La única libertad que tenemos los seres humanos es la de volver a elegir”, dijo Nilda Chiaraviglio, psicoterapeuta clínica familiar y de pareja, sexóloga y experta en diversidad sexual, en un nuevo episodio de La Fórmula Podcast.

A través de una serie de preguntas y respuestas, la especialista abordó la formación de patrones mentales, la transformación interna, los desafíos de las relaciones y el autocuidado. Además, invitó a reflexionar sobre cómo cada persona puede convertirse en protagonista de su propio cambio. El episodio completo ya está disponible en Spotify y YouTube.

Chiaraviglio, nacida en la provincia de Santa Fe, Argentina, es doctora Honoris Causa y cuenta con una trayectoria profesional de más de cuarenta años, durante la cual trabajó con instituciones como el Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia. También fue docente en universidades de Perú, Argentina y México. En la actualidad se desempeña como escritora, conferencista y creadora de contenidos sobre desarrollo humano.

Nilda Chiaraviglio destaca la importancia de elegir y cuestionar los propios patrones mentales para lograr una transformación personal (Imagen Ilustrativa Infobae)

—Hay una frase tuya que me gusta mucho: “La única libertad que tenemos los seres humanos es la de volver a elegir”. ¿Por qué considerás esto tan relevante?

—Sí, porque así funciona el cerebro. ¿Cómo aprende? El crecimiento y maduración biológica lleva muchos años: nacemos con una sola onda cerebral, a los dos años aparece la segunda, hasta los seis la tercera, y recién a los 12 llega la mente analítica. Durante todo ese tiempo, lo que ves que hacen los adultos es lo que se graba en el cerebro, y eso es lo que después repetimos. Todos amamos como nos han amado, porque eso es lo que tenemos aquí adentro, hasta que no aparece esa duda de preguntarte si elegirías pensar de esa manera. Si no aparece esa duda, repetimos lo mismo porque es lo que entrenamos, no porque seamos necios.

El esfuerzo es entrenar a nuestro cerebro a algo diferente. Cuando digo entrenar es literal: el cerebro aprende a hacer algo diferente por repetición, igual que al practicar un deporte. Si no repites la suficiente cantidad de veces, no se hace el hábito y el cerebro vuelve a lo viejo.

—¿Qué papel cumple la duda en el proceso de transformación personal?

—Ese es el primer paso: la duda. Preguntarte “¿esto será así o podría ser diferente?“. Esa duda es la mente analítica, que aparece después de los doce años. Cuando puedes preguntarte ”¿por qué voy a hacer esto, si podría hacer cualquier otra cosa?“, aparece la sabiduría de poder transformar lo que piensas. Eso hace que tu interpretación de la realidad cambie, y por lo tanto también cambian tus sentimientos y tu manera de ser.”

—¿Cómo se puede transformar la interpretación de la realidad y empezar a mirar las cosas de otra forma?

—Cada persona tiene dentro suyo toda la sabiduría que necesita. Simplemente se trata de reflexionar y agregar dudas para que te des cuenta de que puedes pensar de otra forma. Si te lo preguntas y repites esa duda, empiezas a mirar las cosas distinto, y eso cambia tus neurotransmisores. Hay que repetir el hábito de cuestionarse: “Esto que estoy haciendo, esta persona con la que me estoy juntando, ¿forma parte de lo que busco para mi vida?“. Preguntarte si lo que haces es lo que realmente deseas para ti.

La profesional enfatiza la relevancia de mantener espacios terapéuticos sostenidos y diseñados a medida, porque considera que cualquier proceso de cambio duradero requiere acompañamiento, respeto y un entorno libre de estigmas y de críticas (Imagen Ilustrativa Infobae)

—En muchos casos, la vida nos enfrenta una y otra vez a los mismos problemas. ¿Por qué tendemos a repetir los mismos patrones?

—Hasta que no transformas tu interpretación de lo que está pasando, van a pasar los años y vas a seguir en el mismo lugar. Vas a echarle la culpa a los demás, al presidente, al tráfico, y mientras lo hagas no hay salida. Seguirás repitiendo lo mismo y cada vez te va a doler más. La culpa, sentirse inadecuado y la vergüenza son emociones que paralizan el crecimiento, porque implican quedarte quieto y no evolucionar.

—Hay una frase tuya que llama la atención: “No te cases enamorado”. ¿Por qué afirmás esto?

—El enamoramiento es algo que nos sucede, no es algo que planeamos. Sucede en momentos específicos, generalmente cuando estamos frente a una bifurcación y no nos sentimos con la fuerza para decidir. El cerebro genera oxitocina y ahí te enamorás; es instantáneo. Tienes que estar jodido para enamorarte, no se enamora una persona feliz.

—¿Creés realmente que solo quienes están mal se enamoran?

—Todas las personas que se enamoran necesitan volver a conectar con su interior. El enamoramiento viene a mostrarte lo mejor de ti mismo a través de los ojos del otro. Es para eso, para que puedas ver tu fuerza y potencialidad. Cuando ya viste eso y tomaste una decisión, el enamoramiento cede y empiezas a ver los defectos del otro, que siempre estuvieron ahí. Por eso digo “no te cases enamorado”, porque siempre se acaba.

