El mareo afecta hasta al 50% de los adultos mayores de 60 años, según Mayo Clinic (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sentir que todo da vueltas, perder el equilibrio o experimentar una súbita sensación de desvanecimiento afecta a millones de personas mayores, y se presenta como uno de los motivos más habituales de consulta médica luego de los 60 años.

Datos de Mayo Clinic indican que entre 30% y 50% de quienes superan esa edad han sufrido alguno de estos episodios. Jamie Bogle, especialista de la institución, señala que la frecuencia del mareo aumenta con el paso de los años y se relaciona directamente con el uso de varios medicamentos a la vez, lo que exige estar atentos a sus causas y saber cuándo pedir ayuda profesional.

Factores de riesgo y prevalencia del mareo en adultos mayores

El mareo es una queja común en la población de edad avanzada y puede afectar seriamente la calidad de vida por el riesgo de caídas y lesiones. Su frecuencia aumenta a medida que pasan los años, en parte porque la edad potencia la presencia de enfermedades que alteran el equilibrio y la circulación, y también porque las personas mayores suelen requerir múltiples tratamientos farmacológicos.

Principales factores de riesgo:

  1. Edad avanzada: el envejecimiento eleva la probabilidad de padecer enfermedades que afectan equilibrio y circulación.
  2. Polifarmacia: consumir más de cuatro medicamentos diferentes incrementa el riesgo de mareo, ya sea por los efectos secundarios de cada uno o por las interacciones entre ellos.
  3. Antecedentes personales: aquellas personas que han tenido mareos en el pasado presentan una mayor tendencia a volver a experimentarlos.

El uso de múltiples medicamentos incrementa el riesgo de mareos en personas mayores (Imagen Ilustrativa Infobae)

Causas frecuentes del mareo:

  • El mareo puede manifestarse como inestabilidad, vértigo o aturdimiento. De acuerdo con Mayo Clinic, gran parte de los casos se relaciona con:
    • Trastornos cardiovasculares: los cambios bruscos de presión arterial, como la hipotensión ortostática al ponerse de pie rápidamente, pueden reducir temporalmente el flujo sanguíneo al cerebro y causar mareos.
    • Medicamentos: ciertos fármacos como antidepresivos, anticonvulsivos, sedantes, tranquilizantes y medicamentos para la presión arterial son causas habituales, sobre todo cuando se combinan varios.

Trastornos del equilibrio y oído interno:

  • Algunas afecciones del oído interno tienen un papel relevante, especialmente en adultos mayores:
    • Vértigo postural paroxístico benigno (VPPB): episodios breves e intensos de giro, típicamente al mover la cabeza.
    • Neuritis vestibular: infección viral que causa vértigo duradero.
    • Enfermedad de Ménière: produce vértigos prolongados, pérdida intermitente de audición y zumbidos.
    • Migraña vestibular: puede dar lugar a vértigos aun sin dolor de cabeza.

El mareo puede derivar en caídas y lesiones graves si no se atiende a tiempo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Otras causas a considerar:

  1. Problemas circulatorios: la arterioesclerosis, la anemia y las arritmias cardíacas pueden reducir el flujo sanguíneo cerebral y provocar mareo, debilidad o pérdida de equilibrio. Además, el accidente cerebrovascular y el accidente isquémico transitorio, aunque menos frecuentes, pueden incluir el mareo entre sus síntomas.
  2. Trastornos emocionales y metabólicos:
    1. Ansiedad, ataques de pánico y agorafobia: pueden provocar sensaciones de irrealidad o inestabilidad semejantes al mareo.
    2. Hipoglucemia: en personas con diabetes insulinodependiente, provoca temblores, sudor, ansiedad y mareo.
    3. Intoxicación por monóxido de carbono: origina síntomas semejantes a una gripe, como dolor de cabeza, debilidad, confusión y mareo.
  3. Factores ambientales: el calor intenso y la deshidratación aumentan el riesgo de mareos, especialmente durante el ejercicio, y el riesgo es mayor si se reciben medicamentos para el corazón o la presión arterial.

En síntesis, el mareo en adultos mayores tiene un origen multifactorial, por lo que se requiere evaluación médica para determinar la causa y orientar el tratamiento más adecuado.

Síntomas y manifestaciones

Consultar al médico es clave ante mareos persistentes o acompañados de síntomas graves (Canva)

El mareo se presenta de formas muy variadas y alterar la vida diaria. Puede sentirse como giros, vértigo, inestabilidad, flojedad o la impresión de estar flotando. Son síntomas que suelen acentuarse al caminar, al levantarse o al mover la cabeza, y pueden ir acompañados de molestias gástricas. Los episodios obligan en ocasiones a detener la actividad y sentarse; pueden durar solo unos segundos o extenderse, e incluso repetirse a lo largo del tiempo.

No todo mareo requiere atención urgente. Mayo Clinic recomienda buscar ayuda profesional si los episodios son frecuentes, intensos, repentinos o prolongados, y no se identifica una causa clara. Es esencial acudir de inmediato a un centro de salud si el mareo se acompaña de alguno de estos síntomas: dolor intenso de cabeza o pecho, latidos cardíacos irregulares, debilidad súbita en el rostro o extremidades, problemas para caminar, convulsiones, desmayos, visión doble, pérdida de audición, confusión, dificultad para hablar, o vómitos persistentes.

Estas manifestaciones pueden deberse a emergencias médicas, como un accidente cerebrovascular, arritmias severas o intoxicaciones.

Factores emocionales y metabólicos también pueden provocar mareos en adultos mayores (Freepik)

Complicaciones y riesgos

El mayor peligro del mareo en adultos mayores reside en la posibilidad de caídas, con el consiguiente riesgo de fracturas o lesiones graves. Marearse al volante o durante tareas peligrosas puede derivar en accidentes serios. Si la causa no se detecta y trata, pueden aparecer otras complicaciones a largo plazo asociadas al problema original.

El abordaje depende de la causa y los síntomas presentes en cada caso. Aunque en la mayoría no existe una enfermedad mortal de base, el mareo puede repetirse y condicionar la vida cotidiana. Por eso Mayo Clinic subraya la importancia de consultar al médico ante episodios persistentes o graves, para identificar el origen y recibir el tratamiento adecuado.