En los últimos años, el cannabidiol (CBD) ha ganado una inmensa popularidad como presunto suplemento natural para el manejo de diversas condiciones de salud, desde la ansiedad hasta el dolor crónico. Sin embargo, un reciente estudio clínico ha puesto de manifiesto los riesgos que puede acarrear su consumo, incluso cuando se ingiere en dosis moderadas y representativas de los productos no regulados.
Publicado recientemente en JAMA Internal Medicine, el estudio reveló que el 5,6% de los adultos sanos que consumieron CBD durante cuatro semanas experimentaron elevaciones significativas en las enzimas hepáticas, un signo claro de que la salud hepática se ve comprometida por el uso de esta sustancia.
Este ensayo, dirigido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, es el primero en documentar el impacto del CBD en la función hepática al utilizar dosis que reflejan el consumo real de los productos disponibles en el mercado. Mientras que algunos productos farmacéuticos aprobados se usa bajo supervisión médica en dosis mucho más altas y tienen por objetivo tratar la epilepsia, los productos de CBD no regulados están al alcance de todos, sin ningún tipo de control ni estandarización de calidad.
Los participantes fueron monitoreados semanalmente mediante análisis de laboratorio que evaluaron las enzimas hepáticas alanina aminotransferasa (ALT) y aspartato aminotransferasa (AST). Los resultados fueron alarmantes, ya que el consumo de dosis relativamente bajas del CBD, similar al que muchos consumidores utilizan de manera cotidiana, provocó alteraciones en las enzimas hepáticas. Un hallazgo subraya la necesidad de mayor regulación de los productos de CBD, ya que el aumento de su consumo puede traer consigo consecuencias inesperadas.
Asimismo, el trabajo, que fue acompañado con un editorial de los autores del trabajo, advierte que los efectos hepáticos adversos no son siempre evidentes, lo que hace aún más importante el monitoreo en aquellos que consumen CBD. Al tiempo que aclara que la suspensión de los productos tras la detección de elevaciones de enzimas hepáticas demuestra que, si bien los efectos pueden ser reversibles, el daño inicial podría haberse subestimado sin una intervención oportuna.
Alteraciones enzimáticas: qué descubrió el nuevo estudio
El ensayo clínico se llevó a cabo entre enero y agosto de 2024 en el Spaulding Clinical Research Center, de West Bend, Wisconsin, e involucró a 201 adultos sanos con una mediana de edad de 36 años.
Los participantes fueron cuidadosamente seleccionados para que no tuvieran antecedentes médicos relevantes y no estuvieran tomando medicamentos concomitantes. De los 201 participantes, 151 recibieron una dosis de CBD farmacéutico aprobado (utilizado en Epidiolex) a 5 mg/kg/día, mientras que 50 recibieron un placebo para evaluar el grupo control.
La población del estudio incluyó 89 mujeres (44%) y 112 hombres (56%), con una representación diversa: 87 participantes afroamericanos (43%), 99 blancos (49%), 6 asiáticos (3%) y 28 de origen hispano o latino (14%), siendo que todos los participantes eran adultos sanos sin condiciones médicas preexistentes ni uso de medicamentos concomitantes, con dosis representativas del consumo de productos de CBD no regulados, un aspecto esencial y que no se había evaluado en estudios previos.
Durante las 28 semanas de intervención, los participantes fueron monitoreados mediante análisis de sangre para evaluar sus niveles de enzimas hepáticas, ALT y AST, las cuales son claves para identificar el daño hepático. Los resultados mostraron que el 5,6% de los participantes que consumieron CBD experimentaron elevaciones de enzimas hepáticas superiores a tres veces el límite superior normal.
En términos de la gravedad de las elevaciones, los datos fueron alarmantes: 5 participantes (3,3%) tuvieron niveles de ALT que superaron cinco veces el límite normal, mientras que 2 participantes (1,3%) mostraron niveles superiores a diez veces el límite normal, con el caso más grave alcanzando más de 18 veces el límite superior normal.
A pesar de estos niveles, los participantes no mostraron síntomas clínicos graves como ictericia o dolor abdominal, pero reportaron un malestar epigástrico transitorio.
A pesar de la reversibilidad de las elevaciones de enzimas hepáticas tras la suspensión del tratamiento, el estudio subraya que los consumidores de CBD deben ser conscientes de los posibles efectos adversos en el hígado y que estos no fueron inmediatos, lo que sugiere que las alteraciones pueden pasar desapercibidas si no se realiza un seguimiento adecuado de las enzimas hepáticas.
El estudio también documentó un fenómeno relevante: la eosinofilia, que es el aumento de eosinófilos (un tipo de glóbulo blanco), lo que se traduce en una respuesta inflamatoria del sistema inmune, lo cual alertó a los expertos porque podría estar vinculado con un daño hepático y futuro daño crónico en el hígado
Este fenómeno se presentó en 7 de los 8 casos con elevación de ALT, lo que sugiere una respuesta inflamatoria del sistema inmune. Los eosinófilos aumentaron y disminuyeron en paralelo con las enzimas hepáticas, lo que lleva a pensar que el aumento de eosinófilos podría estar asociado con el daño hepático inducido por el CBD.
