Más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo, y la mayoría de los casos están vinculados a la enfermedad de Alzheimer (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Por qué olvidamos nombres, contraseñas o direcciones con más frecuencia a medida que pasan los años? ¿Es normal? ¿Podemos hacer algo al respecto? Estas preguntas cobran cada vez más fuerza en poblaciones que viven más años, pero no siempre con buena calidad de vida.

La ciencia empieza a ofrecer respuestas. Y algunas de ellas sorprenden.

No todas las pérdidas de memoria son señal de Alzheimer. Pero existe una brecha cada vez más evidente entre la esperanza de vida (cuántos años vivimos) y la esperanza de vida saludable (cuántos años vivimos bien). El envejecimiento cerebral, silencioso y progresivo, es parte de ese desequilibrio.

Un ensayo clínico, liderado por el médico Dean Ornish y su equipo del Preventive Medicine Research Institute, en Estados Unidos, reveló que los cambios intensivos en el estilo de vida, sin fármacos, logran mejoras cognitivas y funcionales en personas con diagnóstico de Alzheimer en etapa temprana o deterioro cognitivo leve.

Los resultados del estudio publicado en Alzheimer’s Research and Therapy, mostraron que el 71% de los participantes sometidos a un programa de cambios intensivos de hábitos de estilo de visa estabilizó o mejoró su rendimiento cognitivo en pruebas estándar de cognición. En contraste, ninguno de los integrantes del grupo de control (que no introdujo cambios de comportamiento en su vida cotidiana) experimentó mejoras y un 68% presentó deterioro.

 El 71 % de los pacientes con Alzheimer temprano mejoró o estabilizó su función cerebral tras modificar hábitos diarios sin usar medicamentos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las demencias comprenden diversas enfermedades y trastornos que provocan un deterioro gradual de las capacidades cognitivas y disminuyen la independencia de las personas. La incidencia de estos trastornos va en aumento, lo que resalta la importancia de enfocarse en estrategias preventivas.

Si bien no es posible asegurar que alguien esté completamente libre de desarrollar demencia, existen acciones que pueden contribuir a postergar su inicio o a disminuir la probabilidad de que se presente. Según datos publicados en la revista The Lancet, el 45% de los casos de demencia podrían evitarse si se identifican y controlan los factores de riesgo a lo largo de la vida.

Qué hábitos incorporar para rejuvenecer el cerebro

Alimentación saludable, ejercicio físico, gestión del estrés y vínculos sociales demostraron efectos positivos en la cognición (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio, realizado en 2024 y liderado por el Instituto de Investigación de Medicina Preventiva, una organización sin fines de lucro, asignó al azar a 51 personas adultas, hombres y mujeres, a uno de dos grupos: un grupo de intervención con cambios intensivos en el estilo de vida sin medicación adicional, y un grupo de control que mantuvo su atención habitual sin modificaciones.

Los 4 cambios de estilo de vida que rejuvenecen el cerebro:

  1. Dieta saludable
  2. Ejercicio físico frecuente
  3. Gestión del estrés
  4. Vínculos sociales y apoyo emocional

La intervención incluyó una dieta basada en alimentos integrales de origen vegetal, con bajo contenido de grasas saturadas, azúcares refinados y productos ultraprocesados.

También se indicaron al menos 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico moderado, sesiones semanales de entrenamiento de fuerza, una hora diaria de manejo del estrés (con meditación, respiración, estiramientos e imágenes guiadas), y la participación en grupos de apoyo emocionales para los pacientes y sus parejas. Las comidas y suplementos fueron provistos por el equipo del estudio.

Tras 20 semanas, los investigadores aplicaron cuatro pruebas cognitivas estandarizadas. En tres de ellas se observaron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos; en la cuarta, la diferencia fue marginal, pero al excluir un valor atípico, también alcanzó significación estadística.

“La correlación entre el grado de cambio en el estilo de vida y la mejora cognitiva aumentó la plausibilidad biológica de los hallazgos”, explicó Ornish, quien lleva décadas investigando el impacto del estilo de vida sobre enfermedades crónicas.

El estrés crónico acelera el envejecimiento

El estrés crónico acelera el envejecimiento celular y reduce la inmunidad, explicó el neurólogo Enrique De Rosa a Infobae (Imagen ilustrativa Infobae)

El estrés se presenta como una reacción natural del organismo ante situaciones percibidas como amenazantes o desafiantes. Aunque esta respuesta cumple una función adaptativa en ciertos casos, la exposición prolongada o crónica puede desencadenar consecuencias negativas en distintos sistemas del cuerpo.

