En un mundo donde cerca de 50 millones de personas conviven con epilepsia, un trastorno neurológico que, a pesar de los avances terapéuticos, aún presenta desafíos notables, escuchar de nuevos tratamientos avanzados, es una buena noticia.
Y más lo es si el que la brinda es uno de los mayores expertos en el tema y de yapa, está de visita en Buenos Aires para participar de un prestigioso simposio médico.
Imad Najm, director del Centro de Epilepsia de la Clínica Cleveland explicó a Infobae el futuro de las terapias génicas para pacientes con epilepsia y sobre algunas de las barreras técnicas y de conocimiento que enfrentan actualmente los profesionales clínicos al abordar la enfermedad neurodegenerativa.
“La terapia génica es una forma muy avanzada de tratamiento que busca corregir el problema desde la raíz: el gen dañado que causa la epilepsia. Muchas epilepsias, especialmente las que comienzan en la infancia, se deben a alteraciones genéticas. Estas mutaciones pueden hacer que las células del cerebro funcionen de forma anormal y causen crisis epilépticas”, sostuvo el experto que vino a la Argentina para participar del Simposio Internacional de Epilepsia 2025, un evento organizado por Fleni y la Cleveland Clinic, que se llevó a cabo esta semana en la Academia Nacional de Medicina para profesionales de la salud, como neurólogos, neuropediatras, neurocirujanos y genetistas.
“En Estados Unidos, solíamos realizar estos simposios como una forma de colaboración e intercambio de experiencias y conocimientos entre nosotros y nuestros colegas de Latinoamérica, desde México hasta Chile y Argentina. Lamentablemente, debido a la pandemia de COVID-19, no hemos podido realizarlos desde 1999. Llevamos seis años, y en los que no hemos discutido extensamente ni reflexionado sobre nuestras conversaciones. Esto me dio la oportunidad de vivir una especie de cápsula del tiempo en comparación con el año 2009. El campo creció significativamente, especialmente en este país y en Buenos Aires, por la forma en que veo a los diversos equipos de epilepsia en la ciudad y en otros lugares de Argentina, y en cierta medida en Sudamérica”, precisó Najm.
Y agregó: “Por lo tanto, el propósito de estos simposios es compartir información y actualizar nuestros métodos de diagnóstico y tratamiento de la epilepsia, en particular las epilepsias difíciles de tratar. Preguntarnos ¿cuáles son las innovaciones en el campo de la comprensión de la epilepsia como enfermedad? , desde un punto de vista genético-molecular hasta el diagnóstico de la epilepsia, y en particular, determinar el origen exacto de estas epilepsias en el cerebro. Y, por último, pero no menos importante, se trata de encontrar las mejores estrategias que podamos emplear, desde medicamentos y terapia génica hasta la ablación, como la quema de pequeñas áreas del cerebro o la recepción o cirugía de epilepsia”.
Respecto a los profesionales de Fleni y otros colegas argentinos, Najm no ahorró en elogios: “Tengo que decir que están abordando causas complejas con un nivel de sofisticación muy alto. Les puedo decir en serio que una presentación de aquí es tan buena, si no mejor, que la de mi equipo en Cleveland, Estados Unidos. He estado viniendo a Sudamérica desde el año 2000. Llevo casi veinticinco años visitando este país. Mi primera visita fue en 1999. También he visitado otros lugares, y el nivel de atención, conocimiento y organización del equipo es impresionante. Por ejemplo visité el complejo de Fleni Escobar, donde presencié la organización del equipo que atiende a pacientes con epilepsia desde el diagnóstico temprano en la infancia hasta la edad adulta, y luego el tratamiento médico, la evaluación quirúrgica y la rehabilitación. Es probablemente uno de los mejores centros del mundo”, aseguró el experto.
Más allá de la novedad terapéutica anunciada, Infobae le preguntó a Najm qué es la epilepsia y cómo se manifiesta. Para explicar la epilepsia, el experto hizo una analogía con el corazón:
“La gente está familiarizada con el electrocardiograma cuando tenemos un problema en el corazón. Sabemos que el corazón late al unísono cada vez. Se contrae al ritmo que late. Y el electrocardiograma registra una pequeña captación de la electricidad. Pero cuando miras la actividad eléctrica en el cerebro vemos como pequeñas de neuronas que se comunican entre sí por electricidad. Vemos que el cerebro casi nunca se activa todo al mismo tiempo, sino por secciones. Si se activa todo estamos ante un cuadro de epilepsia. Esta enfermedad es una sincronización anormal o una activación anormal de la electricidad en un gran número de neuronas, en una zona o en todo el cerebro”, detalló Najm.
“La epilepsia se manifiesta por convulsiones repetidas que pueden durar desde segundos hasta varios minutos. Estos episodios adoptan formas diversas: espasmos musculares violentos, desconexiones breves de la conciencia o estados de somnolencia momentáneos. A lo largo de las últimas décadas, se mejoró el abordaje clínico mediante medicamentos anticonvulsivos y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, cerca del 30% de los pacientes sigue sin responder a los tratamientos convencionales”, alertó el neurólogo Najm, que se licenció en Medicina por la Universidad Saint Joseph de Beirut, en el Líbano, donde nació y completó sus estudios doctorales y posdoctorales en Francia y Estados Unidos.
