Un metaanálisis publicado en el British Journal of Sports Medicine y difundido por EatingWell demuestra que incrementar la actividad física, incluso después de los 40 años, disminuye la probabilidad de morir por enfermedades cardiovasculares o cáncer.
La investigación, dirigida por un equipo australiano, concluye que nunca es tarde para beneficiarse del movimiento y que cualquier actividad física contribuye a la salud.
La revisión, validada por la dietista Kelly Plowe, MS, RD, destaca que un aumento en la actividad física, aunque se produzca en etapas avanzadas, impacta positivamente en la longevidad.
De acuerdo con el estudio publicado en EatingWell, tanto la constancia como el incremento sostenido de ejercicio reducen significativamente el riesgo de mortalidad general, cardiovascular y por cáncer.
Cómo se realizó el estudio
El equipo australiano llevó a cabo una revisión sistemática y un metaanálisis sobre la relación entre la actividad física en la adultez y la mortalidad. Analizaron más de 33.000 estudios potenciales y seleccionaron 85 que cumplían los criterios de inclusión, enfocándose en mortalidad general, cardiovascular y por cáncer.
A diferencia de investigaciones previas, este metaanálisis valoró los cambios en los niveles de actividad a lo largo del tiempo y clasificó a los participantes según su patrón de ejercicio: constante, creciente, decreciente o variable.
El análisis distinguió entre actividad física total, que incluye ejercicios intencionales y tareas cotidianas (como labores domésticas y jardinería), y la actividad física en tiempo libre, que abarca actividades planificadas como caminar, deportes o clases de ejercicio.
Resultados principales: menor riesgo y más vida
Los hallazgos recogidos por EatingWell evidencian que mantener niveles elevados y constantes de actividad física total implica una reducción del 29% en el riesgo de mortalidad por cualquier causa. Si la constancia corresponde solo a la actividad en tiempo libre, el riesgo cae un 39%.
Además, quienes pasaron de inactivos a activos experimentaron una disminución del 22% en el riesgo de mortalidad general, mientras que un aumento en la actividad física recreativa produjo una reducción del 27%.
En relación con la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, las personas activas de manera sostenida presentaron aproximadamente un 40% y un 25% menos de riesgo, respectivamente, frente a quienes permanecieron inactivos.
Incluso quienes disminuyeron su actividad física a lo largo del tiempo vieron beneficios, ya que el análisis sugiere una reducción del 17% en el riesgo de mortalidad general en este grupo. Este resultado podría atribuirse a los efectos positivos acumulados de periodos de mayor actividad en el pasado.
Los autores advierten algunas limitaciones. Principalmente, la actividad física fue autodeclarada, lo que puede introducir sesgos. Además, solo una fracción de los estudios seleccionados analizó la actividad física acumulada o la mortalidad por cáncer, lo que limita la precisión en esos campos.
Cómo moverse más en la vida diaria, según los expertos
Los datos del metaanálisis tienen impacto directo en la vida cotidiana. Especialistas muestran que ser constante en la actividad física reduce el riesgo de mortalidad general y cardiovascular, independientemente de cuándo se adopte el hábito.
No obstante, mantener altos niveles de actividad a lo largo de la vida genera los mayores beneficios. Quienes desean moverse más deben identificar sus rutinas y buscar oportunidades sencillas para agregar movimiento: aparcar más lejos, usar escaleras, realizar tareas domésticas de pie o aprovechar los minutos laborales con escritorios de pie.
Además, acumular pequeños hábitos, como hacer sentadillas mientras se cepillan los dientes o ejercitarse durante los descansos de televisión, suma minutos valiosos. Ejercicios como flexiones, fondos, zancadas y planchas pueden incorporarse en breves pausas cotidianas. Lo esencial, según explicó el medio, es encontrar formas creativas que se ajusten al estilo de vida y preferencias personales.
Opinión experta: la constancia y la creatividad marcan la diferencia
Especialistas citados por EatingWell señalan que ser constante o aumentar la actividad física se relaciona con una caída del 20% al 40% en el riesgo de mortalidad general y del 30% al 40% en el riesgo cardiovascular. Cumplir sistemáticamente las recomendaciones oficiales puede reducir ambos riesgos en torno al 40%.
Incluso con una reducción temporal de la actividad, persisten algunos beneficios. “Todo movimiento cuenta. Sea intencional, creativo y encuentre maneras de moverse más que le resulten agradables y encajen en su rutina y preferencias”, subraya la revisión experta.
El mensaje es nítido: nunca es tarde para iniciar o incrementar la actividad física. Toda acción, por pequeña que sea, contribuye al bienestar y reduce el riesgo de muerte por diversas causas. Constancia y creatividad al incorporar movimiento son claves para sumar años de vida y mejorar la salud general.