Un avance argentino para detectar el maltrato infantil mediante la saliva podría revolucionar tanto la ciencia como los procedimientos de la Justicia.

Detectar si un niño es víctima de maltrato a través de un análisis de saliva es una de las grandes aspiraciones del equipo dirigido por Eduardo Cánepa, jefe del Laboratorio de Neuroepigenética y Adversidades Tempranas del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), además de investigador principal en CONICET.

El maltrato no solo deja huellas emocionales sino también biológicas, y hoy podemos rastrearlas en el ADN extraído de la saliva. Esa marca constituye una prueba objetiva, precisa y contundente: buscamos un margen de certeza del 90%”, explicó el científico.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que contó hoy con la conducción de Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Cecilia Boufflet y Carola Gil.

El proyecto nació con la expectativa de crear mecanismos científicos claros para identificar el maltrato infantil, integrando ciencia y justicia: “No venimos a reemplazar métodos como la cámara Gesell, venimos a complementarlos con una prueba biológica inobjetable”, remarcó.

El equipo es dirigido por Eduardo Cánepa, al frente del Laboratorio de Neuroepigenética y Adversidades Tempranas del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA,

Detectar el daño: la huella que el maltrato deja en el ADN

El trabajo del laboratorio dirigido por Cánepa apunta a una frontera innovadora: demostrar que las experiencias traumáticas dejan una huella no solo psíquica sino también física, detectable en el material genético.

El mecanismo, según relató en diálogo con Infobae en Vivo, es simple pero revolucionario: “Analizamos las células presentes en la saliva —células del epitelio de la mucosa y glóbulos blancos— y extraemos el ADN en busca de marcas epigenéticas, en particular la metilación. Esta señal química sobre el ADN está directamente relacionada con el entorno y las vivencias de cada individuo, especialmente durante la niñez y la adolescencia, en esa etapa plástica donde más nos afecta el ambiente”.

Al profundizar en el funcionamiento de la epigenética, el científico explicó que las instrucciones genéticas heredadas son iguales en todos los seres humanos, pero es el ambiente el que define a cada persona y, en última instancia, al cerebro.

“El ambiente modula el desarrollo. El amor, la estimulación, el cariño, o lo contrario —la negligencia, el abuso—, quedan codificados en marcas biológicas que podemos rastrear”, puntualizó Cánepa.

Respecto a la rigurosidad del método, Cánepa subrayó en el programa de la mañana de Infobae en Vivo que la gran novedad es la posibilidad de encontrar esas huellas con altísima certeza.

“El desafío es separar las marcas que se deben exclusivamente al maltrato infantil, apartando factores socioeconómicos, el género o cualquier otra variable”, destacó.

El método salival desarrollado por la Universidad de Buenos Aires busca identificar daños por maltrato infantil mediante análisis epigenéticos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por ello, el equipo trabaja con dos grupos cuidadosamente seleccionados: uno de chicos derivados de la Unidad de Violencia Familiar del Hospital de Niño Pedro Elizalde —un grupo de casos— y otro grupo control, con niños, niñas y adolescentes de edad, sexo y contexto socioeconómico similares pero sin antecedentes de maltrato.

El análisis, según detalló Cánepa, exige un trabajo bioinformático y estadístico riguroso: “Comparando ambos grupos, pulimos y depuramos las marcas para quedarnos únicamente con las que son consecuencia directa del maltrato. El objetivo es lograr que, al encontrar esas marcas en un niño, se trate de un positivo real y no de un falso positivo: buscamos asegurar una precisión arriba del 85, 90 por ciento”. Aclaró además que la prueba no pretende ser excluyente: “No venimos a sustituir ninguna herramienta, sino a sumar un elemento objetivo y mensurable para complementar otros mecanismos, como la cámara Gesell”.

Cuando le preguntaron sobre la aplicación judicial, su respuesta fue tajante: “Esto es una prueba objetiva. No es interpretable, no depende de una evaluación subjetiva. Si la marca está, la determina la biología, con el margen de certeza que la ciencia permite”. Sin embargo, fue cauto: “Nada es 100 por ciento en biología y menos aún cuando se habla de psicología. Por eso planteamos la interdisciplinariedad: necesitamos que distintas ramas dialoguen y se complementen”.

Más allá de la dimensión científica, la conversación con Cánepa abordó las dificultades estructurales que enfrenta la investigación argentina. “El problema no es la falta de vocación, el problema es que los recursos son cada vez más escasos. Mandar el material a analizar afuera cuesta muchísimo dinero; la tecnología necesaria no está desarrollada en el país”, recalcó el jefe de laboratorio.

“Hoy reclutar gente joven que quiera seguir el camino de la investigación es cada vez más difícil. Ya no hay tantos solicitantes para comenzar un doctorado de cuatro o cinco años, simplemente porque los sueldos no alcanzan ni para vivir”, describió Cánepa.

La entrevista completa al doctor Eduardo Cánepa

Infobae en Vivo te acompaña cada día en YouTube con entrevistas, análisis y la información más destacada, en un formato cercano y dinámico.

• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.

• De 18 a 21: Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol. Actualidad, charlas y protagonistas, en vivo.

Seguinos en nuestro canal de YouTube @infobae.