El herpes es una de las infecciones virales más frecuentes a nivel mundial y, en numerosos casos, puede estar presente sin dar señales visibles durante largos periodos. Dicho de otro modo, el patógeno puede permanecer inactivo en el organismo durante años.
En ese sentido, aquellos que portan el virus sin tener idea de ello, ya que se encuentra en estado latente, pueden ver que se activa cuando intervienen ciertos factores como el estrés, otras enfermedades, la exposición solar intensa o los cambios hormonales.
Así, la primera manifestación suele surgir de manera imprevista, incluso después de más de una década desde el contacto inicial, según indican desde Verywell health y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Lo cierto es que, durante la fase de latencia, el virus reside en los ganglios nerviosos, invisible para las pruebas de rutina y sin causar molestias. Esta característica desconcierta tanto a quienes reciben un diagnóstico inesperado como a los profesionales de la salud que deben brindar respuestas claras y fundamentadas.
Cada organismo responde de manera única: hay personas que nunca desarrollan brotes evidentes, mientras que otras pueden experimentar episodios recurrentes a lo largo de su vida. Lo cierto es que, durante toda esta etapa silente, el herpes no desaparece, sino que permanece listo para reactivarse ante cualquier alteración del equilibrio físico o emocional.
Evidencia científica reciente
La literatura médica ha confirmado que estos mecanismos de latencia y reactivación son propios del herpes simple, tanto del tipo uno (HSV-1) como del tipo dos (HSV-2). Un estudio publicado en The Lancet Microbe estimó que hasta el 88% de los portadores atraviesan una fase silenciosa prolongada antes del primer episodio activo.
La mayoría desconoce su condición porque los síntomas iniciales suelen pasar desapercibidos o ser confundidos con lesiones leves de otra causa, lo que facilita la propagación inadvertida del virus.
Especialistas de Harvard Medical School sostienen que, frente a un diagnóstico de herpes, la ciencia debe ocupar el centro de la conversación y el acompañamiento emocional es indispensable. Al tiempo que expertos consultados por Verywell health enfatizan la relevancia del diálogo franco y la empatía, herramientas clave para superar prejuicios y desmitificar la enfermedad.
Modos de transmisión y diseminación silenciosa
El virus se transmite principalmente por contacto directo, ya sea a través de mucosas o piel, sin necesidad de que existan lesiones visibles. Uno de los aspectos más complejos del herpes es la diseminación asintomática: el organismo libera partículas virales de manera intermitente, incluso en ausencia total de síntomas o heridas.
Esta particularidad explica la elevada frecuencia de contagios en la población general y la posibilidad de contraer el virus sin saber identificar el momento preciso de exposición. En tanto, el tipo de herpes determina la localización habitual de las lesiones, pero ambos —HSV-1 y HSV-2— pueden infectar cualquier área genital u oral, sobre todo durante el sexo oral.
Así puede ocurrir que una persona con herpes labial transmita el virus a la zona genital de su pareja, o viceversa. Más raramente, existe el fenómeno de la autoinoculación: manipular una lesión activa y luego tocarse los ojos o los genitales puede trasladar el virus a una nueva región corporal.
Por eso, desde Verywell health recomienda adoptar hábitos de higiene como el lavado frecuente de manos en presencia de brotes activos.
Impacto en la vida cotidiana
Convivir con el herpes implica desafíos emocionales y prácticos. Muchas veces, la aparición de los primeros síntomas genera sorpresa, temor o confusión, ya que no existe un antecedente reciente que permita asociar el episodio a un contacto específico.
Estos sentimientos son habituales y se potencian por el desconocimiento o la falta de información confiable. La realidad es que la infección puede haberse adquirido muchos años antes, sin que la persona haya tenido brotes, o con manifestaciones tan leves que pasaron inadvertidas.
Esta capacidad del virus para permanecer oculto subraya la importancia de la divulgación científica y de estrategias de prevención efectivas.
Herpes y relaciones monógamas
Cuando la infección se manifiesta en el contexto de una relación estable, surge frecuentemente la inquietud sobre una posible infidelidad. Sin embargo, los especialistas advierten que la aparición tardía de los síntomas no implica necesariamente una infección actual, ni constituye evidencia de deslealtad.
Existen múltiples motivos médicos que explican el hallazgo inesperado: es habitual que uno de los miembros haya contraído el virus antes del inicio de la relación, sin haberlo sabido, debido a la latencia prolongada, propia del herpes.
Numerosas fuentes, incluidas Verywell health y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), insisten en que la reactivación obedece a factores individuales y no se relaciona necesariamente con encuentros recientes fuera de la pareja. Por lo tanto, un brote inesperado no debe vincularse automáticamente con una traición, sino comprenderse como parte del comportamiento natural del virus.
Prevención, tratamiento y pruebas diagnósticas
Frente a la presencia de lesiones sospechosas, la prioridad es solicitar orientación médica. Para el herpes labial existen cremas de venta libre, que pueden ser útiles en cuadros leves, pero en casos severos se requiere consulta con un profesional.
Desde Verywell health aconsejan comunicar el diagnóstico a la pareja para que ambos accedan a evaluación y tratamiento adecuado. Asistir juntos al especialista ayuda a despejar dudas y a recibir información basada en la evidencia.
La prevención contempla varias estrategias. El uso sistemático de preservativos en todas las prácticas sexuales reduce el riesgo de transmisión, aunque no lo elimina por completo, ya que el virus puede afectar zonas no cubiertas. Limitar el número de parejas sexuales y conversar abiertamente sobre antecedente de infecciones también aporta a la protección personal y compartida.
Cuando uno de los integrantes ya ha sido diagnosticado, se recomienda evitar las relaciones íntimas durante los brotes y evaluar el uso de antivirales diarios según indicación médica.
Respecto a las pruebas diagnósticas, existen limitaciones: actualmente no se recomienda testear a personas asintomáticas, salvo que la pareja haya sido diagnosticada previamente. Tanto los CDC como Harvard Medical School subrayan que un resultado positivo no modifica necesariamente la conducta ni reduce la propagación del virus, y, además, las pruebas disponibles no aportan información sobre el origen ni el momento del contagio.
En definitiva, el herpes forma parte de la vida de millones de personas y no debe asociarse automáticamente a episodios recientes o conductas poco responsables. Superar prejuicios, apostar a la información confiable y fortalecer la comunicación constituyen los pilares para cuidar tanto la salud física como el bienestar emocional individual y de la pareja.