
El café, presente en la vida cotidiana de millones de personas, puede ser tanto beneficioso como perjudicial para la salud cardiovascular, dependiendo del método de preparación.
Aunque su consumo moderado se asocia con efectos positivos, la evidencia científica más reciente advierte que métodos como la prensa francesa o el espresso pueden elevar el colesterol, mientras que el café filtrado por papel resulta más recomendable para quienes buscan cuidar el corazón.
Según la doctora Trisha Pasricha, médica y científica clínica en la Facultad de Medicina de Harvard y columnista de salud en The Washington Post, el café “es excelente para la salud, pero puede aumentar el colesterol si se prepara de manera incorrecta”.
Es que la experta aseguró que los métodos que no emplean filtro de papel —como la prensa francesa, el espresso o el café hervido— permiten el paso de compuestos llamados diterpenos (cafestol y kahweol), que elevan el colesterol en sangre.
En ese sentido, estudios publicados en el Ochsner Journal confirman que el café sin filtrar contiene aproximadamente 7,2 mg de cada uno de estos diterpenos por taza, mientras que el filtrado por papel retiene casi la totalidad de estos aceites, dejando solo trazas mínimas (0,02 mg por taza).

De acuerdo con la Harvard T.H. Chan School of Public Health, el café ha pasado de estar bajo sospecha de ser cancerígeno a considerarse una bebida con potenciales efectos protectores, siempre que se consuma con moderación.
La mayoría de los estudios internacionales revisados coinciden en que tomar entre tres y cinco tazas diarias —equivalentes a unos 400 mg de cafeína— se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares.
Sin embargo, la tolerancia individual varía: personas con dificultad para controlar la presión arterial o mujeres embarazadas deben limitar su ingesta, y quienes experimentan insomnio o ansiedad pueden optar por café descafeinado, que ofrece beneficios similares.
Métodos de preparación y su impacto en el colesterol
El método de preparación marca una diferencia fundamental en el efecto del café sobre el colesterol y la salud cardiovascular.
La relación entre café y colesterol ha sido objeto de ensayos clínicos controlados. Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition demostró que abstenerse de consumir café filtrado durante seis semanas redujo el colesterol total en 0,28 mmol/L en personas que previamente tomaban cuatro tazas diarias.

Por su parte, una investigación en JAMA halló que el consumo de 720 mL diarios de café filtrado con cafeína incrementó el colesterol total y el LDL, aunque en menor medida que el café sin filtrar. Estos hallazgos sugieren que, aunque el filtrado es preferible, incluso este método puede tener un efecto leve sobre los lípidos sanguíneos.
La evidencia también muestra que el café filtrado puede ejercer efectos antiaterogénicos, al favorecer la eliminación de colesterol a través de mecanismos mediados por ácidos fenólicos presentes en la bebida.
En contraste, el café hervido o sin filtrar se asocia con un mayor riesgo de elevar el colesterol y, potencialmente, de desarrollar enfermedad cardiovascular.
No obstante, los resultados sobre la relación entre café y riesgo coronario no son uniformes: mientras algunos estudios encuentran una asociación en forma de J —donde el consumo moderado reduce el riesgo y el consumo elevado lo incrementa—, otros no hallan diferencias significativas según la cantidad o el tipo de café.
Recomendaciones prácticas y advertencias

En cuanto a las opciones cotidianas, la doctora Pasricha recomienda evitar la prensa francesa si se consumen varias tazas al día y optar por métodos que utilicen filtro de papel, como la cafetera tradicional, el método de vertido (“pour-over”), el cold brew o el café instantáneo.
Este último, así como las cápsulas, suelen considerarse filtrados, aunque presentan preocupaciones ambientales y posibles riesgos por microplásticos. La Harvard T.H. Chan School of Public Health añade que las bebidas de cafetería con crema y jarabes pueden contrarrestar los beneficios del café negro debido a su alto contenido calórico y de grasas saturadas.
Las recomendaciones también contemplan a grupos específicos. Las personas con dificultad para controlar la presión arterial deben moderar su consumo, y las embarazadas no deben superar los 200 mg de cafeína diarios (aproximadamente dos tazas).

Además, la respuesta al café depende de factores genéticos: quienes metabolizan la cafeína lentamente pueden experimentar un mayor riesgo cardiovascular con dosis elevadas, según estudios citados por el Ochsner Journal.
Matices y controversias científicas
A pesar de la abundancia de datos, persisten matices y controversias en la literatura científica. Algunos ensayos, como el publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, muestran que incluso el café filtrado puede elevar ligeramente el colesterol, aunque este efecto es menor que el observado con el café sin filtrar.
Además, la definición de “consumo moderado” varía entre estudios, y la influencia de la genética, el estilo de vida y el tabaquismo complica la interpretación de los resultados. Por ello, los expertos coinciden en que la forma de preparación debe aclararse siempre al analizar los efectos del café sobre la salud.
El café es una bebida compleja cuyo impacto sobre la salud depende de múltiples factores, entre ellos el método de preparación, la cantidad consumida y las características individuales de cada persona. La ciencia continúa investigando la mejor manera de disfrutarlo, buscando el equilibrio entre placer y protección cardiovascular.