Estos son todos los beneficios del damasco para la salud (Freepik)

El damasco es una fruta de pulpa jugosa que se destaca tanto por su sabor dulce como por su interesante aporte nutricional. Su perfil incluye vitaminas esenciales como la A y la C, fibra dietética y compuestos antioxidantes, lo que la convierte en una opción saludable para incorporar a la alimentación diaria. Además, aporta minerales como potasio y magnesio, contribuyendo al buen funcionamiento del organismo. Gracias a estas propiedades, su consumo regular puede fortalecer el sistema inmunológico, favorecer la salud ocular y digestiva, y ofrecer beneficios preventivos frente a diversas enfermedades.

Cuáles son las propiedades del damasco

El damasco es una fruta rica en vitaminas A y C, fibra y antioxidantes, ideal para una dieta saludable (Freepik)

Detrás de su sabor dulce y su textura jugosa, el damasco, concentra una serie de características que lo distinguen como una fruta funcional en la alimentación diaria. Su composición lo convierte en una excelente fuente de nutrientes, esenciales para diversos procesos del organismo. Uno de sus principales atractivos radica en el aporte significativo de vitaminas y compuestos antioxidantes.

Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las características más relevantes del damasco es su elevado contenido en vitamina A, presente en forma de beta-carotenos. El cuerpo utiliza estos compuestos para formar vitamina A, un nutriente indispensable para la salud ocular, el crecimiento del cabello, el mantenimiento de la piel y la fortaleza del sistema inmunológico. Además, los beta-carotenos actúan como antioxidantes, lo que significa que contribuyen a neutralizar los radicales libres responsables del estrés oxidativo a nivel celular.

La presencia de fibra dietética es otro aspecto a destacar en el perfil nutricional del damasco. Esta fibra favorece el funcionamiento digestivo, ayudando a regular el tránsito intestinal y a prevenir el estreñimiento. Al mismo tiempo, genera sensación de saciedad con un aporte calórico bajo, lo que la convierte en un aliado para quienes buscan controlar su peso corporal como parte de una alimentación equilibrada.

El damasco contiene flavonoides, entre ellos la quercetina, reconocidos por sus propiedades antioxidantes y antitrombóticas. Estos compuestos están asociados a la protección de las células y a la reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o incluso ciertos tipos de cáncer.

Los beneficios del damasco para la salud

Consumir damasco fortalece el sistema inmunológico, protege la salud ocular y favorece la digestión (Freepik)

El damasco se destaca no solo por su valor nutricional, sino también por la amplia gama de beneficios que puede aportar al organismo cuando se incorpora de manera regular en la dieta. Las propiedades que lo distinguen influyen de manera positiva en diferentes sistemas del cuerpo humano.

Según Mayo Clinic, uno de sus principales aportes radica en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Esto se debe a la combinación de vitamina A (a partir de los beta-carotenos) y vitamina C, nutrientes fundamentales para reforzar las defensas naturales y mejorar la respuesta ante infecciones y enfermedades. La acción antioxidante de estos compuestos es clave para proteger las células del daño que producen los radicales libres, disminuyendo el impacto del envejecimiento prematuro celular.

Gracias a su aporte de vitaminas A y C, fibra, potasio, magnesio, flavonoides y antioxidantes, el damasco se posiciona como una fruta con importantes propiedades para el fortalecimiento del sistema inmunológico, la protección de las células frente al daño oxidativo y el apoyo a la salud digestiva y cardiovascular.

El valor nutricional del damasco

Según la Harvard T.H. Chan School of Public Health, cada 100 gramos de damasco fresco aportan 57 calorías, lo que lo convierte en una fruta baja en energía y adecuada para incluir en dietas de control de peso.

Su contenido en carbohidratos es moderado, y proporciona también fibra (3,5 g), potasio (31,8 mg), magnesio (0,22 mg), y vitamina C (16,7 mg).

En su versión seca, el contenido de nutrientes se concentra aún más: contiene hasta 254 calorías, 7,3 g de fibra, y una alta proporción de minerales como hierro (2,66 mg), cobre y selenio. Sin embargo, también aumenta significativamente el contenido calórico, por lo que su consumo debe ser más moderado.

Cómo consumir damasco para absorber todos sus nutrientes

Comer damasco con piel potencia la ingesta de fibra y antioxidantes, mejorando sus beneficios digestivos y celulares (pixabay)

Según informes de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la manera en que se consume el damasco puede influir en la cantidad y variedad de nutrientes que el organismo logra aprovechar. Una de las recomendaciones principales es ingerir el damasco con su cáscara, siempre y cuando se lave adecuadamente antes de consumirla. La cáscara de esta fruta es comestible y constituye una fuente importante de fibras y antioxidantes, elementos esenciales para potenciar sus efectos digestivos y protectores sobre las células. Al comer el damasco con piel, se incrementa la ingesta de fibra dietética, lo que beneficia el tránsito intestinal y ayuda a mantener la sensación de saciedad por más tiempo.

Además del consumo en fresco, los damascos pueden encontrarse en su versión deshidratada. En esta forma, los nutrientes se concentran, aumentando las cantidades de fibra, minerales como hierro y cobre, y azúcares naturales. Sin embargo, el damasco seco aporta más calorías, por lo que conviene moderar su consumo, especialmente en personas que siguen dietas hipocalóricas o presentan riesgo de reflujo gástrico si se consumen en la noche.

Para optimizar la absorción de nutrientes como la vitamina A (a través de los beta-carotenos) o la vitamina C, lo mejor es incluir el damasco en preparaciones crudas, evitando los procesos de cocción prolongados que pueden degradar estas vitaminas sensibles al calor. Puede agregarse entero o troceado en ensaladas, yogures, batidos o como parte de una mezcla de frutas frescas. También es posible incorporarlo en recetas de repostería y postres, siempre considerando que el calor puede afectar ciertos nutrientes, por lo que la cantidad de vitamina C, por ejemplo, será menor en los damascos cocidos.

Otra opción saludable es combinar el damasco con fuentes de grasas saludables, como frutos secos o semillas. La presencia de grasas mejora la absorción de carotenoides, los cuales son compuestos solubles en lípidos y se absorben mejor en compañía de aceites vegetales naturales. Además, combinarlo con proteínas y otros grupos de alimentos permite un aporte nutricional más equilibrado.

La elección del momento para consumir damascos está abierta a las necesidades de cada persona. Gracias a su bajo índice glucémico y su capacidad para no producir picos de azúcar, el damasco puede formar parte de desayunos, meriendas o postres, y es adecuado incluso como colación nocturna en cantidades moderadas. Si se opta por la versión seca, se aconseja controlar la cantidad para evitar un exceso calórico y de azúcares concentrados.

Consumir el damasco en su forma natural y con piel, preferentemente fresco y bien lavado, integrándolo en distintas comidas y combinándolo con ingredientes que optimicen la absorción de vitaminas y minerales, es la mejor forma de aprovechar todos sus nutrientes y beneficios para la salud.