El exoesqueleto Oxilio, creado por la start-up francesa Lifebloom, propone una alternativa disruptiva para la movilidad asistida. Diseñado para personas que conservan cierta fuerza muscular en las piernas, permite ponerse de pie y caminar sin asistencia electrónica ni componentes robotizados, abriendo una nueva vía en el ámbito de la tecnología médica.
Según informó Paris Match, Oxilio funciona mediante un sistema de cilindros de gas que se activa con una leve presión de las piernas. Esto permite al usuario erguirse, recuperando parte del control sobre su cuerpo. El dispositivo se asemeja a una silla de ruedas convencional, pero incorpora cinco ruedas pequeñas, manijas ajustables y cojines laterales que se adaptan a la pelvis.
Tecnología sin electrónica: autonomía desde el esfuerzo residual
Damien Roche, ingeniero y fundador de Lifebloom, explicó a Paris Match que la filosofía detrás del diseño fue ofrecer una herramienta terapéutica que restituya autonomía sin depender de componentes electrónicos. A diferencia de los exoesqueletos robotizados, Oxilio exige la participación activa del usuario, quien debe realizar el esfuerzo necesario para mantener la postura o caminar.
Esta perspectiva responde a una realidad poco visible: la mayoría de las personas en silla de ruedas aún puede usar parcialmente sus piernas. De acuerdo con Roche, menos de un tercio presenta parálisis completa, aunque el alto riesgo de caídas impide que se pongan de pie sin asistencia.
Claire Kemlin, responsable clínica de Lifebloom, destacó que mantener en movimiento al paciente es crucial: “Hay que hacer que el paciente sea protagonista durante su tiempo despierto y multiplicar los ejercicios, porque su masa muscular disminuye mucho más rápido. Cuanto más se ejercite, más recuperará”.
Contexto y validación: quiénes pueden beneficiarse
En Francia, más de un millón de personas utilizan sillas de ruedas, según datos del Instituto de Investigación y Documentación en Economía de la Salud. Lifebloom estima que Oxilio podría beneficiar a unas 470.000 personas que aún conservan fuerza muscular suficiente para activar el dispositivo.
El exoesqueleto fue validado clínicamente en el hospital de la Pitié-Salpêtrière, en París. Según reportó Paris Match, pacientes con secuelas de accidentes cerebrovasculares lograron recuperar la marcha autónoma y multiplicaron por seis el tiempo diario que podían permanecer de pie.
El envejecimiento de la población incrementa la demanda de soluciones de movilidad: se proyecta que uno de cada cuatro franceses tendrá más de 65 años en 2040. Además, vivir en silla de ruedas implica un costo adicional estimado en 2.000 euros mensuales, lo que refuerza la necesidad de alternativas que mejoren la autonomía y alivien la carga económica.
Filosofía y proyección: accesibilidad como objetivo
Lifebloom, con sede en el Instituto Pasteur de Lille, nació de una iniciativa personal de Roche, motivado por el accidente de un familiar y las limitaciones que observó en el trabajo de un fisioterapeuta amigo. Desde 2016 trabajó en el desarrollo del prototipo, y en 2022 fundó la empresa con el objetivo de producir Oxilio a escala industrial.
La meta, subrayó Roche en Paris Match, es que el dispositivo sea accesible: “El objetivo es acercarse a un coste residual cercano a cero para los pacientes”, de modo que el acceso no dependa del poder adquisitivo.
La empresa proyecta iniciar la fabricación a escala industrial en un plazo de dos años. Durante el primer semestre de 2026, espera equipar una decena de establecimientos con Oxilio y un programa terapéutico asociado que incluye una biblioteca de 120 ejercicios de rehabilitación progresiva.
Impacto real: historias que marcan la diferencia
El impacto humano del dispositivo ya se refleja en los primeros testimonios. Olivier Goy, de 51 años y diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), pudo ponerse de pie en su propio salón tras un año confinado a una silla de ruedas. Lo logró gracias a Oxilio, bajo la mirada de su esposa e hijo. “Fue una sensación de libertad, de impulso recuperado, casi un instante de renacimiento”, contó a Paris Match.
El caso de Étienne, de 36 años y paciente con ataxia de Friedreich, ilustra otro aspecto del cambio. “Quise intentarlo y fue sensacional. Empecé a soñar con volver al museo. La gente no se da cuenta, pero en silla de ruedas no se puede disfrutar de las obras, no se está a la altura adecuada”, relató al medio francés.
Goy, quien había probado múltiples soluciones de asistencia, resumió su experiencia: “Sinceramente, nunca vi nada igual. Es una revolución en la forma de pensar la asistencia física. Es la primera vez que me sentí tan apoyado sin estar encerrado”.
Perspectivas globales
Miles de personas en distintos países ya manifestaron su interés por probar Oxilio, de acuerdo con Paris Match. Aunque su integración plena en el sistema de salud francés todavía requiere negociaciones, Lifebloom mantiene como prioridad reducir al mínimo el coste para los usuarios.
Para Roche y su equipo, la innovación recién comienza. “Los comentarios de los profesionales de la salud nos confirman que el campo de posibilidades es mucho más amplio de lo que imaginábamos”, afirmó el fundador de Lifebloom.
La apuesta por una movilidad más humana y autónoma comenzó a dar frutos, y Oxilio podría representar un nuevo estándar en la rehabilitación física, devolviendo a miles de personas una posibilidad tan básica como decisiva: la de volver a estar de pie.