La distancia emocional permite analizar los problemas con mayor objetividad y lógica, facilitando la toma de decisiones. (Freepik)

Muchas personas pueden ofrecer consejos sensatos a quienes las rodean, pero se sienten incapaces de aplicar esa misma lógica a sus propios problemas. Esta paradoja, frecuente tanto en terapia como en la vida cotidiana, se debe a la influencia de las emociones en la toma de decisiones, según señala Psychology Today.

Aunque la mayoría ya conoce la solución a sus dificultades, las emociones tienden a nublar el juicio y entorpecen la capacidad para seguir los propios consejos.

El fenómeno de aconsejar con claridad a otros, pero tropezar con los propios dilemas, tiene una explicación sencilla: cuando se trata de asuntos ajenos, el distanciamiento emocional permite analizar la situación con lógica y objetividad. Psychology Today destaca que, al observar los problemas de los demás, se elimina la carga emocional, por lo que aparecen alternativas y soluciones que parecen esquivas cuando uno mismo enfrenta el conflicto.

Las emociones son centrales en este proceso. Según el análisis de Psychology Today, la dificultad para aplicar la lógica a los propios problemas aparece porque “sabemos lo que sabemos, pero sentimos lo que sentimos”. Esta separación entre conocimiento y emoción activa mecanismos de defensa como la justificación, el intelectualismo o la racionalización, que funcionan como barreras ante la realidad.

Dichos mecanismos, descritos como “repelentes” en el artículo, permiten a las personas sentirse mejor con pensamientos o acciones que, desde una perspectiva lógica, reconocen como poco convenientes.

Los mecanismos de defensa como la justificación y la racionalización actúan como barreras ante la realidad personal (Freepik)

La vida cotidiana presenta numerosos ejemplos, especialmente en las relaciones de pareja. En terapia, es habitual que las personas expresen malestar por relaciones tóxicas o poco saludables pero, aun reconociendo la situación, no tomen medidas para cambiarla.

El propio artículo de Psychology Today menciona una estrategia común en consulta: preguntar al paciente qué consejo daría a otra persona en la misma situación. La respuesta suele ser sensata y muestra que la solución está disponible, aunque la persona no logre aplicarla a sí misma por la interferencia emocional.

Para superar este obstáculo, la principal recomendación es aprender a distanciarse emocionalmente del problema. El artículo sugiere observar la situación como si fuera ajena, lo que abre el acceso a la lógica y la claridad necesarias para actuar. Identificar excusas o mecanismos de defensa representa un paso clave para avanzar.

Incluso, el ejercicio de hablarse frente al espejo puede ayudar a ganar perspectiva. Con práctica, este proceso se vuelve más natural y disminuye el conflicto interno.

Al final, cuando aparezca una duda sobre cómo actuar, conviene preguntarse qué consejo se daría a otra persona y comprometerse a seguirlo. Así, la sabiduría personal se convierte en una herramienta accesible siempre que sea posible apartar la influencia de las emociones, sostiene Psychology Today.