sueño, miembro de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño, explicó a Infobae que la somnolencia excesiva diurna (SED) es la dificultad persistente para mantenerse despierto durante el día, incluso después de dormir, aparentemente, de forma suficiente. No es solo ‘tener sueño’, sino que interfiere con la vida cotidiana”, destacó el médico.
Cuáles son las causas de la somnolencia excesiva diurna
Según el doctor Diez, las principales causas de la SED son “trastornos del sueño como el insomnio y las apneas de sueño, pero en igual o mayor medida hábitos no saludables que conllevan a un sueño insuficiente (por el uso de pantallas o la restricción voluntaria del sueño). También existen otras causas médicas como la anemia, el hipotiroidismo, o efectos secundarios de medicaciones. También puede deberse a causas más raras como la narcolepsia”, describió el experto.
Por su lado, la doctora Malnis afirmó que el motivo más frecuente es la privación crónica de sueño, “es decir, dormir menos de lo requerido por nuestro sistema fisiológico. Puede ser debido a mal hábito de sueño, turnos laborales, estudio, etc.”, señaló.
Y agregó: “La segunda causa son las enfermedades obstructivas durante el sueño, como lo es el Síndrome Apnea-Hipopnea del Sueño (SAHS), o comúnmente Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS). Esta enfermedad incluye los ronquidos con pausas respiratorias que interrumpen el ciclo de sueño”.
La experta señaló que también son frecuentes las alteraciones del ritmo circadiano. “No respetar el ciclo de luz- oscuridad natural, hace que el reloj biológico se altere y produzca un desfasaje, que lleva a modificaciones metabólicas serias. Otras enfermedades como el síndrome de piernas inquietas, el reflujo gastroesofágico, la narcolepsia y otras hipersomnias también pueden ocasionarla”.
Ciertos medicamentos también pueden suponer un riesgo para desarrollar somnolencia excesiva. Según la Fundación Nacional de Sueño, entre ellos se encuentran:
- Antidepresivos
- Antihistamínicos
- Antipsicóticos
- Medicamentos para la epilepsia
- Medicamentos para la presión arterial alta
- Relajantes musculares
- Opioides
- Alcohol
Cuáles son los efectos en la salud de la somnolencia excesiva diurna
La doctora Malnis explicó que las consecuencias de la SED se ven durante el día, cuando disminuyen los reflejos, la atención, la discriminación y la toma de decisiones. “Por lo que aumenta el riesgo de accidentes, sobre todo en automóviles y manejo de maquinarias. Por lo que también se ve afectada la productividad. La SED multiplica tanto el riesgo de accidentes automovilísticos y laborales que se equipara al riesgo de conducir ebrio”, indicó la médica.
Y sumó: “Por el trastorno metabólico asociado al SED, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, psiquiátricas, obesidad, diabetes tipo 2 y deterioro cognitivo a largo plazo. También afecta la calidad de vida e interacción social”, afirmó.
Por su parte, explicó Diez, “las consecuencias de la SED están vinculadas a lo que la causa (insomnio, apneas de sueño, o sueño insuficiente) y produce el aumento del riesgo de problemas metabólicos (obesidad y diabetes); problemas cardiovasculares (hipertensión arterial) y cerebrovasculares (accidente cerebrovascular) y problemas mentales (ansiedad y depresión)”.
Y añadió: “Pero a la vez es consecuencia más directa de problemas cognitivos (concentración y memoria), de coordinación visomotora, con mayor riesgo de accidentes vehiculares. Aquí me detengo un poco, pues no se visibiliza suficientemente el impacto social y económico de la somnolencia diurna al volante, comparado con el efecto del alcohol al volante, y es tanto o más peligrosa”, destacó.
En una nota reciente, la licenciada María Cristina Isoba, psicóloga y presidenta de Luchemos por la Vida Asociación Civil comentó que quedarse dormido, aunque sea por unos segundos, es un episodio grave cuando se conduce un vehículo, “ya que en esos segundos se puede perder el control del volante o no visualizar un cambio en el camino. Por ejemplo, una curva inminente, el sobrepaso de otro automóvil, el cruce de un animal, o cualquier otra situación. También es un peligro para cualquier otra actividad de riesgo, como operar maquinarias pesadas, o realizar tareas delicadas, que pongan en riesgo a la persona o a un tercero”.
