El doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño, habló en Infobae en Vivo sobre los beneficios de la siesta, aunque advirtió si es prolongada “puede empeorar tu tiempo de respuesta” al interrumpir el proceso natural del descanso.

Según explicó, la arquitectura del sueño tiene distintas etapas, y un sueño diurno demasiado largo puede interferir negativamente en funciones cognitivas y fisiológicas clave.

Estas declaraciones fueron realizadas durante el programa de la tarde de Infobae en Vivo, que cuenta con la conducción de Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol. En este contexto, Pérez Chada profundizó sobre los factores que influyen en el descanso adecuado, al remarcar que el sueño no es un lujo, sino una necesidad biológica que impacta directamente en la calidad de vida.

“El sueño tiene una arquitectura con distintas etapas. Si dormís una hora y media de siesta, probablemente lo interrumpas en una fase del sueño REM, lo que hace que tu tiempo de respuesta ante los nuevos estímulos sea peor. Se llama inercia del sueño: el tiempo entre que te despertás y en el que tenés una respuesta y un alerta óptima”, explicó Pérez Chada, al subrayar que el ideal es no extender la siesta más allá de los 30 minutos.

Las siestas prolongadas pueden afectar negativamente funciones cognitivas y fisiológicas clave, generando descoordinación, menor capacidad de reacción y desequilibrios hormonales que alteran el metabolismo y la conducta, de acuerdo a Pérez Chada

Para el médico, las siestas cortas son el modelo óptimo de descanso diurno. “Las siestas breves son las reparadoras, que te preparan, por ejemplo, si tenés un compromiso a la noche para preparar un ensayo”, señaló. Este tipo de pausa permite recomponer energía sin alterar el ritmo circadiano natural, y potencia habilidades clave como la concentración y la memoria.

Pero la importancia del sueño va más allá de la sensación de descanso. Pérez Chada destacó que el sueño “es fundamental no solo para sentirse bien, sino también para consolidar la memoria, la producción de hormonas clave y la regulación de sustancias que inhiben el apetito”. En este sentido, alertó sobre los efectos colaterales de la privación crónica de sueño, como el aumento del consumo de alimentos ricos en carbohidratos y la desregulación del apetito.

“No respetar horarios del sueño desencadena alteraciones fisiológicas muy importantes”, afirmó, y explicó que el cuerpo humano está programado para dormir de noche debido a mecanismos fisiológicos que se activan de forma natural con la caída del sol. “Uno duerme de noche porque se activan los mecanismos fisiológicos que invitan a dormir”, sintetizó.

Uno de los segmentos más contundentes de la entrevista fue su advertencia sobre los riesgos en situaciones cotidianas. “Hay hechos comentados de que la privación de sueño te lleva a ser más torpe en tus acciones, al tener menor control de emociones. El conductor que cruza una barrera baja a las 5 de la mañana y tuvo que ir a buscar la unidad que maneja a las 4, una hora antes, y se tuvo que despertar a las 2 de la mañana, con su restricción de sueño, podría tener actitudes de mayor riesgo que si hubiese dormido las horas suficientes”, relató.

El doctor también abordó la relación entre el descanso y las emociones, al señalar que la irritabilidad “está ligada a la falta de sueño”. Comparó ese estado emocional alterado con el que presentan personas con disfunciones en el lóbulo frontal del cerebro: “Se lo compara con la frontalización: esas personas que tienen trastornos en el lóbulo frontal, que no pueden regular conductas”.

Además, enfatizó que la memoria “se consolida durante el sueño”. Reforzó que dormir no es un proceso accidental o secundario, sino “algo encadenado a mecanismos fisiológicos que te preparan para ser mejor durante el día”.

Respecto al impacto de la tecnología, Pérez Chada advirtió sobre el rol de las pantallas. “El mundo de las pantallas genera alteraciones en los hábitos del sueño. No solamente está el contenido de lo que entra, sino el efecto del haz de luz en la gama de los azules, que se parece mucho a la luz solar”, explicó.

El especialista también se refirió a las necesidades específicas del sueño en adolescentes. “Deben dormir no menos de 9 horas por noche. Eso se estudió viendo el rendimiento escolar en chicos que dormían más y los que dormían menos”, indicó. Según destacó, los jóvenes están en una etapa de desarrollo en la que el sueño cumple funciones fundamentales para el crecimiento, la memoria y la regulación emocional.

Las siestas breves permiten recomponer la energía sin alterar el ritmo natural del descanso nocturno, ayudan a mejorar la concentración y la memoria, y son consideradas por especialistas como la forma más efectiva de recuperar el equilibrio diario, según el experto

En relación con la siesta, volvió a insistir en que “no más de 30 minutos sería lo ideal”. Según el médico, una siesta breve permite obtener beneficios sin entrar en fases profundas de sueño que luego dificultan el despertar y la recuperación.

Las palabras del doctor Pérez Chada consolidan una mirada científica sobre el rol esencial del descanso en la vida moderna. En un mundo hiperconectado y con rutinas cada vez más intensas, la necesidad de respetar los ciclos biológicos del cuerpo se vuelve clave no solo para mejorar la productividad, sino también para preservar la salud mental y física.

“Estar despierto durante más de 14 horas produce el mismo retardo en el tiempo de reacción que tener 0.05 de alcohol en sangre”, cerró el experto.

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