Un académico de Columbia propone multiplicar por diez los impuestos federales al alcohol en Estados Unidos para reflejar su verdadero costo social. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un experto de la Universidad de Columbia propone multiplicar por diez los impuestos federales al alcohol en Estados Unidos, argumentando que cada bebida genera costos sociales de 2 dólares mientras que los consumidores solo pagan 20 centavos en impuestos. Arthur Robin Williams, profesor asociado de psiquiatría clínica, sostiene que esta medida podría acelerar un cambio generacional ya visible en el consumo de alcohol.

Según informó Bloomberg, Williams publicó un artículo en el New England Journal of Medicine donde defiende que los impuestos al alcohol están “atrapados en el pasado” y no reflejan los verdaderos costos que genera su consumo para la sociedad estadounidense.

Arthur Robin Williams sostiene que cada bebida alcohólica genera 2 dólares en costos sociales, mientras los consumidores solo pagan 20 centavos en impuestos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cambios generacionales en el consumo de alcohol

Los patrones de consumo muestran transformaciones significativas, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Williams observa que los menús de restaurantes, particularmente en ciudades como Nueva York, ahora incluyen secciones completas dedicadas a cócteles sin alcohol.

“Existe claramente un mercado mucho más grande que antes para las bebidas sin alcohol“, explicó el académico a Bloomberg. Las cifras respaldan esta tendencia: aproximadamente una cuarta parte de los adultos estadounidenses reportó haber participado en el Dry January“, el movimiento que promueve abstenerse del alcohol durante enero.

Esta estadística cobra mayor relevancia al considerar que un tercio de los adultos estadounidenses no consume alcohol habitualmente. Esto significa que casi la mitad de los bebedores regulares intentó mantenerse sobrio durante un mes completo, según los datos presentados por Williams.

El cambio generacional es particularmente notable. Mientras que fumar se ha vuelto socialmente inaceptable, beber alcohol no ha experimentado el mismo rechazo, especialmente entre las generaciones mayores. Sin embargo, esta percepción está cambiando entre los jóvenes, quienes muestran mayor conciencia sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol.

El cambio generacional en el consumo de alcohol se evidencia en el auge de los cócteles sin alcohol y la popularidad del movimiento 'Dry January'. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Desmitificación del consumo moderado

La evidencia científica ha desafiado la creencia tradicional de que el consumo moderado de alcohol puede tener efectos protectores para la salud. Las autoridades federales de salud definen el consumo de bajo riesgo como no más de 14 bebidas por semana, pero Williams señala que los bebedores regulares típicamente consumen mucho más que esta cantidad.

“Ha existido una idea errónea de larga data de que el consumo moderado puede tener efectos protectores para la salud, particularmente efectos cardiovasculares protectores”, detalló el experto. Sin embargo, cuando se aplicaron metodologías más rigurosas, se hizo evidente que beber a cualquier nivel se asocia con peores resultados de salud.

La investigación actual demuestra que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Cada bebida adicional se asocia con mayores riesgos para la salud, lo que contradice décadas de creencias populares sobre los supuestos beneficios del consumo moderado.

Esta evidencia científica ha motivado al cirujano general de Estados Unidos a sugerir la inclusión de advertencias sobre cáncer en los envases de alcohol, una medida que podría seguir el modelo implementado exitosamente con los productos de tabaco.

La evidencia científica actual descarta los supuestos beneficios del consumo moderado de alcohol y advierte sobre los riesgos para la salud. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Análisis económico: costos sociales versus impuestos actuales

El desequilibrio entre los costos sociales del alcohol y los impuestos que se cobran actualmente es dramático. Williams estima que cada bebida genera aproximadamente 2 dólares en costos para la sociedad, considerando gastos relacionados con adicción, accidentes y complicaciones de salud.

Esta cifra se traduce en 2 dólares por lata de cerveza o 10 dólares por botella de vino en términos de impacto social. Sin embargo, los impuestos actuales están muy por debajo de estos costos reales.

La comparación histórica revela la magnitud del problema. En la década de 1950, los estadounidenses pagaban aproximadamente 1 dólar en impuestos por bebida espirituosa, lo que representaba cerca de la mitad del daño social que cada bebida causaba en dólares actuales. Hoy, esa cifra ha caído a solo 20 centavos por bebida, mientras que el costo social se mantiene en 2 dólares.

De acuerdo con el reporte de Bloomberg, las tasas efectivas de tributación han disminuido entre 60% y 80%, dependiendo de las tasas específicas analizadas. Esta reducción se debe a múltiples factores que han operado durante las últimas décadas.

El aumento de impuestos al alcohol reduce el consumo entre jóvenes y bebedores excesivos, según estudios citados por el experto de Columbia. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Factores que han reducido la tributación efectiva

Varios elementos han contribuido a la erosión de los impuestos al alcohol en términos reales. Los aumentos de impuestos han sido menos frecuentes y típicamente no se han indexado a la inflación, lo que resulta en una disminución neta de las tasas efectivas de tributación.

La consolidación de la industria del alcohol representa otro factor crucial. La industria se ha concentrado en pocas empresas multinacionales poderosas que han ejercido presión activa contra los aumentos de impuestos. Esta consolidación ha fortalecido la capacidad de lobby del sector, dificultando las iniciativas para actualizar las tasas impositivas.

Williams propone aumentar los impuestos federales al alcohol e indexarlos a la inflación como punto de partida para abordar esta disparidad. El académico argumenta que Estados Unidos tiene alcohol de costo increíblemente bajo en comparación con los costos sociales que genera.

Williams propone indexar los impuestos al alcohol a la inflación para equilibrar los costos sociales y fiscales en Estados Unidos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Efectividad de los impuestos como herramienta de salud pública

La evidencia demuestra claramente que los impuestos al alcohol funcionan como medida de política pública. Cuando las tasas impositivas aumentan, el consumo disminuye, especialmente entre dos poblaciones de particular preocupación: los bebedores excesivos y los jóvenes.

Los bebedores ligeros o moderados no se ven afectados significativamente por los aumentos de impuestos, lo que hace que esta medida sea más justificada desde una perspectiva de salud pública. La política fiscal dirigida logra impactar precisamente a los grupos donde la reducción del consumo tendría mayor beneficio para la salud pública.

Esta selectividad en el impacto refuerza el argumento de Williams sobre la efectividad de los impuestos como herramienta tanto para generar ingresos como para modificar comportamientos. La medida podría acelerar las tendencias ya observadas hacia un menor consumo de alcohol, particularmente entre las generaciones más jóvenes que muestran mayor conciencia sobre los riesgos asociados.