—¿Qué sucede cuando la etapa de enamoramiento termina? ¿Cómo se sostiene una pareja?

—No tiene por qué sostenerse. Hay que hacer una balanza entre lo que te gusta y lo que no. Si lo que te disgusta es más, mejor dejarlo. El enamoramiento es fulminante porque tiene fecha de finalización: por ejemplo, los amores de verano en la adolescencia. Lo importante es entender que es una experiencia para vivir, aprender y capitalizar.

Para la especialista, las relaciones de pareja sanas se sostienen en la autonomía y en la decisión de compartir la vida por elección y no por necesidad, lo que permite trascender las dinámicas dependientes y establece vínculos más libres (Imagen Ilustrativa Infobae)

—¿Qué diferencia hay entre el vínculo de pareja y la familia?

El ser humano es un individuo social y necesita pertenecer a sistemas más grandes, como la familia. Pero la relación de pareja se cultiva con conductas distintas a las de la familia. Nuestra cultura mezcla todo y la institución termina absorbiendo la relación de pareja. Ahí es donde la persona deja de evolucionar consigo misma y se pierde en lo confortable de la familia.

—¿Cuáles son las parejas que realmente funcionan?

—Las que ambos cultivan su autonomía. Cuando ambos siguen siendo independientes y deciden compartir la vida sin necesitarse, sino porque quieren hacerlo. Esas son las parejas que trascienden.

—Hablás mucho del autocuidado y decís que es una forma de vida. ¿Por qué creés que en la cultura actual es tan difícil practicarlo?

En nuestra cultura, sobre todo en la mujer, pero también en el hombre, hay un inmenso “tengo que”. Tiene que ser profesional, bonita, cuidar su cuerpo, una buena madre, buena esposa, buena amiga, buen ánimo. Es un “tiene que” infinito. Y además de todo eso, tiene que cuidarse. En ese contexto, el autocuidado se convierte en un peso insoportable. Pregúntate: ¿a quién obedezco cuando digo “tengo que”? Si de adulto todavía actúas desde el “tengo que”, el que está actuando es un niño, no un adulto que elige.

Si sientes que “tienes que” es obligación, no es tu elección, por lo tanto no eres responsable de los resultados. Si lo eliges, es tu elección y sí eres responsable. Cuando dices “tengo que ir al súper” es una obligación; si dices “elijo ir al súper”, es tu elección y te haces cargo de lo que pasa. Cuando actúas desde el “tengo que”, sigues siendo una criatura que obedece a no sabes muy bien quién. Los resultados de tu conducta no son tu responsabilidad, sino del que obedeces. Así es como sufrimos de adultos si seguimos en esa lógica.

Chiaraviglio estudió los procesos mentales desde la infancia, destacó que el cerebro atraviesa un largo camino de maduración y aprendizaje, lo cual influye en cómo se forman los patrones emocionales que repetimos a lo largo de la vida (Imagen Ilustrativa Infobae)

—¿Hay algo reciente que quieras compartir, que te inspire o en lo que estés trabajando actualmente?

—Sí, tanto yo como todo el equipo estamos en un momento de alta transformación. Veía que la gente se inscribía en cursos, terminaba, y si el proceso no seguía, volvían a repetir lo anterior y eso generaba frustración. Ahora estamos abriendo una institución donde, quien quiera reflexionar o tomar cursos, va a contar con seguimiento y acompañamiento, no solo mío, sino también de mis discípulos y terapeutas.

—¿En qué consiste este nuevo proyecto, y cómo ayuda a quienes quieren transformarse?

—Quien se interese va a poder tener un espacio dentro del instituto, donde podrá consultar cuál es la mejor actividad o curso de acuerdo a su síntoma o problema, y todo el equipo va a acompañarlo en su proceso. Usamos la tecnología para saber cómo sigue la evolución de cada uno, así todos se sienten contenidos, acompañados y mirados.

Mi intención es estar mucho más cerca de quienes eligen transformarse en esta forma de reflexionar. Vamos a hacer apariciones lunes, miércoles y viernes, con diferentes dinámicas, para que todos se sientan acompañados y en un lugar saludable, sin juicio. Siento que hay muchísimas cosas hermosas por hacer y espero poder llevarlas a cabo.

El autocuidado se presenta como un desafío en la cultura actual, donde las obligaciones sociales dificultan la elección consciente (Imagen ilustrativa Infobae)

A lo largo de la charla, Nilda Chiaraviglio destacó la importancia de crear espacios terapéuticos sostenidos en el tiempo y diseñados a medida de las necesidades de cada persona. Para la especialista, “todo proceso de transformación interna requiere acompañamiento y contención desde un enfoque respetuoso y sin juicios”, un principio que guía su nuevo proyecto institucional y refuerza la idea de que el cambio duradero es colectivo, cercano y responsable.