La rapidez con la que una persona mayor pierde sus dientes podría ser un indicador clave de su riesgo de mortalidad, según un estudio longitudinal publicado en BMC Geriatrics.
La investigación, realizada por un equipo de la Universidad de Sichuan en China, analizó a 8.073 adultos mayores con una mediana de edad de 83 años, a quienes se les hizo seguimiento durante un promedio de 3,5 años.
Los resultados mostraron que una progresión acelerada de la pérdida dental se asocia con un aumento significativo en el riesgo de muerte por cualquier causa, independientemente del número de dientes que la persona tuviera al inicio del estudio. Este hallazgo subrayó la relevancia de la salud bucal como reflejo del estado general de salud en la vejez.
El estudio, basado en datos de la Encuesta Longitudinal China de Longevidad Saludable (CLHLS), clasificó la pérdida anual de dientes en cuatro grupos: estable (sin pérdida), lenta (más de 0 y menos de 2 dientes por año), moderada (entre 2 y menos de 4 dientes por año) y rápida (4 o más dientes por año).
Durante el periodo de seguimiento, se registraron 5.176 muertes, lo que representa el 64,1% de los participantes. Tras ajustar por factores como edad, sexo, nivel educativo, estado civil, hábitos de vida y comorbilidades, los investigadores observaron que el riesgo de mortalidad aumentaba de forma proporcional a la velocidad de la pérdida dental.
En comparación con quienes no perdieron dientes, el riesgo fue un 11% mayor en el grupo de pérdida lenta, un 20% mayor en el grupo de pérdida moderada y un 33% mayor en el grupo de pérdida rápida. Además, el análisis estadístico mostró una relación lineal: por cada diente perdido anualmente, el riesgo de mortalidad se incrementó en un 4%.
Los autores de la investigación aclararon que la pérdida acelerada de dientes no es en sí misma una causa directa de muerte, sino que puede reflejar la presencia de otros problemas de salud subyacentes. “Entre los adultos mayores, el riesgo de mortalidad por cualquier causa aumentó significativamente con una progresión más rápida de la pérdida de dientes, independientemente del recuento inicial de dientes”, señalaron en el artículo. Esta asociación se mantuvo incluso después de considerar variables como el consumo de alcohol, el tabaquismo, la actividad física y la dieta.
Mecanismos y factores asociados a la pérdida de dientes
El vínculo entre la salud bucal y la salud general ha sido documentado en investigaciones previas, pero este estudio es el primero en analizar cómo la velocidad de la pérdida dental puede predecir el riesgo de muerte.
Los investigadores sugirieron varios mecanismos que podrían explicar esta relación. Por un lado, la inflamación crónica derivada de enfermedades periodontales podría contribuir tanto a la pérdida de dientes como a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras afecciones graves.
Por otro, la pérdida de piezas dentales dificulta la masticación y puede llevar a una dieta menos equilibrada, lo que repercute negativamente en la nutrición y, en consecuencia, en la salud general. Además, la pérdida dental puede asociarse con malestar psicológico, aislamiento social y deterioro cognitivo, factores que también se han vinculado con una mayor mortalidad.
Importancia de la prevención y limitaciones del estudio
El estudio también destacó la importancia de los hábitos preventivos y el acceso a la atención odontológica. Los investigadores recomendó visitas regulares al dentista, el cepillado de dientes al menos dos veces al día y la abstención del tabaco como medidas que pueden ayudar a preservar la dentadura y, potencialmente, reducir el riesgo de muerte en la vejez.
“Estos hallazgos enfatizan la importancia crítica de monitorear la progresión de la pérdida de dientes”, afirmaron los autores. Además, el uso de prótesis dentales podría estar asociado con un menor riesgo de mortalidad, aunque la evidencia aún no es concluyente.
A pesar de la solidez de la muestra y el diseño prospectivo, los autores advirtieron sobre ciertas limitaciones. El estudio se realizó exclusivamente en población china, lo que puede dificultar la generalización de los resultados a otras regiones o grupos étnicos.
Además, el recuento de dientes se basó en autoinformes, lo que podría introducir algún sesgo, aunque estudios previos han validado la fiabilidad de este método. También se excluyó a participantes que reportaron un aumento en el número de dientes, lo que podría haber afectado la representatividad de la muestra. Finalmente, los investigadores reconocieron que no pudieron medir todas las dimensiones de la salud bucal, como el estado periodontal, y que podrían existir factores de confusión no identificados.
En términos de salud pública, los resultados publicados en BMC Geriatrics sugieren que la pérdida acelerada de dientes podría servir como un indicador integrador de múltiples procesos fisiológicos y socioeconómicos en la vejez. Por ello, los autores consideran que el monitoreo de la salud bucal debería formar parte de las estrategias de prevención y vigilancia en adultos mayores, tanto en la práctica clínica como en las políticas sanitarias.
Ante la evidencia presentada, el equipo de investigación considera fundamental que tanto los profesionales de la salud como la población general presten atención a la velocidad de la pérdida dental en la vejez, ya que podría alertar sobre riesgos de salud más amplios y ofrecer oportunidades para intervenciones preventivas.