Durante una conversación con el podcast Plan-ES, el pediatra Dr. Cotton analizó distintas situaciones de riesgo en la infancia vinculadas a la fiebre, los accidentes domésticos y la alimentación.

Uno de los puntos más relevantes de la entrevista fue la reconsideración de la fiebre como enemigo. Cotton cuestionó la creencia popular que interpreta la temperatura elevada como un peligro que debe reducirse de inmediato.

“La fiebre no es peligrosa. Es una defensa del cuerpo“, afirmó el pediatra. “El cuerpo no hace fiebre por hacer fiebre. La hace para que el virus se vaya.” El especialista explicó que al aumentar la temperatura, el organismo ayuda a expulsar el agente patógeno y esto disminuye el riesgo de complicaciones.

Respecto a las convulsiones febriles, Cotton brindó información tranquilizadora: “Una convulsión febril, generalmente, en su mayoría, no tiene ninguna complicación, no hay que hacer nada, el paciente no queda con ningún daño ni nada y se resuelve solo.” Aclaró que el factor determinante es la velocidad con la que sube la temperatura, no la cifra alcanzada. “No es hasta dónde llega, sino con la rapidez que sube”, explicó.

El Dr. Cotton destaca que la fiebre en la infancia es una defensa natural y no un peligro inmediato (https://cottondr.com/)

En caso de convulsión, únicamente se debe colocar al paciente de costado para evitar aspiración por vómito. Cotton descartó el mito de que se pueda tragar la lengua durante una convulsión.

Alimentación infantil: riesgos y cambios en las recomendaciones

El especialista destacó cambios en las recomendaciones alimentarias para bebés y contrastó prácticas tradicionales con evidencia científica actual. Señaló el riesgo grave del consumo de carne mal cocida, en especial la carne molida, que puede causar síndrome urémico hemolítico. “La carne molida hay que cocinarla bien. No tiene que quedar rosada, tiene que quedar marrón. Porque el juguito rojo no es jugo, es sangre”, advirtió Cotton.

Esta enfermedad, causada por la bacteria Escherichia coli, afecta principalmente a niños entre doce meses y cuatro años, y puede resultar en transfusiones o diálisis. El peligro radica en que la carne molida se elabora con cortes variados, por lo que todo el producto puede contaminarse.

Sobre la introducción de alimentos potencialmente alergénicos, Cotton describió un cambio de paradigma: “Cuanto antes se introduzcan estos alérgenos, el paciente tiene menos riesgo de desarrollar alergia en el futuro.” Ahora, productos como huevos, pescado y mantequilla de maní pueden darse desde los seis meses.

En cuanto a la alimentación vegetariana infantil, el pediatra subrayó que, si hay suplementación y un adecuado aporte de hierro, no existen problemas: “Hay miles de estudios que muestran que los chicos que no comen carne o no comen pescado o no comen huevo, sí se lo suplementa, obviamente, hacer una dieta balanceada en cuanto al aporte de hierro, no hay ningún problema.”

Tóxicos domésticos: peligros reales y mitos

“Si un bebé las toma, se puede morir”, explicó Cotton sobre las gotas oftálmicas comunes. Estos preparados, tan frecuentes en casas, contienen sustancias peligrosas para bebés.

El alcanfor, usado para aliviar congestión nasal, figura entre los elementos domésticos altamente tóxicos. Su ingestión puede provocar convulsiones, alteraciones cardíacas y problemas intestinales que requieren atención médica urgente.

Escuchar activamente a los hijos es clave para prevenir problemas y apoyar el desarrollo infantil, según el Dr. Cotton (https://cottondr.com/)

Las colillas de cigarrillo también representan un gran peligro: la nicotina que concentran puede producir trastornos en el sistema nervioso central, convulsiones y problemas cardíacos.

En contraste, algunos productos tradicionalmente temidos, como la lavandina doméstica, el agua oxigenada de uso casero o lápices de grafito, resultan menos dañinos. “La lavandina de las casas, las que tenemos que no son industriales, son de baja concentración”, indicó Cotton. Estos productos, aunque pueden causar molestias gastrointestinales, no suponen un riesgo letal inmediato.

Tecnología y desarrollo: impacto de las pantallas

Cotton expresó inquietud sobre el uso temprano de dispositivos electrónicos. Citó las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, que sugieren evitar cualquier exposición a pantallas antes de los dieciocho meses.

“No hablan porque no lo necesitan: todo lo hacen con el iPad. El lenguaje se desarrolla con vínculo, no con pantallas“, explicó el especialista, y subrayó cómo la tecnología puede interferir con el desarrollo del lenguaje y las habilidades motoras. Señaló que algunos niños presentan torpeza física debido a la ausencia de contacto con objetos tridimensionales, ya que las pantallas no proporcionan dimensiones ni profundidad real.

El uso temprano de pantallas afecta el desarrollo del lenguaje y las habilidades motoras en la infancia (Imagen Ilustrativa Infobae)

La herramienta esencial: saber escuchar

La importancia de escuchar activamente a los hijos fue el consejo central del pediatra. “Si uno escucha al hijo, lo escucha, desde que es un bebé hasta que es más grande, que es un adolescente, lo puede ayudar mucho“, reflexionó Cotton. Comparó esta capacidad con la intuición con que los padres descifran el llanto del bebé, distinguiendo si tiene hambre, sueño o malestar. Esta observación atenta constituye la herramienta más poderosa para prevenir problemas y apoyar el desarrollo.

La conversación con el Dr. Cotton ofrecida por el podcast Plan-ES aportó una visión integral de la salud infantil, combinando evidencia científica actualizada con un enfoque humanizado, desafiando creencias arraigadas y proporcionando herramientas útiles para padres y cuidadores.