Un estudio sobre usuarios diarios de cigarrillos electrónicos identificó la colonización fúngica en más de la mitad de las boquillas, con especies vinculadas a enfermedades respiratorias. Este hallazgo destaca la importancia de la higiene en estos dispositivos.
Investigaciones recientes han demostrado la posible presencia de hongos en las boquillas de los cigarrillos electrónicos, capaces de colonizar las vías respiratorias y desencadenar enfermedades pulmonares en personas que los utilizan frecuentemente.
La alerta partió de una investigación realizada por Borna Mehrad y su equipo en la Universidad de Florida, orientada a determinar qué microorganismos pueden establecerse en las boquillas usadas por vapeadores diarios. Hasta ahora, la atención ante los riesgos del vapeo se había centrado en la inhalación de compuestos químicos de los líquidos y los efectos de la nicotina. Sin embargo, muy pocas investigaciones se habían enfocado en el papel de los microbios que pueden ingresar al cuerpo por el uso reiterado del dispositivo.
El equipo de Mehrad reclutó a veinticinco personas que usaban vapeadores desechables a diario. Se recolectaron muestras microbianas de las boquillas de sus dispositivos y también muestras de la boca de cada voluntario, con el objetivo de comparar y establecer la posible procedencia de los microbios presentes. Todas las muestras se analizaron con cultivo, una técnica microbiológica estándar para identificar bacterias y hongos en superficies o fluidos.
Los resultados mostraron que solo una minoría de boquillas tenía bacterias, posiblemente por el material y el diseño que limitarían su proliferación. Sin embargo, más de la mitad de las boquillas estaban colonizadas por especies de hongos inusuales en la boca de los voluntarios. Según los investigadores, aproximadamente el 80% de los hongos detectados están asociados a problemas de salud, lo que abre el debate sobre el riesgo de inhalar esporas y su impacto en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
El hongo hallado con mayor frecuencia fue Cystobasidium minutum, que ya se había vinculado en investigaciones previas con infecciones sanguíneas, sobre todo en personas inmunodeprimidas. Para explorar sus consecuencias respiratorias, el equipo realizó pruebas en ratones, a los que se expuso al hongo por vía respiratoria, emulando la forma de ingreso propia del vapeo. Los animales presentaron síntomas de bronquitis crónica, una inflamación persistente que en humanos suele manifestarse con tos, dificultad para respirar y síntomas prolongados similares a los de una gripe.
“Descubrimos que el hongo más prevalente en las muestras de vapeo causó síntomas de bronquitis crónica en ratones”, afirmó Mehrad.
En cuanto al origen de los hongos, los investigadores contemplan varias hipótesis. Algunos hongos podrían hallarse en el ambiente, presentes en el aire y transferidos por las manos al manipular el dispositivo, especialmente cuando no se mantiene una higiene adecuada. Otra posibilidad es que los líquidos de vapeo contengan esporas fúngicas desde antes de su uso; sin embargo, el equipo no analizó específicamente la composición microbiológica de estos líquidos previos al empleo. Además, las condiciones internas de los aparatos, donde persisten residuos de líquido, podrían facilitar el crecimiento de distintos tipos de moho.
El hallazgo no resulta completamente novedoso en el universo de dispositivos para fumar. Ian Musgrave, investigador de la Universidad de Adelaida, recuerda que otros accesorios, como la shisha, la narguile o la pipa de agua, también han mostrado la presencia de hongos patógenos, y existen antecedentes de enfermedades pulmonares provocadas por estos microbios. En contraste, lo distintivo en los vaporizadores es que la microbiota detectada está dominada por hongos que rara vez forman parte del microbioma bucal, lo que incrementa el potencial de riesgo, especialmente si se considera que el ingreso es directo a los pulmones.
“Lo interesante es que la microbiota encontrada en este estudio estaba dominada por hongos potencialmente patógenos, poco frecuentes en el microbioma bucal”, explicó Musgrave.
La comunidad científica enfatiza la importancia de la higiene de estos dispositivos. Katy Deitz, miembro del equipo de investigación, señala que la mayoría de los participantes, muchos de los cuales presentaban síntomas respiratorios como tos, admitieron no limpiar sus vaporizadores con regularidad. Musgrave también resalta la importancia de desinfectar las boquillas, aunque aclara que todavía no hay pruebas concluyentes de que la presencia de estos hongos en la cantidad hallada sea suficiente para generar enfermedades graves en todas las personas usuarias de vapeadores.
La detección de colonias de hongos en las boquillas de los cigarrillos electrónicos introduce un factor adicional en los debates sobre la seguridad del vapeo. Además de los riesgos químicos y de la adicción a la nicotina, la existencia de hongos patógenos plantea preguntas sobre la fabricación, el almacenamiento, la higiene y el impacto a largo plazo en la salud respiratoria, sobre todo entre quienes recurren a estos dispositivos de forma cotidiana.