El análisis de Kaplan-Meier demostró que 8 participantes (5,6%) del grupo CBD experimentaron elevaciones de enzimas hepáticas superiores a tres veces el límite superior normal, comparado con 0% en el grupo placebo. Más preocupante aún, 7 participantes (4,9%) cumplieron los criterios de suspensión del tratamiento por posible lesión hepática inducida por fármacos.
La suspensión del tratamiento ocurrió el día 21 en dos participantes y el día 28 en cinco participantes. Las elevaciones enzimáticas tardaron tres semanas o más en manifestarse, alcanzaron su pico uno o dos días después de discontinuar el CBD y regresaron a valores normales dentro de una a dos semanas tras la suspensión.
Si bien este hallazgo es preliminar, los investigadores sugieren que el aumento de eosinófilos podría ser un indicador temprano de toxicidad hepática, mientras que los resultados del estudio subrayan la necesidad de monitoreo médico en los consumidores de productos de CBD, ya que el aumento de enzimas hepáticas y la presencia de eosinofilia pueden no ir acompañados de síntomas clínicos evidentes. Esto hace aún más difícil identificar posibles daños sin un seguimiento adecuado.
Aunque los efectos fueron reversibles al interrumpir el tratamiento con CBD, los investigadores insisten en que este tipo de daño hepático no debe subestimarse, ya que puede tener implicaciones más graves si no se detecta a tiempo.
Vale destacar que los efectos hepáticos del uso de CBD pueden tener mayor incidencia y severidad en algunas poblaciones que usan productos de CBD, incluyendo aquellas con trastornos neurológicos, condiciones pulmonares, trastornos gastrointestinales y dolor crónico. Asimismo, la investigación identificó una mayor susceptibilidad femenina a la lesión hepática inducida por fármacos.
La importancia de la vigilancia médica
La investigación cobra mayor relevancia en un contexto de crecimiento exponencial en el uso de productos de CBD. Según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud de 2022 en Estados Unidos, el 20% de adultos estadounidenses reportaron haber usado productos de CBD en el año anterior.
Una encuesta de 2023 del Centro Nacional de Investigación de Opinión encontró que el 21,1% de los encuestados reportaron uso de CBD en el año previo. Asimismo, el Proyecto de Ley Agrícola de 2018 eliminó el cáñamo, definido como cannabis con concentraciones extremadamente bajas de delta-9 tetrahidrocannabinol, de la definición de marihuana en la Ley de Sustancias Controladas, una legislación que permitió que muchos productos derivados del cáñamo y no regulados se volvieran ampliamente disponibles para los consumidores.
Y mientras que la mayoría de usuarios de CBD autodosificados reportan consumir entre 0 y 100 mg por día, muchos consumidores utilizan dosis más altas. Una encuesta de 2023 con 5.635 usuarios de CBD encontró que el 23% reportó consumir más de 200 mg diarios. Dos encuestas en línea sobre uso de CBD reportaron que entre 4,5% y 7,2% de participantes consumían más de 200 mg/día.
En ese tono, en un editorial publicado en JAMA Internal Medicine, junto al estudio, Nathan M. Stall y Kenneth E. Covinsky, expertos en medicina interna, advierten sobre los riesgos del CBD y la necesidad de vigilancia médica para los consumidores.
“Este estudio resalta la importancia de la vigilancia médica, ya que las elevaciones enzimáticas pueden no ser acompañadas de síntomas evidentes, lo que podría llevar a muchos usuarios a continuar el uso del producto sin ser conscientes de los efectos adversos”, afirmaron en el editorial.
Asimismo, pese a que se aclara que el estudio se centró en adultos sanos, advirtieron que los efectos podrían ser más graves en personas con condiciones hepáticas preexistentes o en aquellos que consumen otros medicamentos, que podrían interactuar con el metabolismo hepático.
Es por eso que Stall y Covinsky adviertieron que “los clínicos deben ser conscientes de los efectos hepáticos del CBD y monitorear a los pacientes con niveles elevados de enzimas hepáticas para determinar si el CBD es un factor contribuyente”.
El editorial advierte que los efectos hepáticos no deben ser subestimados, ya que el daño hepático inducido por el CBD puede no ser inmediato y puede no presentar síntomas evidentes. Los autores concluyen con énfasis en que se necesita más investigación para comprender mejor los efectos a largo plazo del CBD en consumo prolongado y en poblaciones vulnerables.
Stall y Covinsky también hacen hincapié en que los médicos deben estar particularmente atentos a los posibles efectos hepáticos en los pacientes que consumen CBD, y considerar la monitorización de las enzimas hepáticas como parte del seguimiento clínico rutinario.
“Este estudio subraya la necesidad de cautela y de una mayor investigación sobre los efectos hepáticos del CBD”, afirmaron Stall y Covinsky en su editorial, mientras instan a los reguladores y profesionales de salud se concentren en establecer directrices claras sobre el consumo seguro de CBD.