El Dr. Alan Goldhamer, director del TrueNorth Health Center en Estados Unidos, afirma que el ayuno terapéutico con agua es el tratamiento más eficaz para la hipertensión y diversas enfermedades crónicas. Con más de cuarenta años de experiencia clínica, respaldada por investigaciones y práctica, Goldhamer presenció cómo este método, siempre bajo supervisión médica, permite a cientos de pacientes normalizar su presión arterial, revertir la resistencia a la insulina y reducir la grasa visceral.
El creciente interés por el ayuno como herramienta de salud estimuló a más personas a explorar esta posibilidad, aunque el especialista enfatiza la necesidad de criterios médicos rigurosos y protocolos estrictos.
De acuerdo con Goldhamer, el ayuno terapéutico con agua implica la abstinencia completa de alimentos y sustancias, salvo agua purificada, en un ambiente de reposo. Esta terapia reportó mejoras relevantes en pacientes con hipertensión, diabetes tipo dos, enfermedades autoinmunes y trastornos metabólicos. “El ayuno es el tratamiento más eficaz jamás demostrado para la principal causa de muerte y discapacidad, que es la hipertensión”, explicó Goldhamer en The Diary Of A CEO.
En uno de sus estudios sobre 174 casos consecutivos con hipertensión, todos los pacientes lograron normalizar la presión arterial sin medicación. Además, investigaciones recientes documentan la reducción de la grasa visceral asociada a inflamación y riesgo cardiovascular, y mejoras en el microbioma intestinal tras ayunos supervisados.
Adaptaciones metabólicas y mecanismos fisiológicos
Durante el ayuno, se producen ajustes metabólicos de alto impacto. Al cabo de veinticuatro horas sin alimentos, el cuerpo recurre a las reservas de glucógeno; cuando éstas se agotan, el cerebro y otros órganos utilizan cuerpos cetónicos derivados de la grasa como fuente principal de energía. Este proceso, denominado cetosis, permite que una persona con peso promedio ayune durante semanas sin comprometer su masa muscular, siempre en estado de reposo.
Goldhamer señala que, además de la cetosis, el ayuno provoca activación de la autofagia, un proceso de limpieza celular que elimina residuos y células dañadas, y que se relaciona con la prevención de enfermedades neurodegenerativas y el rejuvenecimiento tisular.
El experto distingue claramente el ayuno terapéutico de modalidades como el ayuno intermitente, la restricción calórica o las dietas cetogénicas. Mientras el ayuno intermitente consiste en limitar la ventana de alimentación diaria y las dietas cetogénicas inducen cetosis consumiendo altas cantidades de grasas y proteínas —lo cual puede conllevar riesgos por excesos en proteínas animales y grasas saturadas—, el ayuno terapéutico implica períodos prolongados de abstinencia total bajo vigilancia médica.
“El ayuno con agua es una intervención más eficiente para movilizar la grasa visceral y reducir la inflamación que las dietas cetogénicas o la simple restricción calórica”, subrayó en The Diary Of A CEO.
Resultados clínicos y protocolo de aplicación
Los resultados presentados por Goldhamer abarcan tanto estudios de cohortes como casos individuales. En colaboración con la Clínica Mayo, veintiséis de veintisiete pacientes con hipertensión alcanzaron normalizar la presión arterial después de un ayuno supervisado; además, el 76% mantuvo la mejoría y perdió peso sostenidamente un año después, sin medicación.
Los análisis mediante escáner DEXA comprobaron que, tras dos semanas de ayuno, los pacientes perdieron en promedio un 10% de su peso total, 20% de grasa corporal y hasta 40% de grasa visceral, aunque la masa muscular se recuperó completamente semanas después de la realimentación.
El ayuno también mostró beneficios en enfermedades autoinmunes, síndrome de ovario poliquístico y, en casos documentados, remisión de linfomas, aunque Goldhamer recalca que estos logros solo se sostienen con cambios permanentes en los hábitos.
El protocolo del TrueNorth Health Center oscila entre cinco y cuarenta días, según el caso. Todo comienza con una evaluación médica exhaustiva para descartar contraindicaciones y ajustar medicación. Durante el tratamiento, solo se consume agua destilada y se permanece en reposo absoluto, bajo monitoreo clínico diario de signos vitales y electrolitos.
La reintroducción de alimentos es secuencial: por cada semana de ayuno se dedica un día a jugos, otro a alimentos bajos en fibra y, finalmente, a dieta vegetal sin sal, aceite ni azúcar. Goldhamer enfatiza que una realimentación precipitada puede acarrear complicaciones graves, por lo que la vigilancia médica es indispensable.
Riesgos, advertencias y condiciones para el éxito
Goldhamer insiste en que el ayuno con agua no es una solución definitiva, sino una herramienta vinculada necesariamente a cambios profundos en la dieta y el estilo de vida. “No todo el mundo es candidato para ayunos prolongados; la supervisión médica y la reintroducción progresiva de alimentos son fundamentales”, recalcó en The Diary Of A CEO.
Entre los principales riesgos figuran hipotensión ortostática, deshidratación y desequilibrios electrolíticos, que pueden prevenirse con un protocolo minucioso. El especialista desmiente creencias comunes: el peso perdido no se recupera automáticamente y no se produce una pérdida muscular irreversible siempre que se mantengan hábitos sanos.
Además, Goldhamer advierte sobre el peligro de realizar ayunos sin supervisión, especialmente en personas con baja masa corporal, condiciones crónicas o alteraciones metabólicas. El éxito del ayuno depende, en gran medida, de la capacidad del paciente para mantener una alimentación basada en plantas, libre de sal, aceite y azúcar, junto a un estilo de vida equilibrado.
Según el doctor, la salud se fundamenta en la constancia de hábitos saludables y en la responsabilidad personal, más allá de tratamientos médicos o suplementos.