La válvula tricúspide es una de las cuatro del corazón y se encuentra entre la aurícula y el ventrículo derechos.
Su función es asegurar que la sangre avance en una sola dirección durante la contracción cardíaca, de la aurícula al ventrículo. Cuando no funciona correctamente, el músculo cardíaco se ve obligado a trabajar en exceso, lo que puede causar edemas en piernas y abdomen, fatiga intensa, falta de aire, fallas renales o hepáticas y arritmias.
En tanto, la denominada insuficiencia tricuspídea severa es una condición en la que esta válvula no cierra correctamente, lo que provoca que la sangre fluya hacia atrás, generando un reflujo.
Según expertos, se trata de una enfermedad subdiagnosticada y con pocas opciones terapéuticas para el tratamiento. Sin embargo, ahora, en Argentina hay una innovadora técnica para su abordaje.
Se trata de un implante que reemplaza la válvula tricúspide del corazón de forma mínimamente invasiva. La intervención se realizó por primera vez en el país el 6 de junio, en el ICBA Instituto Cardiovascular. Esto marcó una experiencia pionera en Latinoamérica.
Es que hasta ahora, las posibilidades eran limitadas. “Se les administraba a los pacientes diuréticos y medicamentos para aliviar los síntomas. Algunas técnicas emergentes, como clip o anuloplastia, no siempre son efectivas. Y la cirugía convencional de reemplazo o reparación de la válvula implica una operación a corazón abierto, con alto riesgo en pacientes frágiles o añosos”, planteó el cardiólogo intervencionista Santiago Ordoñez (MN 148339) miembro del staff de Hemodinamia de ICBA.
Y añadió: “Para muchas personas con insuficiencia tricuspídea severa y alto riesgo quirúrgico, no había opciones reales”.
Este experto encabezó, junto a Pablo Spaletra, el equipo multidisciplinario que llevó a cabo la intervención pionera con el mencionado implante, llamado LuX-Valve. “Esta enfermedad es más común de lo que se pensaba: afecta hasta al 1% o 2% de los adultos mayores, especialmente mujeres y personas con antecedentes de insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular o hipertensión pulmonar. A menudo ha sido una condición subdiagnosticada y poco tratada, a pesar de su impacto significativo en la calidad de vida”, precisó Ordoñez.
Cómo fue la intervención pionera en Argentina
El primer procedimiento de este tipo en humanos se realizó en 2018 en China, que es donde se desarrolló la tecnología. Desde entonces, el uso de la válvula tuvo un crecimiento controlado y se utilizó en ensayos clínicos y programas compasivos. La implementación comenzó en Europa y en Canadá, y en etapas más recientes llegó a Sudamérica. Con solo 200 casos reportados en todo el mundo, la intervención llevada a cabo en Argentina forma parte de las primeras experiencias registradas en la región.
El doctor Pablo Spaletra (MN 129332), quien también es miembro del staff de Hemodinamia del ICBA Instituto Cardiovascular, reveló: “El viernes 6 de junio realizamos el primer implante en Argentina de válvula Lux. Se le practicó a un paciente que tiene un síndrome carcinoide (un tumor que libera una sustancia que afecta las válvulas del corazón), lo que hace que el escenario clínico fuera más complejo. Ya se había sometido a intervenciones sobre otras válvulas, pero ninguna sobre la tricuspídea. El resultado fue muy bueno”.
El procedimiento es mínimamente invasivo, ya que no requiere abrir el tórax ni detener el corazón, y se realiza a través de una pequeña incisión en el cuello del lado derecho. Lo que hace es reemplazar la válvula dañada por un stent valvular protésico.
Por lo general, se realiza bajo anestesia general y dura entre una y dos horas. Aunque requiere internación, la recuperación del paciente suele ser más ágil que en una cirugía tradicional.
“Habitualmente la indicación es que estén internados entre tres y cinco días después del implante, dependiendo del estado clínico previo a la intervención. Una semana después del procedimiento retoman paulatinamente su rutina, para en 15 o 20 días estar teniendo una vida normal. Por lo general su calidad de vida es mejor que la que traían previo a la intervención”, repasó Spaletra.
En el quirófano, trabajó un equipo multidisciplinario del ICBA Instituto Cardiovascular con apoyo de imágenes. A los cardiólogos intervencionistas Ordoñez y Spaletra se sumaron el jefe de Ultrasonido de la institución, el doctor Martín Vivas (MN 123604), expertos de Jenscare, técnicos, enfermeros y anestesiólogos.
En ese tono, Ordoñez destacó: “La insuficiencia tricuspídea no es ‘benigna’ ni ‘menor’, como antes se creía. Puede empeorar con el tiempo y deteriorar gravemente la calidad de vida. La detección temprana y el seguimiento por cardiólogos con experiencia en valvulopatías son fundamentales. Ahora, con tecnologías como la Lux-Valve, contamos con una alternativa real y segura para pacientes que antes no eran candidatos a cirugía. Se trata de una técnica en evolución, pero con resultados muy prometedores en términos de reducción de síntomas, mejoría funcional y baja tasa de complicaciones”.