La alexitimia afecta más a hombres, personas con enfermedades neurológicas y población autista, donde alcanza hasta el 50% (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un número creciente de personas experimenta dificultades para identificar sus emociones, una situación que puede indicar la presencia de alexitimia. Según difundió Science Focus, rasgo de la personalidad dificulta la gestión adecuada del mundo emocional y se relaciona con diversos problemas de salud mental.

En torno al 13% de la población presenta algún grado de alexitimia, aunque suele pasar inadvertida, lo que afecta significativamente el bienestar emocional de quienes la padecen.

El principal síntoma de la alexitimia es la incapacidad para reconocer y expresar sentimientos, afectando las relaciones y el bienestar emocional (Freepik)

¿Qué es la alexitimia?

La alexitimia se caracteriza por una dificultad persistente para reconocer, comprender y poner en palabras las emociones propias y ajenas. De acuerdo con un meta-análisis publicado en Frontiers, se trata de un rasgo de personalidad estable, más que de un diagnóstico clínico o un trastorno específico. Este rasgo condiciona la forma en que la persona interactúa y regula su vida emocional.

Las estimaciones en investigaciones apuntan a que afecta a aproximadamente el 13% de la población general, y estudios señalan una incidencia mayor en hombres y en personas con enfermedades neurológicas o antecedentes de traumas cerebrales. Según otro análisis, en la población autista, este porcentaje puede alcanzar el 50%, debido a la coincidencia entre ambos rasgos observada.

Dificultad para identificar emociones

El signo más revelador de alexitimia es la incapacidad recurrente para identificar lo que se siente. Science Focus ejemplificó esta dificultad con situaciones cotidianas, como el aumento del ritmo cardíaco o la tensión en el pecho al reencontrar a alguien del pasado: mientras una persona sin alexitimia podría reconocer rápidamente sentir nerviosismo o entusiasmo, alguien con este rasgo debe analizar el contexto o recurrir a recuerdos antes de poder definir su estado emocional.

Esta limitación dificulta la regulación emocional y la capacidad de gestionar adecuadamente reacciones intensas ante emociones negativas o positivas. A menudo, esta sensación va acompañada de problemas para expresar o describir verbalmente los propios sentimientos.

La diferencia entre quienes logran identificar sus emociones y quienes no, puede influir notablemente en la calidad de las relaciones interpersonales y en la manera de enfrentar situaciones estresantes.

Un 13% de la población experimenta dificultades para identificar emociones, signo clave de la alexitimia según estudios recientes (Freepik)

Otras manifestaciones con causas posibles

Además de la dificultad principal, la alexitimia conlleva problemas para diferenciar entre sensaciones corporales y estados emocionales. Science Focus señaló que es común que quienes la presentan confunden síntomas físicos, como palpitaciones o presión en el pecho, con emociones, lo que complica aún más la autoevaluación emocional.

Respecto a las causas, aún predomina la incógnita. Aunque no se conoce exactamente su origen, existen pruebas de influencias tanto genéticas como ambientales. El informe de Science Focus destacó que la alexitimia es más frecuente en personas con enfermedades neurológicas (como la epilepsia o tras accidentes cerebrovasculares) y en quienes han sufrido lesiones cerebrales o traumas.

Además, estudios recogidos por Frontiers sugirieron que la incidencia de alexitimia puede variar según la cultura: es más común en poblaciones orientales, donde la regulación emocional es central en la vida social.

Alexitimia y alteraciones en el sueño

El estudio de la relación entre la alexitimia y el sueño ha captado la atención de la comunidad científica. Según expertos, las personas con dificultades para verbalizar sus emociones y un pensamiento más orientado a lo práctico tienden a recordar menos sueños. Los resultados también muestran una mayor frecuencia de pesadillas en quienes presentan este rasgo, mientras que el recuerdo de sueños lúcidos y episodios de parálisis del sueño es menos habitual.

Sumado a esto, el nivel de estrés desempeña un papel importante; a mayor dificultad para identificar y expresar sentimientos, mayor vulnerabilidad a vivir sueños perturbadores. El análisis de los patrones oníricos puede, según los especialistas, convertirse en una vía valiosa para detectar la presencia de alexitimia.

Alexitimia y alteraciones del sueño mostraron relación directa: mayor prevalencia de pesadillas y menor recuerdo de sueños lúcidos y parálisis del sueño (Imagen Ilustrativa Infobae)

Relación entre la alexitimia y la depresión

Las consecuencias de la alexitimia van más allá del ámbito emocional y el sueño, extendiéndose a la salud mental en general. Frontiers examinó datos de más de 23.000 personas y encontró una correlación positiva entre la severidad de los síntomas depresivos y la puntuación total de alexitimia.

Ante esto, las mayores dificultades se sitúan en la identificación y la descripción de sentimientos, mientras que un pensamiento orientado a lo externo presenta una relación menos relevante con la depresión.

Según los datos recogidos por Frontiers, el grado de riesgo vinculado a la alexitimia varía entre culturas y depende de las herramientas utilizadas para evaluar tanto la alexitimia como la depresión. El estudio subrayó la importancia de analizar cada dimensión de la alexitimia para comprender cómo influye en la aparición y persistencia de los síntomas depresivos.

Diversos estudios vincularon la alexitimia con un aumento en los síntomas de depresión, especialmente cuando hay dificultades para identificar sentimientos (Freepik)

Intervenciones con pronóstico

Actualmente, no existen tratamientos farmacológicos específicos para la alexitimia, según Science Focus. Pese a esto, las prácticas que promueven la conciencia emocional pueden resultar beneficiosas. Entre ellas figuran actividades que ayudan a asociar sensaciones corporales con emociones concretas y ejercicios para ampliar el vocabulario emocional, facilitando así el reconocimiento de distintos estados afectivos.

Aunque no hay una solución directa, distintos enfoques sugieren que, mediante el entrenamiento y la persistencia, es posible incrementar la capacidad para detectar y comprender las emociones personales.