Las vacaciones de invierno invitan al descanso, la diversión y la oportunidad para que las familias disfruten del tiempo juntos. Sin embargo, también plantea una serie de desafíos para la salud, especialmente en lo que respecta a la prevención de enfermedades respiratorias y accidentes domésticos en los más pequeños.
Los cambios en la rutina, el frío y el aumento de las actividades al aire libre aumentan los riesgos de infecciones y lesiones, particularmente en los niños. Es por eso que las autoridades sanitarias y los expertos en salud consultados por Infobae recomiendan una serie de medidas preventivas.
El invierno es la temporada “alta” en la que los virus respiratorios como la gripe, el resfriado común, y enfermedades más graves como la neumonía o la bronquiolitis, se propagan más rápidamente. La disminución de la actividad física debido al frío, el confinamiento en lugares cerrados y la menor circulación de aire contribuyen a que los virus se transmitan con mayor facilidad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los virus respiratorios, como los rinovirus y el virus sincitial respiratorio (VSR), son responsables de gran parte de los problemas respiratorios que afectan a la población en invierno.
La mejor forma de prevenir la propagación de estas enfermedades es seguir medidas básicas de higiene, tales como el lavado frecuente de manos, la limpieza de superficies y la correcta ventilación de los espacios cerrados.
Además, se recomienda toser o estornudar cubriéndose con el pliegue del codo, ya que esto reduce la posibilidad de contagiar a otros. En casa, el uso de humidificadores puede ser útil para mantener el aire dentro de un rango adecuado de humedad, lo cual ayuda a proteger las mucosas nasales de la irritación causada por los ambientes secos.
El médico pediatra Fernando Burgos, miembro del Departamento Científico de la Fundación Vacunar y presidente de la Subcomisión de Medios y Comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), explicó a Infobae que “los virus y bacterias no se toman vacaciones. Indudablemente, el frío está presente en las vacaciones y, si bien no es el causante de las enfermedades, sí las predispone. Se producen cambios a nivel local e inmunológico que hacen que los virus y las bacterias entren en contacto con personas vulnerables, cuyo sistema inmunológico no está muy fortalecido”.
“Este invierno comenzó con un panorama atípico. Tuvimos una ola polar intensa en junio, luego un breve periodo de temperaturas elevadas, y ahora un nuevo descenso térmico, justo en la antesala del receso escolar. Estos cambios bruscos de temperatura son un factor importante a considerar, ya que pueden impactar directamente en la salud respiratoria, sobre todo en los más pequeños”, enfatizó el experto que es jefe del Área Ambulatoria de Pediatría Hospital Universitario Austral.
¿Por qué los cambios de temperatura predisponen a enfermedades respiratorias?
Burgos precisó que cuando las temperaturas varían de manera abrupta, el organismo necesita adaptarse rápidamente. “Esto puede generar una alteración en las defensas naturales de las vías respiratorias: la mucosa nasal se reseca, los cilios nasales pierden eficacia, y eso facilita la entrada de virus y bacterias. Además, el uso de calefacción excesiva o la falta de ventilación en ambientes cerrados contribuye a la propagación de patógenos”, sostuvo.
Y mencionó que los cuadros de enfermedades más comunes en invierno son el resfrío, la faringitis, la bronquiolitis, la bronquitis y la otitis media. En algunos casos, sobre todo en menores de dos años, pueden complicarse y requerir atención médica o incluso internación. Por eso es clave el diagnóstico precoz, la consulta oportuna y las medidas de prevención.
“Desde la vigilancia epidemiológica en este invierno 2025 podemos observar que algunos virus respiratorios que habitualmente tenían circulación estacional, como el VSR o influenza, ahora presentan patrones menos predecibles. Además, se registran coinfecciones (más de un virus en simultáneo), lo que puede agravar los síntomas. Por eso, este año reforzamos la importancia de la vacunación antigripal y del cuidado integral del entorno, incluyendo el lavado de manos frecuente, la dificultad respiratoria y la consulta médica precoz ante síntomas”, aclaró Burgos.