Ante este escenario donde los tratamientos no funcionan, y como vía alternativa a la cirugía que muchas veces es impracticable, un nuevo enfoque empieza a despertar expectativas: la terapia génica.
“La epilepsia no se puede curar, pero sí se puede controlar. La disponibilidad de medicamentos es un aspecto del control de las convulsiones, ya que si tenemos epilepsia, debemos hacer todo lo posible para controlarlas. Si los medicamentos fallan y no hay nuevos medicamentos disponibles tenemos que empezar a considerar la cirugía o algo diferente. Eso diferente que estamos explorando es la terapia génica con consiste en manipular, modificar y tratar la anomalía genética en la zona del cerebro de donde provienen las convulsiones para detenerlas. Y en los últimos 15 años, el conocimiento sobre una pequeña zona del cerebro que produce descargas eléctricas ha mejorado significativamente. Estamos descubriendo que un pequeño grupo de neuronas, de alguna manera, sufre una mutación en su ADN”, detalló el experto.
Najm indicó que esto se remonta a antes de nacer, cuando nuestro cerebro se está desarrollando. Allí, las células madre pequeñas a veces sufren una mutación en la zona donde se dividirían y poblarían al nacer.
“Esta novedosa herramienta consiste en introducir genes sanos en las células del cerebro para corregir o reemplazar aquellos defectuosos que están asociados con las crisis epilépticas. En muchas epilepsias de aparición infantil, se identificaron alteraciones genéticas como origen probable del trastorno. Por eso, este abordaje se presenta como una forma de actuar desde la raíz del problema, sin limitarse a controlar los síntomas”, amplió el especialista que cuenta con más de 22 años de experiencia en el Área de Mecanismos Clínicos y Básicos de la Epilepsia.
El procedimiento utiliza un vector, muchas veces un virus modificado sin capacidad de causar enfermedad, que transporta el gen funcional a las zonas del cerebro que lo requieren. Aunque gran parte de estas investigaciones se encuentra en etapa preclínica o de ensayo en humanos, los resultados iniciales muestran un escenario optimista. Ya existen estudios en centros internacionales que prueban esta estrategia en pacientes con epilepsia focal, sobre todo en aquellos con displasias corticales resistentes a otros tratamientos.
“En la actualidad, en Estados Unidos se está llevando adelante un gran ensayo clínico en humanos para tratar un tipo de epilepsia llamada epilepsia del lóbulo temporal mesial. Con ayuda de una resonancia magnética, introducimos una pequeña cánula en una de las áreas más profundas del lóbulo temporal y administramos un virus específicamente creado y modificado que, de hecho, no daña al cerebro. Previamente al virus se lo vacía de su propio material y se le aplica un nuevo material que desactiva algunas de las proteínas en esa área del cerebro, lo que activa algunos receptores que no deberían estar allí. La Clínica Cleveland donde trabajo forma parte del ensayo, como también otros once centros en Estados Unidos”, detalló el neurólogo.
Una de las esperanzas radica en su potencial para reemplazar tratamientos más invasivos, como la cirugía. Si se logra intervenir directamente sobre la mutación responsable, podría evitarse la extirpación de tejidos cerebrales. Además, la posibilidad de personalizar el tratamiento según el perfil genético de cada paciente representa un cambio de paradigma.
“En la epilepsia, nunca debemos descartar ni una sola convulsión. Debemos tratarla lo antes posible. Debemos aspirar a cero convulsiones. Y el lado positivo, en el futuro, en los próximos 5, 10 o 15 años, creo que habrá un gran desarrollo en el campo de la epilepsia, alejándonos de los medicamentos que son muy eficaces para controlar algunas convulsiones, pero que tienen muchos efectos secundarios, para acercarnos a lo que siempre soñamos con la medicina de precisión: identificar un objetivo y desactivarlo, algo muy específico para la patología particular y la patología del paciente”, explicó el experto.
Y amplió: “Creemos que podríamos obtener resultados preliminares en el próximo año. No sabemos si funcionará, pero hasta ahora tenemos pacientes que parecen estar progresando muy bien, y creemos que en los próximos cinco años tendremos la oportunidad de obtener la aprobación del primer tratamiento de terapia génica en Estados Unidos. Los ensayos clínicos preclínicos en humanos se realizaron con éxito en ratones, ratas y monos”.
Mutaciones, circuitos neuronales y un nuevo horizonte terapéutico
Una de las barreras que enfrenta esta tecnología en el contexto de la epilepsia es la diversidad genética de quienes padecen esta condición. A diferencia de algunos tipos de cáncer, donde una sola mutación puntual puede determinar el tratamiento, en la epilepsia muchas veces no se identifica un único gen alterado. Existen casos con alteraciones múltiples, en distintas regiones del ADN, que de forma combinada elevan el riesgo de presentar el trastorno. En otros, el origen está en mutaciones somáticas: cambios que no se heredan ni están en todas las células del cuerpo, sino solo en una zona específica del cerebro. Esas regiones pueden desarrollar una actividad anómala que deriva en crisis recurrentes.
