Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos en oncología, las sustancias químicas presentes en el humo del cigarrillo aceleran el desarrollo y la progresión de distintos tipos de cáncer.
Ahora, datos recientes advierten que el tabaco incide no solo en la generación de tumores, sino también en la forma en la que el sistema inmunitario responde frente a células malignas, lo que impulsa el crecimiento y la diseminación del cáncer de páncreas, considerado uno de los más letales a nivel global.
Tabaquismo y aumento del riesgo oncológico
El consumo de tabaco causa más de 8 millones de muertes anuales en todo el mundo, afirma la OMS. Más de 7 millones corresponden al consumo directo de productos de tabaco y cerca de 1,3 millones resultan de la exposición al humo ajeno. El tabaco no solo está relacionado con cáncer de pulmón, sino que incrementa el riesgo de aparición de cánceres en vejiga, riñones, estómago y páncreas.
El informe de Our World in Data, dependiente de la Universidad de Oxford, especifica que las sustancias químicas contenidas en el humo atraviesan el sistema respiratorio e ingresan en el torrente sanguíneo, afectando órganos a distancia como el páncreas, donde pueden inducir mutaciones y promover el crecimiento tumoral.
Mecanismo biológico: cómo el humo acelera el cáncer de páncreas
Una investigación publicada por el equipo del Centro Oncológico Rogel de la Universidad de Michigan y divulgada por la revista Cancer Discovery identificó los mecanismos celulares involucrados en la aceleración del cáncer de páncreas por el tabaco.
El estudio constató que ligandos del receptor de hidrocarburos arílicos (AhR), presentes en el humo, como el compuesto 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina (TCDD), activan el AhR en linfocitos T CD4+. Esto provoca su transformación en linfocitos productores de interleucina-22 (IL22) y promueve la acumulación de linfocitos T reguladores (Treg), ambos factores que debilitan la acción de células inmunitarias encargadas de combatir el tumor, como los linfocitos T CD8+.
El doctor Timothy L. Frankel, codirector del Centro Rogel, explicó que, tras exponer a ratones con cáncer pancreático a toxinas presentes en el tabaco, los tumores adoptaron un comportamiento mucho más agresivo: “Crecieron mucho más y diseminaron por todo el cuerpo. Fue realmente drástico”, sostuvo Frankel, según la publicación de Cancer Discovery.
Evidencia experimental en modelos animales y humanos
El grupo de la Universidad de Michigan comprobó que, al eliminar las células Treg en ratones, se revertía por completo la capacidad del compuesto químico del cigarrillo para permitir el crecimiento tumoral. El fenómeno se registró solo cuando el sistema inmunitario se encontraba intacto, lo que refuerza la hipótesis de que el tabaco propicia la progresión del cáncer a través de vías inmunológicas específicas.
Además, el estudio detectó que los fumadores humanos experimentan una mayor activación del AhR y una concentración aumentada de células Treg en el páncreas, tanto en personas sanas como en pacientes con cáncer de páncreas.
Implicancias clínicas y vías de tratamiento
El potencial terapéutico de bloquear la vía identificada genera expectativas significativas en el abordaje del cáncer pancreático en personas fumadoras. La inhibición farmacológica de este circuito inmunosupresor redujo el tamaño tumoral en modelos animales, revela la investigación dirigida por Frankel. El especialista sugirió que este enfoque podría potenciar la efectividad de las inmunoterapias, que hasta ahora han presentado resultados limitados en tumores pancreáticos.
“Si logramos inhibir las células supersupresoras, también podríamos activar la inmunidad antitumoral natural”, explicó Frankel en el reporte de Cancer Discovery. El oncólogo subrayó la necesidad de personalizar los tratamientos según el historial de exposición al tabaco y recomendó intensificar la vigilancia en personas con antecedentes familiares o pancreatitis crónica.
La magnitud del problema y la importancia de la prevención
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que la mitad de los fumadores morirán por una enfermedad causada por el tabaco, lo que significa una pérdida en promedio de 10 a 15 años de vida. El consumo sostenido de tabaco afecta la esperanza de vida y condiciona la incidencia de cáncer en adultos, lo que confirma la urgencia de disminuir su consumo y reforzar campañas preventivas.
La ausencia de un sistema eficaz de detección precoz para el cáncer de páncreas dificulta el diagnóstico temprano. “También podríamos necesitar realizar pruebas de detección más exhaustivas a los fumadores”, remarcó el doctor Frankel, quien recomendó la derivación de personas en riesgo a centros especializados de atención.
La evidencia disponible sitúa al tabaco como un factor agravante en la evolución del cáncer de páncreas y refuerza las recomendaciones de organismos internacionales orientadas a reducir las tasas de tabaquismo para abordar de raíz un problema de salud pública persistente en todo el mundo.