
La salud bucal abarca mucho más que una sonrisa agradable. Sarah K. Lee, prostodoncista de Mayo Clinic, destacó que la boca y los dientes desempeñan funciones esenciales en la protección del organismo y en la calidad de vida.
En una reciente entrevista concedida al podcast Health Matters de Mayo Clinic, Lee abordó la relación entre salud oral y bienestar general, desmintió creencias populares e hizo recomendaciones para el cuidado diario.
“La boca es una de las principales puertas de entrada al cuerpo”, explicó Lee. “Utilizamos partes de la boca, como la lengua, para tragar y así incorporar hidratación y nutrición. Por ello, la boca es fundamental para sostener nuestra salud sistémica”, agregó.
Estructura y función dental

Lee precisó que los dientes no son hueso, aunque comparten ciertas características. “Son estructuras muy complejas con tres capas: el esmalte, duro y externo; la dentina, que aporta estructura y sensibilidad; y la pulpa, donde se localizan el nervio y el aporte sanguíneo”, detalló.
Más allá de la masticación, los dientes cumplen un papel social y fonético. “Son herramientas sociales. Hay muchas asociaciones entre juventud y belleza basadas en la sonrisa. Usamos los dientes más de lo que conducimos nuestros autos o vivimos en nuestras casas, porque los usamos para interactuar”, señaló Lee. Además, subrayó su importancia en el habla: para sonidos como la S o la T, la lengua utiliza los dientes como punto de contacto.
La salud bucal no se limita a los dientes. “Me gusta la expresión ‘lo blanco, lo rosado y lo negro’. ‘Lo blanco’ son los dientes, ‘lo rosado’ es la encía, y ‘lo negro’ es el espacio entre ambos”, puntualizó Lee. La encía, conocida como “gingiva”, enmarca los dientes y tiene una abundante irrigación sanguínea fundamental para la salud periodontal. “La salud periodontal es la base de nuestros dientes. Si esa base se ve comprometida, la estabilidad dental también lo estará”, advirtió Lee.
Salud bucal y salud integral

La conexión entre la boca y el resto del organismo es evidente. “Desde el punto de vista cardiovascular, existen estudios que muestran que la bacteriemia —presencia abundante de bacterias— se asocia con la enfermedad de las encías. Esa bacteria se vincula con enfermedades cardiovasculares o reacciones inflamatorias relacionadas con la salud bucal”, explicó la especialista.
No obstante, aclaró que se trata de una asociación y no de una causa directa: “No podemos afirmar con certeza que la bacteria que causa la enfermedad periodontal provoque infecciones cardíacas, pero la literatura es suficiente para que en Mayo Clinic se recomiende a los pacientes cardiovasculares realizar una revisión dental antes de ciertos procedimientos”.
La salud mental también se relaciona con la salud oral. “La boca y los dientes forman parte de la interacción social. En niños, una sonrisa poco estética puede afectar su integración escolar. En adultos mayores, una prótesis mal ajustada puede generar vergüenza o limitar la alimentación”, indicó.
Señales de alerta y síntomas bucales

La boca puede reflejar distintos problemas sistémicos. “Las caries son probablemente la enfermedad más común. Pero cuando son severas, pueden indicar problemas de destreza, comprensión o dificultades para seguir instrucciones de higiene”, apuntó Lee. Sobre las encías, señaló: “Lo ideal es ver encías rosadas. Si están muy rojas, es señal de inflamación. El sangrado puede indicar una infección o una respuesta inmunitaria deficiente, como en personas inmunocomprometidas”.
Ciertos medicamentos pueden causar agrandamiento de las encías. Lee subrayó la importancia de vigilar lesiones que no cicatrizan: “Cualquier úlcera persistente puede indicar un problema local o incluso una metástasis de otro cáncer, como el de mama”.
Respecto al dolor dental, la experta aconsejó prestar atención: “El dolor dental es la excepción, no la regla. No dejes que persista. Observa si el dolor ocurre con frío, calor, al morder o en reposo, y comunícalo al dentista. Si hay hinchazón, es importante informar”.
Mitos y realidades sobre el cuidado dental