Según Luchemos por la Vida, conducir con sueño puede ser casi tan peligroso como hacerlo alcoholizado. “La mayoría de las personas saben que beber alcohol y conducir puede ser fatal, pero ignoran esto. Estudios internacionales estiman que el déficit de sueño causa hasta el 30% de los siniestros viales”, dijo la organización.
Y destacó que la tarea de conducir requiere de concentración, un estado de alerta y atención permanentes. “Al conducir cansado o con sueño la atención se dispersa, se hacen más lentas las reacciones y se altera la capacidad de juzgamiento de las situaciones. Ante un peligro, no se reacciona con rapidez y el riesgo de choque aumenta. En otras palabras: el sueño es un verdadero enemigo del conductor”, remarcó la licenciada Isoba.
Cómo es el diagnóstico y tratamiento
Si se sospecha tener somnolencia excesiva, los expertos recomiendan consultar a un especialista en sueño. “De acuerdo a la causa, se realizan estudios de sueño en domicilio o en un laboratorio de sueño, como lo son la poligrafía respiratoria nocturna o polisomnografía completa, con sus variantes de acuerdo al caso. También se hace un diario de sueño, con o sin actigrafía y la evaluación del ritmo circadiano”, describió la médica.
La polisomnografía o estudio del sueño es una prueba que mide las ondas cerebrales, los movimientos oculares y de las piernas, la frecuencia cardíaca, la respiración y los niveles de oxígeno en sangre mientras la persona duerme.
El doctor Diez agregó: “También se pueden usar escalas para medir el grado de somnolencia como la de Epworth, que mide la probabilidad de quedarse dormido ante diversas situaciones cotidianas hipotéticas. En algunos casos, se pueden hacer evaluaciones más específicas de la somnolencia diurna mediante un Test de Latencias Múltiples de Sueño, o Test de Mantenimiento de Vigilia”.
En cuanto al tratamiento, la doctora Malnis recomendó “la higiene del sueño, con mejoría en la calidad de alimentos ingeridos, suplementos, y reducción de alcohol y sedantes y el tratamiento específico de cada patología, como lo son los específicos para SAOS, narcolepsia, trastornos del ritmo circadiano, etc.”.
Por su parte, el doctor Diez dijo que el tratamiento implica cambiar hábitos que le den al sueño la importancia que tiene, “brindando condiciones y tiempo adecuados para que el descanso sea de buena calidad. Y también se debe hacer el tratamiento de la enfermedad de base: descenso de peso o uso de CPAP para las apneas de sueño, tratamiento del insomnio con terapia cognitivo conductual o medicaciones por un especialista en sueño”.
Según la Fundación de Sueño, “El uso de CPAP (un dispositivo de presión positiva continua en las vías respiratorias) puede ayudar a mejorar la somnolencia excesiva si padece apnea del sueño, y una combinación de medicamentos y cambios en el estilo de vida puede controlar el síndrome de piernas inquietas, la narcolepsia y la depresión. El tratamiento de estos trastornos del sueño puede resultar en un sueño mejor y más reparador por la noche y, a su vez, en una mayor lucidez durante el día”, afirmó la entidad.
Finalmente, la doctora Malnis dijo: “El sueño es parte de la vida, pasamos mucho tiempo de nuestra vida durmiendo, el cual es un moebius continuo entre el día y la noche. Siempre digo que los problemas de sueño no se resuelven en el sueño. Una vez descartadas causas orgánicas, metabólicas, se debe integrar también el significado de cada día para cada uno. Un paciente una vez me dijo algo que me gusta compartir, ‘yo sueño para soñar’. ¿Y si resignificamos la importancia de lo que produce el soñar en el psiquismo humano y lo valioso que es para nuestro paso por este mundo?”, finalizó la experta.