Estos descubrimientos emergieron con fuerza en la última década. Los estudios genéticos realizados sobre malformaciones focales del desarrollo cortical y sobre casos de displasia cortical mostraron patrones hasta entonces desconocidos. Los genes implicados intervienen en funciones clave como la neurogénesis, la formación de sinapsis, la plasticidad cerebral y la consolidación de la memoria. En muchos casos, estas mutaciones están vinculadas con mecanismos de excitabilidad que convierten una lesión localizada en un foco epiléptico activo.
“Así que ahí es donde, creo, reside la esperanza y el entusiasmo en el campo de la epilepsia, aprendiendo de otros campos, en particular del cáncer, para aplicar parte de este conocimiento y la experiencia en tumores cerebrales y otras partes del cáncer a estas lesiones focales en el cerebro de pacientes con epilepsia”, sostuvo el especialista. Estas experiencias abren nuevas líneas de investigación en neurología, en especial para patologías que hasta hace poco se consideraban sin posibilidad de remisión.
Aun con los avances recientes, el desarrollo de terapias génicas efectivas requiere superar múltiples desafíos. Uno de ellos es lograr que los vectores atraviesen la barrera hematoencefálica y lleguen al sitio exacto sin generar efectos colaterales. Otro punto crítico es identificar qué pacientes podrían beneficiarse realmente, ya que no todos los cuadros de epilepsia tienen un origen genético claro. En muchos casos, las convulsiones aparecen tras eventos traumáticos, infecciones o alteraciones estructurales cerebrales sin componente hereditario.
Mientras tanto, la medicina de precisión se perfila como una herramienta clave. El objetivo es claro: comprender mejor el mapa genético de cada paciente, establecer correlaciones entre las mutaciones y la actividad cerebral, y desarrollar tratamientos diseñados a medida. En este camino, se busca también reducir los efectos secundarios de los medicamentos tradicionales, que pueden impactar negativamente en la calidad de vida. La posibilidad de reemplazar fármacos con intervenciones genéticas abre una puerta para quienes no encontraron hasta ahora una respuesta terapéutica satisfactoria.
“Esto nos da cierta esperanza: si podemos apuntar a estos genes (podría haber múltiples genes en múltiples niveles de la vía), podremos lograr algo para controlar estos problemas”, afirmó el especialista. La investigación avanza con cautela, pero el horizonte que se proyecta podría marcar un antes y un después en el tratamiento de una de las enfermedades neurológicas más comunes del mundo. El futuro, esta vez, podría llegar desde el núcleo mismo de la célula.
Director de un centro de referencia mundial
Najm se sinceró de lo que significa liderar un área tan importante de la medicina en un centro de referencia mundial como es la Clínica Cleveland.
“Ser parte de un equipo como el de la Clínica Cleveland es una gran responsabilidad. Debemos asegurarnos de brindar la mejor atención disponible a nuestros pacientes. Los tratamientos actuales son el resultado de la investigación y la innovación que se realizó hace cinco, diez o quince años. Tenemos que agradecer a nuestros colegas, quienes trabajaron en aquel tiempo en diferentes niveles de investigación, desde el laboratorio hasta el modelo clínico o preclínico y los ensayos, para que estos tratamientos estén disponibles hoy para nosotros. La ciencia de hoy es la medicación o las opciones de tratamiento del mañana”, aseguró el especialista.
“De nuestros colegas argentinos aprendemos a ser humildes, pero aún más importante, aprendemos que se puede lograr mucho simplemente dedicando nuestra carrera a lo que hacemos, sin tal vez tantos recursos. Las contribuciones financieras son importantes, pero las finanzas son el resultado de la energía y el corazón que ponemos en esto. Vemos la calidad de la atención brindada a un costo mucho menor que en Estados Unidos, e incluso con un nivel de atención superior en algunos casos”, remarcó Najm sobre su visita al país.
Y concluyó: “Me impresionó mucho la investigación básica fundamental que se ha realizado aquí. El nivel de trabajo se centra en la terapia génica, pero también en lo que llamamos células madre. La investigación con células madre es de primer nivel y estamos considerando seriamente el intercambio de experiencia entre nuestro equipo y de aquí. Estamos abiertos a dialogar con cualquier equipo, ya sea en Argentina, Sudamérica o cualquier parte del mundo, para intercambiar experiencia y, con suerte, realizar ensayos clínicos conjuntos”.
El Simposio contó con el auspicio del laboratorio Casasco y con el aval de la Academia Nacional de Medicina, la Facultad de Medicina de la UBA, la Liga Argentina contra la Epilepsia, la Sociedad Neurológica Argentina y la Sociedad Argentina de Neurología Infantil (SANI).