En muchos hogares, la hora de la comida con los hijos puede convertirse en un desafío y hasta en un campo de batalla. Las negociaciones tensas en la mesa eliminan toda posibilidad de disfrute, estresa a los padres y no les enseña a los chicos la importancia de alimentarse bien. Según el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, más de la mitad de los niños manifiestan conductas selectivas con la comida en algún momento de su desarrollo. Frente a esta realidad, la nutricionista infantil Charlotte Stirling-Reed compartió en la CBeebies Parental Helpline una serie de recomendaciones para abordar el tema sin culpabilizarse como padres.
Stirling-Reed subrayó que la selectividad alimentaria es una etapa habitual en el crecimiento de muchos niños: “No pienses que solo te ocurre a ti, porque no es así”, dijo a los padres la experta, para alentarlos.
Uno de los enfoques que la nutricionista propuso en su diálogo con la plataforma de la BBC consiste en permitir que los niños elijan lo que desean comer. Aunque suene contradictorio, esta estrategia puede motivarles a probar nuevos alimentos. Stirling-Reed explicó que, si un niño rechaza un plato, responder con un “está bien” resulta mucho más constructivo que insistir. “Los niños buscan autonomía, y decirles ‘no tienes que comerlo’ suele darles la libertad de decidir por sí mismos si quieren probarlo”, señaló. Además, recomienda no obligarles a permanecer en la mesa más tiempo del que deseen, ya que prolongar la situación puede agravar el rechazo.
Otra recomendación clave es evitar clasificar los alimentos como “buenos” o “malos”. Stirling-Reed advirtió que este tipo de etiquetas puede afectar negativamente la relación de los niños con la comida. “Procura mantenerte neutral. Evita frases como ‘si comes eso, tendrás un premio o un castigo’. Todo eso puede tener un efecto muy negativo en los niños”, explicó la nutricionista a la BBC. En lugar de establecer juicios, sugiere enseñar el concepto de equilibrio: “No necesitamos avergonzar a ningún alimento, pero sí podemos consumir algunos con menor frecuencia que otros. No hablaría de lo que es más saludable o no, sino que lo mostraría con el ejemplo, enseñando lo que significa la moderación, la variedad y el equilibrio”.
Stirling-Reed también recomienda priorizar el disfrute durante las comidas. Hacer de la mesa un lugar agradable, más allá de la comida en sí, puede ayudar a que los niños se sientan más cómodos y dispuestos a comer. “Saca un libro, haz cualquier cosa que les motive a estar en la mesa. Luego puedes decirles ‘ahora guardamos el libro y vamos a comer’. Pero intenta no centrarte en la comida. Haz que el momento en la mesa sea divertido, conversa mucho con ellos”, aconsejó la especialista.
La nutricionista hizo hincapié en la importancia de respetar el apetito de los niños, especialmente a partir del primer año, cuando el ritmo de crecimiento disminuye y el hambre puede variar. “Hay altibajos. Así como nosotros no tenemos siempre el mismo apetito, lo mismo ocurre con los niños”, explicó Stirling-Reed en la BBC. Este enfoque, conocido como alimentación responsiva, implica que los padres establecen la estructura de las comidas —desayuno, almuerzo y cena— y deciden qué alimentos ofrecer, pero dejan que el niño determine la cantidad que desea consumir. “Si tu hijo está activo y creciendo, probablemente esté recibiendo suficiente alimento”, destacó. No obstante, si existen preocupaciones sobre una dieta muy limitada o posibles dificultades sensoriales, la experta recomienda consultar con el médico de cabecera.
Finalmente, Stirling-Reed sugiere involucrar a los niños en la preparación y elección de los alimentos para fomentar su curiosidad y apertura hacia nuevos sabores. Actividades sencillas como ayudar a poner la mesa, mezclar ingredientes, acompañar a hacer la compra o leer sobre alimentos pueden resultar muy útiles. “A los niños les gusta lo familiar. Cuanto más se familiaricen con distintos alimentos, más probable será que los acepten”, afirmó la nutricionista en la BBC. Para facilitar este proceso, recomienda optar por ingredientes rápidos y nutritivos, como frutos secos o semillas molidas, frutas y verduras congeladas, o preparar salsas saludables mezclando tomate enlatado, lentejas y vegetales congelados. “Y así, en poco tiempo, tienes una salsa para pasta muy saludable y rica en nutrientes”, concluyó.