Estas declaraciones resaltan la importancia de mantener un enfoque preventivo incluso durante el descanso, ya que los virus siguen circulando sin descanso, afectando principalmente a los niños y las personas mayores, quienes son los más vulnerables a sufrir complicaciones graves.
Burgos también añadió que “el aumento de los cuadros de afecciones respiratorias, con un 30% de circulación de virus de gripe, hace que los niños y los cuidadores, si no están vacunados, sean más proclives a tener enfermedad grave. Las vacaciones tienen una función sanitaria, ya que estamos en épocas de epidemia de virus: son los meses en los que hay más proliferación de virus respiratorios”.
En este sentido, el pediatra enfatizó que “la gripe es más peligrosa que el resfriado común para los niños y también puede provocar afecciones serias como la neumonía o las infecciones bacterianas”. Para él, la vacunación contra la gripe es “la mejor manera de protegerse”.
El médico clínico Ramiro Heredia, del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín, explicó a Infobae que existe un número regular de casos por virus respiratorios durante todo el año y en épocas de otoño e invierno, cuando las temperaturas empiezan a bajar, aumenta sustancialmente el número de casos.
“Actualmente tenemos un número elevado de casos de la gripe. Y por suerte tenemos pocos casos de COVID 19. No obstante, seguimos insistiendo en la necesidad de la vacunación, en este caso contra la gripe y contra y contra el COVID 19”, sostuvo el médico clínico.
Y completó: “Es muy importante prestar atención en esta época del año al resfrío común. Esta enfermedad es sumamente frecuente. Sabemos que los niños en edad preescolar van a tener cuatro o cinco episodios al año y los adultos de uno a tres. Los síntomas son respiratorios como descarga nasal, o sea, secreción por la nariz, congestión, estornudos, dolor de garganta y hasta podríamos tener febrícula también”.
¿Cómo actuar si un niño se enferma antes de un viaje o durante las vacaciones?
“La recomendación es siempre consultar con el pediatra antes de viajar si hay fiebre, tos persistente, decaimiento o dificultad respiratoria. No es aconsejable automedicar ni postergar la consulta. En algunos casos, un diagnóstico a tiempo puede evitar complicaciones mayores o contagios a otros miembros del grupo familiar”, indicó Burgos.
A pesar de las bajas temperaturas, el pediatra también destacó los aspectos positivos de las vacaciones de invierno, señalando que “para los niños son saludables y sirven para modificar la rutina, levantarse más tarde, flexibilizar los horarios cotidianos y es una oportunidad para que padres e hijos estén más tiempo juntos, siempre y cuando el trabajo lo permita”.
Esto refuerza la idea de que, aunque es fundamental seguir precauciones para evitar enfermedades, las vacaciones también ofrecen una excelente oportunidad para fortalecer los lazos familiares y fomentar un bienestar integral.
En esa misma línea, el médico aconsejó que, a pesar del frío, es importante que los niños realicen actividades recreativas al aire libre, como “salidas al teatro, museos o deportes al aire libre, teniendo en cuenta el abrigo, el lavado de manos y no concurrir a lugares con mucha gente si alguien tiene fiebre o tos persistente”. Estas recomendaciones ayudan a equilibrar el tiempo de descanso con la necesidad de mantenerse activos y saludables, favoreciendo el desarrollo físico y emocional de los niños.
A pesar de las bajas temperaturas, los niños deben mantenerse activos y realizar actividades al aire libre. Caminar, andar en bicicleta, hacer deportes o simplemente jugar en el jardín o la plaza, son opciones perfectas para que se mantengan en movimiento, siempre que se sigan las precauciones necesarias, como vestirlos adecuadamente con capas de ropa.
De acuerdo con los expertos, vestir a los niños en capas, un enfoque conocido como “capas de cebolla”, es la mejor opción para protegerlos del frío. Este sistema permite adaptarse fácilmente a los cambios de temperatura: si se encuentran en un lugar cerrado, se pueden quitar algunas prendas, y cuando vuelvan al exterior, basta con agregar otra capa.