El médico psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa, explicó en Infobae que diversos estudios señalan que el estrés sostenido se asocia tanto a trastornos físicos como psicológicos, así como al riesgo de envejecimiento prematuro y mayor susceptibilidad a enfermedades relacionadas con la edad.

El impacto del estrés abarca alteraciones hormonales, deterioro inmunológico y cambios en los mecanismos celulares: “Una forma de daño es sobre los telómeros, que son los extremos de los cromosomas. De alguna manera actúan como protección… el estrés crónico los acorta aún más. Esto puede provocar un envejecimiento prematuro y un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con la edad», señaló el especialista.

Además, “el aumento del cortisol influye en la función inmunológica reducida. El deterioro en la respuesta inmunológica se aplica en enfermedades comunes, como un resfrío, hasta otras crónicas y mucho más graves que inciden, obviamente, en la expectativa y la calidad de vida».

Recuperar las capacidades perdidas

Los investigadores observaron una correlación directa entre el grado de cambio en los hábitos y la mejora de la función cerebral (Imagen ilustrativa Infobae)

Además de los datos objetivos, varios participantes reportaron mejoras prácticas. Algunos recuperaron la capacidad de leer y recordar el contenido de un libro, o de manejar sus propias finanzas, algo que habían dejado de hacer años atrás.

Una mujer que participó del ensayo relató que volvió a preparar informes contables para su empresa familiar: “Estoy recuperando una profunda identidad”, declaró. “Siento que soy yo otra vez: una versión mayor, pero mejorada”.

Ornish explicó que el deterioro cognitivo puede generar un efecto en cascada: al perder memoria, muchas personas limitan su vida social por vergüenza o miedo, lo que acelera el aislamiento y el deterioro. Revertir ese ciclo temprano podría tener un impacto más profundo que lo esperado.

Avances en la detección y prevención

El estudio coincide con una etapa de creciente interés científico en herramientas que permitan anticipar el envejecimiento cerebral. Nuevos modelos de inteligencia artificial, como el desarrollado por el profesor Andrei Irimia en la Universidad del Sur de California, utilizan resonancias magnéticas para estimar la velocidad de envejecimiento del cerebro con relación a la edad cronológica, midiendo estructuras clave como el hipocampo o la corteza cerebral.

comida chatarra vs. saludable, alimento y longevidad, comida procesada vs natural (Imagen Ilustrativa Infobae)

Según publicó The Wall Street Journal, compañías como NeuroAge Therapeutics comenzaron o a ofrecer en Estados Unidos una prueba análisis de sangre que prometen estimar la “edad cerebral” mediante biomarcadores moleculares. Aunque aún no están validados a gran escala, estas pruebas apuntan a complementar la detección precoz.

En mayo de 2025, la FDA aprobó por primera vez un análisis de sangre para diagnosticar la progresión del Alzheimer en personas con síntomas cognitivos iniciales. Aunque todavía no se recomienda su uso en personas sanas, se trata de un paso hacia estrategias más amplias de diagnóstico, como describió Infobae.

No tenemos aún una cura para el Alzheimer. Pero ahora podemos ofrecer una mejor calidad de vida a muchas personas que padecen esta enfermedad. Hemos demostrado que, en muchos casos, es posible revertir la progresión de la enfermedad de Alzheimer en etapa temprana”, dijo el doctor Ornish en un comunicado del American College of Lifestyle Medicine (ACLM).

Redefinir el enfoque médico

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo y la enfermedad de Alzheimer representa entre el 60 y el 70% de los casos diagnosticados.

El equipo del doctor Ornish enfatizó que uno de los mayores desafíos para implementar este tipo de estrategias es la percepción pública. “Muchas personas creen que dieta y estilo de vida son estrategias débiles”, dijo. “Asumen que algo efectivo debe ser costoso y de alta tecnología. Nuestra contribución fue demostrar científicamente lo poderosos que pueden ser estos simples cambios”.

El ensayo fue destacado por el American College of Lifestyle Medicine en un texto firmado por su director de comunicaciones, Alex Branch, en el que se destacó el carácter pionero del enfoque, al ser el primer estudio revisado por pares que muestra mejoras en pacientes con Alzheimer temprano mediante intervenciones no farmacológicas.