
Cinco acciones simples, respaldadas por la evidencia científica, pueden tener un impacto directo en la salud física, mental y emocional en 2026.
Forbes publicó un análisis elaborado por el Dr. Omer Awan, médico en ejercicio especializado en salud pública, que reunió recomendaciones basadas en estudios recientes y en lineamientos de organismos oficiales.
El informe identificó hábitos cotidianos accesibles que, incorporados de manera sostenida, pueden contribuir a mejorar el bienestar general y a reducir el riesgo de enfermedades a largo plazo.
Beber más agua
La hidratación adecuada es uno de los pilares fundamentales para el funcionamiento óptimo del organismo. El Dr. Awan, citando a las Academias Nacionales de Ciencias, señala que el cuerpo adulto está compuesto en torno a un 60% de agua, lo que subraya su importancia en la dieta diaria.

El agua interviene en procesos clave como la digestión, la absorción de nutrientes, la regulación de la temperatura corporal y los niveles de energía. Además, influye en la capacidad de aprendizaje y en la claridad mental.
Las recomendaciones oficiales establecen una ingesta diaria de 2,7 litros para mujeres y 3,7 litros para hombres, incluyendo líquidos provenientes de alimentos y bebidas. Esta cantidad equivale a más de 11 vasos al día para mujeres y más de 15 para hombres.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), optar por agua en lugar de bebidas azucaradas ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y las patologías cardíacas, además de favorecer un peso saludable y mejorar el metabolismo.
Beber menos alcohol
La percepción de que el consumo moderado de alcohol puede aportar beneficios a la salud perdió respaldo científico en los últimos años.
El experto citó a la Asociación Estadounidense de Salud Pública que advirtió que el alcohol no ofrece ventajas para la salud y distintas investigaciones determinaron que incluso pequeñas cantidades incrementan el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, entre ellos el de boca, garganta y colon.

Además, el alcohol afecta la capacidad de tomar decisiones y la coordinación, y puede perjudicar la claridad mental. La recomendación del Dr. Awan para 2026 es clara: cuanto menor sea el consumo de alcohol, mayor será el beneficio para la salud general.
Mover el cuerpo, aunque sea poco
La actividad física, en cualquier cantidad, aporta beneficios significativos a largo plazo. Según las Pautas de Actividad Física de Estados Unidos de 2025, citadas por Forbes, no es imprescindible realizar rutinas intensas o acudir al gimnasio para obtener resultados positivos.
Actividades cotidianas como la jardinería, el yoga, o los estiramientos también contribuyen al bienestar físico. Un estudio publicado en la revista Sports Medicine demostró que caminar tan solo dos minutos después de comer puede reducir los niveles de azúcar en sangre. De este modo, cualquier movimiento, por mínimo que sea, suma en la mejora de la salud.
Tomar descansos de las redes sociales
El uso excesivo de redes sociales se perfila como una de las principales amenazas para la salud mental en 2026. El Dr. Awan reunió estudios que vinculan el tiempo prolongado en estas plataformas con mayores niveles de depresión, ansiedad y estrés, especialmente entre adolescentes y jóvenes.

Establecer pausas regulares o delimitar momentos libres de dispositivos, como durante las comidas, puede favorecer el bienestar emocional y fortalecer los vínculos familiares.
Una investigación publicada en la Revista de Psicología Social y Clínica reveló que limitar el uso de redes sociales a 30 minutos diarios mejoró notablemente el bienestar mental y redujo la sensación de soledad entre estudiantes universitarios.
Priorizar la salud preventiva
La prevención se consolida como una estrategia clave para evitar enfermedades graves y mejorar la calidad de vida. El experto destacó en su informe la importancia de la vacunación, las revisiones médicas periódicas y las pruebas de detección temprana.

Un ejemplo es la colonoscopia para la detección del cáncer de colon, recomendada a partir de los 45 años. Si la tasa de detección alcanzara el 80%, las muertes por este tipo de cáncer podrían reducirse en un 33% para 2030. Estas medidas permiten identificar problemas de salud en fases iniciales, cuando el tratamiento resulta más sencillo y menos costoso.