Si bien es fundamental que los niños realicen actividad física al aire libre, también es esencial tener en cuenta que el frío puede agravar ciertas enfermedades preexistentes, como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Estas condiciones pueden empeorar debido a la exposición a temperaturas frías y secas. Es por eso que las personas con enfermedades respiratorias crónicas deben tomar precauciones adicionales, como evitar el ejercicio en áreas con aire frío o contaminado y usar ropa adecuada para minimizar la exposición al viento y la humedad.
Accidentes domésticos en casa
En cuanto a la salud de los más pequeños, uno de los mayores riesgos en el hogar durante las vacaciones de invierno son los accidentes domésticos. Con el aumento del tiempo libre, es más probable que los niños se expongan a situaciones peligrosas dentro de la casa.
Las caídas, las quemaduras y los golpes son los accidentes más comunes. De hecho, los niños menores de cinco años son los más vulnerables a estos traumas, representando el 41,7% de los casos de accidentes domésticos.
Las áreas de mayor riesgo dentro del hogar son la cocina, los patios y los baños, lugares donde la presencia de objetos calientes, superficies resbaladizas o instalaciones de agua representan un peligro constante. Los padres deben supervisar de cerca a los niños mientras juegan, y tomar medidas como asegurar las perillas del horno, mantener los productos de limpieza fuera de su alcance y colocar alfombrillas antideslizantes en el baño.
Por otro lado, las vacaciones de invierno también representan un momento clave para que las familias reflexionen sobre sus hábitos alimenticios. Los cambios en la rutina diaria durante el receso escolar pueden desencadenar hábitos poco saludables, como el consumo excesivo de alimentos procesados y azucarados. La falta de horarios regulares para las comidas, especialmente el desayuno, es uno de los principales factores que contribuyen a un aumento en la ingesta de productos poco nutritivos.
Además, la flexibilidad en los horarios de los niños puede llevar a un mayor consumo de golosinas y bebidas azucaradas. Los expertos en nutrición recomiendan que durante las vacaciones, los padres aprovechen el tiempo extra para incorporar hábitos alimentarios saludables, como frutas, cereales integrales, yogur y licuados frescos. De esta forma, los niños pueden disfrutar de las vacaciones sin comprometer su salud.
El receso escolar también es una excelente oportunidad para fomentar actividades recreativas en familia. Ir a un museo, al cine, o hacer actividades deportivas en el exterior, siempre que se tome el cuidado de abrigar bien a los niños, puede ser una forma divertida de aprovechar el tiempo libre. Esto no solo beneficia la salud física de los más pequeños, sino que también les permite desarrollar habilidades sociales y cognitivas al interactuar con otros niños y adultos. Además, estas actividades ayudan a reducir el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, lo cual es crucial para su bienestar emocional y cognitivo.
En cuanto a los viajes, muchas familias aprovechan las vacaciones de invierno para hacer turismo. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que la circulación de personas aumenta durante los viajes, lo que también eleva el riesgo de exposición a virus respiratorios. Las vacunas también juegan un papel fundamental en la protección contra diversas enfermedades, por lo que se aconseja a los padres asegurarse de que la libreta de vacunación esté al día antes de viajar, especialmente si van a destinos que requieren vacunas adicionales, como la fiebre amarilla.
“Las vacaciones son una oportunidad de descanso y disfrute, pero también de fortalecer los vínculos y promover hábitos saludables. Cuidar la salud respiratoria de nuestros niños es parte de ese bienestar general. Y recordar que el pediatra es siempre el mejor aliado para acompañar cada etapa del crecimiento, incluso en invierno”, concluyó el doctor Burgos.
En resumen, aunque las vacaciones de invierno pueden representar un tiempo de descanso y diversión para las familias, también requieren cuidados especiales para prevenir enfermedades y accidentes.
Las medidas de prevención, como la vacunación, el lavado de manos y la ventilación de los espacios, son fundamentales para reducir el riesgo de enfermedades respiratorias. A la vez, mantener a los niños activos, bien alimentados y protegidos del frío son pasos clave para garantizar que estas vacaciones sean saludables y seguras para todos.