La neumonía es una enfermedad de avance silencioso que puede confundirse con un resfriado común en sus primeras etapas (Imagen Ilustrativa Infobae)

La neumonía, reconocida como una enfermedad de avance silencioso, puede evolucionar sin señales claras y alcanzar situaciones graves antes de ser detectada. Según expertos de la Harvard Medical School, los primeros síntomas suelen ser poco específicos, como tos, mayor mucosidad y fatiga leve, lo que dificulta su identificación precoz.

Las autoridades médicas resaltan que existen dos signos claves que requieren alerta: la aparición de dolor pleurítico y fiebre alta persistente. Cuando estos síntomas se presentan en el marco de una infección respiratoria, es indispensable buscar atención médica para confirmar o descartar neumonía.

Dificultades en la identificación de los síntomas

Desde Harvard Medical School se destaca que, en las etapas iniciales, los síntomas pueden confundirse con los de un resfriado común. “Inicialmente, pueden no aparecer síntomas o, si se presentan, suelen ser inespecíficos: tos, algo más de mucosidad y un poco más de fatiga. Estos pueden pasar desapercibidos y confundirse con un resfriado común”, explican los especialistas de la institución.

Sin embargo, el dolor pleurítico representa una diferencia fundamental respecto de otras infecciones respiratorias, como la gripe, en las cuales este síntoma no aparece. Si se suma fiebre alta y malestar general, se recomienda la realización de estudios diagnósticos, como radiografía, ecografía o tomografía axial computarizada (TAC), para confirmar la entidad del cuadro.

La neumonía puede afectar a personas jóvenes y sanas, incluidos deportistas, y derivar en complicaciones severas si no se detecta a tiempo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sobre los grupos de riesgo, Harvard Medical School identifica a quienes padecen enfermedades crónicas, sobre todo respiratorias, y a quienes reciben tratamientos que disminuyen las defensas como los más vulnerables.

Sin embargo, la neumonía puede afectar también a personas jóvenes y sanas, incluso a deportistas, y en ocasiones derivar en casos graves. “Las personas con enfermedades crónicas, especialmente respiratorias, o quienes toman medicación inmunosupresora tienen más riesgo. No obstante, una persona joven, sana y deportista también puede sufrir una neumonía grave”, indican desde la entidad.

Modos de contagio y evolución clínica

En cuanto a la transmisión, la institución señala que la neumonía puede ser causada por virus o bacterias y se contagia principalmente a través de secreciones de las vías respiratorias o por contacto con objetos contaminados. Una vez que el agente infeccioso ingresa al organismo, puede establecerse en el pulmón y producir una infección purulenta.

El diagnóstico de neumonía requiere la combinación de síntomas y pruebas de imagen como radiografía, ecografía o tomografía axial computarizada

La gravedad de la neumonía depende, en gran medida, del estado inmunitario del paciente. Desde Harvard Medical School advierten que las coinfecciones virales, como la gripe o el virus respiratorio sincitial, pueden debilitar el sistema inmune y facilitar infecciones bacterianas secundarias.

Si no se trata de forma temprana, las complicaciones pueden ser severas, como insuficiencia respiratoria y shock séptico—una condición potencialmente mortal cuando la infección se disemina a la sangre. Además, pueden producirse complicaciones pulmonares, como cicatrices, que afectan el estado general del paciente.

Procedimientos para el diagnóstico

Para el diagnóstico se requiere la combinación de síntomas y pruebas de imagen. La radiografía de tórax es la herramienta más empleada, aunque en algunos casos se utiliza ecografía o TAC.

Para identificar al agente causante, se pueden realizar cultivos de sangre, esputo o muestras bronquiales obtenidas mediante endoscopia, lo que permite seleccionar el tratamiento antibiótico más adecuado si la causa es bacteriana.

El tratamiento debe iniciarse rápidamente tras el diagnóstico. Desde Harvard Medical School destacan que, aunque las neumonías de origen viral generalmente no requieren antibióticos, el riesgo elevado de infección bacteriana secundaria justifica su uso en la mayoría de los casos graves.

Los cultivos de sangre, esputo o muestras bronquiales permiten identificar el agente causante de la neumonía (Imagen Ilustrativa Infobae)

La mejoría suele apreciarse en las primeras veinticuatro horas, aunque pueden persistir secuelas como debilidad general o muscular. La fisioterapia respiratoria resulta esencial para movilizar secreciones, evitar sobreinfecciones y restablecer la fuerza muscular, especialmente tras un ingreso hospitalario.

Prevención y respuesta médica: claves frente a la neumonía

En materia de prevención, Harvard Medical School recomienda la vacunación, especialmente en personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas o quienes reciben tratamientos inmunosupresores, dando prioridad a las vacunas contra la gripe y el neumococo.

Para la población general, resulta fundamental mantener medidas como evitar aglomeraciones ante síntomas, usar mascarilla, ventilar ambientes y lavarse las manos con frecuencia, ya que durante el invierno el riesgo aumenta debido a la permanencia en espacios cerrados y la menor ventilación.

La vacunación contra la gripe y el neumococo, junto con medidas de higiene y ventilación, es fundamental para prevenir la neumonía, según Harvard Medical School (Imagen Ilustrativa Infobae)

La celeridad en el diagnóstico y el inicio del tratamiento antibiótico resultan determinantes para la recuperación, minimizando las complicaciones y convirtiendo la intervención médica precoz en la mejor herramienta para afrontar la neumonía, tal como subrayan los especialistas de Harvard Medical School.