El auge de tratamientos para el blanqueamiento dental genera inquietudes. “El blanqueamiento no daña los dientes. El peróxido de carbamida es el ingrediente principal. En una pequeña parte de la población, incluida yo, puede causar sensibilidad extrema, pero es transitoria”, explicó Lee. Recomendó evitar pastas demasiado abrasivas y cepillos duros, pues pueden desgastar el esmalte y afectar las encías.
Sobre los enjuagues bucales, distinguió entre los cosméticos, que solo enmascaran el mal aliento de manera temporal, y los terapéuticos, que contienen flúor y fortalecen los dientes. “El enjuague debe ser un complemento, no un sustituto del cepillado y el hilo dental”, enfatizó Lee.
En cuanto a los raspadores de lengua, la especialista los consideró útiles como parte complementaria de la higiene: eliminan residuos generadores de mal olor, aunque su efecto es temporal y requieren constancia en el uso.
Lee abordó también el “oil pulling” —enjuagues prolongados con aceites— y aclaró: “No daña los dientes ni la boca, pero no reemplaza el cepillado ni el hilo dental. En el tiempo que se dedica a esa práctica, se podría completar una rutina de higiene más efectiva”.
Hábitos perjudiciales y alimentación

Sobre el vapeo, Lee fue contundente: “No es saludable. No lo es para los dientes ni para las encías. Aunque contiene menos sustancias cancerígenas que el tabaco, sigue siendo perjudicial. El calor reduce el flujo sanguíneo, lo que nunca es una buena señal. Puede causar enfermedad periodontal, sequedad bucal y caries”.
En relación con la dieta, la especialista recomendó moderar el consumo de alimentos y bebidas azucaradas o ácidas, incluidas las versiones dietéticas de las gaseosas. La exposición continua es el problema principal, ya que mantener los dientes en contacto constante con estos productos incrementa el riesgo. Incluso el agua con gas puede resultar ácida: “Recomiendo consumir estas bebidas durante las comidas, cuando otros alimentos ayudan a neutralizar la acidez”.
Respecto al uso de pajillas, Lee indicó que su utilidad frente a la erosión dental es limitada: depende del modo de ingestión. Si el líquido permanece en la boca, igualmente contacta los dientes. Puede ayudar en parte, pero no es la solución definitiva.
Rutina de higiene y prevención

Lee aconsejó cepillarse los dientes por la mañana, antes del desayuno, y por la noche antes de dormir. “Durante el sueño, la boca se seca y se acumula placa. Es mejor cepillarse al despertar para empezar el día con la boca limpia”, explicó. Tras las comidas, aconsejó esperar al menos 30 minutos antes de cepillarse, para que la saliva neutralice la acidez y así evitar el desgaste del esmalte.
La frecuencia ideal es al menos dos veces al día; si se desea una tercera, debe respetarse siempre el tiempo de espera tras las comidas. Lee insistió en la importancia de la suavidad: “Se debe ser minucioso pero delicado. Usar cepillos de cerdas extra suaves y cubrir todas las superficies. La agresividad puede causar recesión de encías”.
El uso de hilo dental es imprescindible en la rutina nocturna. Además, Lee subrayó la necesidad de la vacunación contra el VPH: “El virus del papiloma humano es una de las principales causas del aumento del cáncer oral. La vacuna es muy efectiva y puede administrarse desde los nueve años”.
Al final de la entrevista, Lee reafirmó que el cuidado bucal depende fundamentalmente de los hábitos domésticos. La constancia en cepillado e hilo dental no solo favorece la salud oral, sino que también reduce costos y sienta las bases del bienestar familiar a futuro, concluyó la experta de Mayo Clinic.