Un estudio internacional publicado en abril en la revista Nature Communications revolucionó la comprensión de los procesos que ocurren en el cerebro durante el sueño. Realizado por investigadores de la Universidad de Toyama, el Instituto Nacional de Tecnología de la Información y Comunicaciones de Japón, la Universidad Médica de Dokkyo y el Okinawa Institute of Science and Technology (OIST), el trabajo aporta evidencias de que mientras dormimos, nuestro cerebro consolida experiencias pasadas, reorganizando anticipadamente para adquirir nuevos aprendizajes.
El cerebro en plena actividad mientras dormimos
Lejos de representar una simple pausa biológica, el sueño constituye una fase crítica para la salud mental y cognitiva. Durante este estado, el hipocampo, área responsable de la memoria, desempeña una labor activa de reactivación de experiencias, estabilización de conexiones neuronales y organización de la información acumulada a lo largo del día.
La investigación liderada por el profesor Kaoru Inokuchi, de la Universidad de Toyama, confirma además una faceta poco explorada: la existencia de un proceso paralelo en el que el cerebro ensaya y se prepara para enfrentar experiencias futuras.
Engramas por venir: la preparación anticipada del cerebro
Mediante técnicas avanzadas como la imagen calciónica en vivo, el trazado de células de memoria (engramas) y modelos computacionales, los científicos observaron en ratones cómo algunas neuronas no vinculadas a recuerdos previos sincronizan su actividad durante el sueño.
Estas células, denominadas “engramas por venir”, no participaron en las experiencias iniciales, pero mostraron patrones de actividad organizados que, según los investigadores, las predisponen a codificar aprendizajes futuros.
Redes neuronales que integran pasado y futuro
El hallazgo más notable es la cooperación entre las células que consolidan recuerdos pasados y las que se preparan para nuevas experiencias. Durante el sueño, ambas poblaciones mostraron una notable coactivación, lo que sugiere la existencia de un mecanismo de transferencia de información o coordinación funcional entre redes neuronales.
“La interacción observada podría ser clave para la creación de nuevas redes de memoria”, explicó Inokuchi, redefiniendo así la visión tradicional del sueño como un fenómeno exclusivamente retrospectivo.
Plasticidad sináptica: clave para el aprendizaje
Para profundizar en el fenómeno, el equipo elaboró un modelo computacional del hipocampo que demostró que dos mecanismos, la depresión sináptica y la escalación homeostática, son esenciales para reorganizar las neuronas no activas.
Cuando estos procesos fueron bloqueados en el modelo, las células “por venir” no lograron sincronizarse ni prepararse para experiencias futuras, lo que evidencia que la reorganización neuronal durante el sueño es altamente regulada y no aleatoria.
El cerebro se prepara antes de aprender
Otro hallazgo relevante fue la detección de configuraciones preexistentes en algunas neuronas antes incluso de la experiencia de aprendizaje. Durante el sueño previo, estas células ya mostraban patrones que más tarde se alinearían con las neuronas encargadas de codificar la nueva información.
Este fenómeno sugiere que el cerebro cuenta con una estructura basal que anticipa lo que podría suceder, y el sueño contribuye a estabilizar estas configuraciones antes de que el evento ocurra.
Implicaciones para la educación y la salud
Las conclusiones del estudio son contundentes: la calidad del sueño entre sesiones de aprendizaje es determinante. La interrupción del descanso podría afectar tanto la consolidación de conocimientos previos como la capacidad de adquirir nuevos. Esto plantea importantes consideraciones para ámbitos como la educación infantil, la formación académica y el tratamiento de trastornos cognitivos relacionados con el sueño.
“Manipular la actividad cerebral o los patrones de sueño podría ser una vía para potenciar la memoria y desbloquear el potencial latente del cerebro”, afirmó Inokuchi.
Dormir para aprender mejor
El estudio rompe con la visión pasiva del sueño, presentándolo como un proceso dinámico y anticipatorio. Dormir mejora la recuperación de conocimientos adquiridos, optimizando las capacidades para aprender y adaptarse a nuevos desafíos.
“Esperamos que este descubrimiento ayude a valorar más la importancia del sueño como un factor esencial para la calidad de vida y el desarrollo cognitivo”, concluyó Inokuchi.