Los flamencos llevan mucho tiempo atrayendo la atención de la gente. No sólo despiertan curiosidad y admiración por su aspecto y coloración, sino también por múltiples características de su historia de vida.
Investigadores de Francia descubrieron una cuestión clave con respecto al tiempo y la calidad de vida de esas aves.
Los flamencos migratorios envejecen más lentamente que los que son residentes permanentes de una zona ha sorprendido a la comunidad científica.
El hallazgo fue publicado en la revista PNAS y abre nuevas perspectivas sobre el impacto de la migración animal en el proceso de envejecimiento.
Tras más de cuatro décadas de seguimiento en la región de la Camarga, en el sur de Francia, el equipo de investigadores detectó diferencias notables en la longevidad y el ritmo de senescencia entre estos emblemáticos habitantes de los humedales mediterráneos.
Camarga es una zona húmeda de importancia internacional, con la mayor población de flamencos de Europa. Las aves migran en invierno hacia el sur, y muchos de ellos pasan la estación en Marruecos.
El estudio, basado en un programa de marcaje y observación iniciado en 1977, permitió a los científicos distinguir entre dos grupos de flamencos rosados (Phoenicopterus roseus): aquellos que permanecen toda su vida en la Camarga, que son llamados residentes, y los que cada año realizan largas migraciones hacia Italia, España o el norte de África.
Envejecimiento de los flamencos
Los datos recopilados muestran que, aunque los residentes disfrutan de mayores tasas de supervivencia y reproducción al inicio de su vida adulta, su declive físico y reproductivo se acelera con la edad.
En cambio, los migratorios, que enfrentan mayores riesgos y menor éxito reproductivo en sus primeros años debido a los desplazamientos estacionales, experimentan un envejecimiento más lento en etapas avanzadas.
Las cifras del estudio son claras: la tasa de envejecimiento de los flamencos residentes resulta un 40% superior a la de los migratorios.
Además, el inicio del proceso de envejecimiento se produce antes en los residentes, a los 20,4 años de media, frente a los 21,9 años observados en los migrantes.
Esta diferencia se traduce en una disminución más temprana de la capacidad reproductiva y un aumento más rápido del riesgo de mortalidad entre los individuos que no migran.
El impacto de la migración animal
Los investigadores sugieren que este fenómeno responde a un equilibrio biológico entre el rendimiento en la juventud y la salud en la vejez.
Sébastien Roques, del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) y coautor del estudio, explicó: “Esto probablemente está vinculado a un compromiso entre el rendimiento cuando se es joven y la salud en la vejez. Los residentes viven intensamente al principio pero pagan ese ritmo más adelante. Los migrantes, en cambio, parecen envejecer más lentamente”.
La magnitud y continuidad del programa de seguimiento han sido fundamentales para alcanzar estas conclusiones.
Arnaud Béchet y Jocelyn Champagnon, directores de investigación en el instituto Tour du Valat y coautores del trabajo, destacaron el valor de la base de datos generada.
“Es un conjunto de datos único que resulta invaluable para comprender los mecanismos del envejecimiento en poblaciones animales”, resaltaron.
El marcaje individual de flamencos con anillos legibles a distancia permitió observar a ejemplares identificados desde hace más de 40 años, lo que convierte a esta población en un modelo excepcional para el estudio de la longevidad y la senescencia.
La investigación se inscribe en el campo de la senescencia, que busca desentrañar las causas y variaciones del envejecimiento biológico.
Hugo Cayuela, investigador de la Universidad de Lyon y coautor del estudio, subrayó la trascendencia de las preguntas que persiguen: “Comprender las causas de los cambios en la tasa de envejecimiento es un problema que ha obsesionado a investigadores y filósofos desde la Antigüedad”.
Agregó que, si bien antes se pensaba que las diferencias en el envejecimiento se daban principalmente entre especies, hoy se reconoce que factores genéticos, conductuales y ambientales pueden generar variaciones significativas incluso entre individuos de una misma especie.
El avance logrado con los flamencos de la Camarga ilustra cómo el estudio detallado de la vida, la reproducción y la muerte de los animales puede aportar claves para descifrar los misterios del envejecimiento, una de las cuestiones más profundas y universales de la biología.