El triptófano, el magnesio y la fibra son nutrientes clave para un descanso nocturno reparador (Imagen Ilustrativa Infobae)

La evidencia científica indica que los hábitos alimentarios y la regularidad en los horarios tienen más impacto en el descanso nocturno que cualquier “solución rápida” antes de dormir.

Especialistas consultados por la BBC afirman que la calidad del sueño está determinada por la dieta general y las costumbres cotidianas, no por remedios inmediatos antes de acostarse. Estudios recientes señalan que una alimentación basada en plantas y rica en nutrientes como triptófano, magnesio y fibra, junto con horarios regulares de comida, favorece un descanso más reparador.

Nutrientes clave y alimentos asociados al sueño

Aunque algunos alimentos populares, como el jugo de cereza, el kiwi o la leche caliente, han mostrado potencial para mejorar el sueño en investigaciones acotadas, ningún producto específico compensa una dieta deficiente.

Marie-Pierre St-Onge, profesora de medicina nutricional en el Instituto de Nutrición Humana de la Universidad de Columbia, advierte: “No se puede comer mal todo el día y pensar que basta con tomar un vaso de jugo de cereza antes de acostarse”. El organismo necesita tiempo para procesar los nutrientes que intervienen en la producción de neuroquímicos esenciales para el sueño, como la melatonina.

Expertos advierten que ningún alimento específico compensa una dieta deficiente para dormir mejor
(Imagen Ilustrativa Infobae)

El triptófano es un aminoácido esencial presente en frutas, verduras, carne, lácteos, frutos secos, semillas, cereales integrales y legumbres. El organismo lo usa para sintetizar serotonina y, posteriormente, melatonina, fundamental en la regulación del ciclo sueño-vigilia.

La melatonina también puede obtenerse directamente de productos como huevos, pescado, frutos secos y semillas. Sin embargo, la BBC subraya que el contenido específico de melatonina y polifenoles en los alimentos varía según cultivo, clima y métodos agrícolas, lo que dificulta determinar su efecto puntual en el sueño.

Magnesio, fibra y polifenoles en la dieta

El magnesio, abundante en verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, semillas y cereales integrales, contribuye a disminuir el cortisol, la hormona del estrés, y a relajar el sistema nervioso.

Heather Hausenblas, profesora de ciencias del ejercicio en la Universidad de Jacksonville, dirigió en 2024 un estudio en el que personas con problemas de sueño tomaron suplementos de magnesio durante dos semanas. Se observaron mejoras en el sueño profundo y REM, aunque aclara: “Tomar esto antes de acostarse no solucionará todos los problemas de sueño si no se sale al aire libre y se hace ejercicio, se consumen muchos alimentos ultraprocesados y no se mantiene un ciclo de sueño-vigilia constante”.

La exposición a la luz natural y la regularidad en las comidas favorecen la producción de melatonina y el sueño (Imagen Ilustrativa Infobae)

La fibra, propia de los alimentos vegetales, también se asocia con una mejor calidad del sueño. St-Onge ha observado que promueve la salud intestinal, lo que podría influir positivamente en el descanso a través del eje intestino-cerebro.

Además, los polifenoles, compuestos presentes en plantas, han mostrado en estudios con animales una posible relación con un sueño más reparador, aunque sus efectos en humanos todavía no están bien definidos.

Estudios recientes sobre dieta y descanso

Investigaciones recientes refuerzan la importancia de estos nutrientes en el sueño. En 2021, Erica Jansen, profesora adjunta de ciencias de la nutrición en la Universidad de Michigan, lideró un estudio con más de 1.000 participantes, quienes aumentaron la ingesta diaria de frutas y verduras durante tres meses.

Las mujeres que incorporaron al menos tres porciones adicionales al día duplicaron la probabilidad de experimentar mejoras en los síntomas de insomnio, beneficio relacionado con el aporte extra de triptófano y fibra.

Por otro lado, una investigación desarrollada en España en 2024 con más de 11.000 estudiantes halló que quienes consumían menos triptófano tenían peor calidad de sueño y mayor riesgo de insomnio.

Estudios recientes vinculan el aumento de frutas y verduras con mejoras en los síntomas de insomnio (Imagen Ilustrativa Infobae)

La BBC resalta también la influencia de los horarios de comida sobre el descanso. Jansen recomienda dejar de comer varias horas antes de dormir y evitar que la mayor parte de las calorías se consuma al final del día.

En ese sentido, comer más temprano, mantener horarios regulares y priorizar el desayuno ayuda al cerebro a distinguir el día de la noche y favorece el inicio del sueño. La exposición a la luz natural por la mañana también reajusta el reloj biológico y estimula la producción de melatonina.

Asimismo, estudios citados por la BBC apuntan que desayunar con lácteos bajo luz natural puede ser más beneficioso para el sueño que hacerlo en ambientes oscuros.

Factores que interfieren y preguntas pendientes

Si bien se han logrado avances en la investigación, los expertos advierten que la relación entre dieta, sueño y salud mental es compleja y persisten incógnitas.

St-Onge indica que aún no se sabe hasta qué punto la melatonina vegetal incide en la producción endógena ni cómo interactúan dieta y exposición a la luz en la regulación del sueño. Jansen agrega que el campo aún presenta muchas dudas, entre ellas la cantidad de melatonina dietética necesaria para lograr un efecto real.

La relación entre dieta, sueño y salud mental es compleja y aún presenta incógnitas para la ciencia (Imagen Ilustrativa Infobae)

La BBC concluye que una dieta rica en plantas y horarios regulares puede favorecer el descanso, pero estos factores no actúan de manera independiente. El sueño también depende de la actividad física, la salud mental, la exposición a la luz y la oscuridad.

St-Onge subraya la importancia de diferenciar la falta de sueño ocasional de los trastornos como el insomnio o la apnea, que requieren valoración y tratamiento profesional. Mejorar la alimentación puede ser parte de la solución, aunque en algunos casos serán necesarias otras intervenciones complementarias.