Las semillas de chía aportan casi 10 gramos de fibra en dos cucharadas, clave para la salud intestinal y el control del apetito (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las semillas de chía se destacan por su elevada concentración de fibra, llegando a aportar casi 10 gramos en solo dos cucharadas. Esta fibra es la responsable principal de los múltiples beneficios atribuidos a la chía. Según los nutricionistas, su consumo favorece la salud intestinal, estabiliza los niveles de azúcar en sangre y contribuye a disminuir el colesterol.

La fibra aporta sensación de saciedad, útil para controlar el apetito y evitar el consumo excesivo de alimentos a lo largo del día. Además, “la fibra de la semilla de chía no solo favorece la digestión, sino que también ayuda a estabilizar el azúcar en sangre, promueve la sensación de saciedad y nutre las bacterias beneficiosas del intestino”, afirma Sarah Nash nutricionista titulada con más de 15 años de experiencia.

Consumir semillas de chía de forma regular está asociado con una mejor salud cardiovascular y metabólica. Su capacidad para estabilizar el azúcar sanguíneo evita picos rápidos tras las comidas, un aspecto del metabolismo señalado por distintas especialistas. La nutricionista en Wisebite Nutrition Raksha Shah resalta: “La forma y el momento de su consumo son cruciales. El momento adecuado, la preparación y la hidratación óptimas mejoran el impacto de la fibra de chía en la digestión y la salud en general”. El aporte de fibra soluble, concretamente, contribuye a reducir las concentraciones de colesterol LDL, el conocido como colesterol “malo”.

Importancia del momento y la forma de consumo según expertos

Los expertos explican que el momento en el cual se consumen las semillas de chía es importante para la salud (Imagen Ilustrativa Infobae)

El momento del día y la preparación de las semillas de chía influyen de modo decisivo en su efecto sobre la salud. Expertas en nutrición como Nash y Shah resaltan que no es irrelevante el cuándo ni el cómo. “El momento del día es más importante de lo que creemos”, afirma Nash. Añade que “comer semillas de chía remojadas por la mañana puede favorecer el metabolismo y el control del apetito”. Shah coincide, señalando que “desayunar está relacionado con una mejor salud cardiovascular y metabólica. Y las semillas de chía son una forma sencilla de añadir nutrientes a tu desayuno”, como en el pudín de chía o mezcladas con avena.

No obstante, consumir chía en cualquier comida aporta fibra y beneficios. Nash explica: “Comer semillas de chía con las comidas puede reducir los picos de glucosa después de comer y mejorar la sensación de saciedad, mientras que consumirlas entre comidas (por ejemplo, en un batido o yogur) puede ayudar a controlar el apetito y reducir el picoteo durante el día”. Tanto Nash como Shah advierten que distribuir la ingesta a lo largo del día y en porciones pequeñas es preferible a consumir una gran cantidad en un solo momento, lo cual ayuda a evitar molestias digestivas y favorece una absorción gradual de nutrientes.

Sobre la preparación, Shah recomienda: “Remojar las semillas de chía en líquido durante al menos 15 a 30 minutos antes de consumirlas activa la fibra soluble, que forma un gel que ralentiza la digestión y facilita la absorción de nutrientes”.

Recomendaciones para introducir las semillas de chía en la dieta

Distribuir la ingesta de semillas de chía en pequeñas porciones a lo largo del día optimiza sus beneficios y evita molestias digestivas (Freepik)

Quienes desean incorporar semillas de chía a su alimentación deberían hacerlo de manera progresiva. Shah aconseja: “Aumentar rápidamente la ingesta de fibra puede provocar gases, estreñimiento o malestar. Aumentar gradualmente la ingesta de fibra de chía ayuda a la microbiota intestinal a adaptarse y potencia los beneficios a largo plazo”. Lo ideal es comenzar con una cucharada diaria, que proporciona unos cinco gramos de fibra, y luego incrementar hasta dos cucharadas por día para permitir que el organismo se adapte.

La hidratación debe ir de la mano con la ingesta de chía. “No beber suficiente agua puede reducir la eficacia de la fibra y causar malestar digestivo”, resalta Shah. Por eso, se recomienda aumentar la ingesta de líquidos al introducir estas semillas en la dieta.

Además, Nash sugiere: “Para equilibrar el azúcar en sangre, recomiendo combinar las semillas de chía con proteínas. Las semillas de chía solas solo contienen unos 2 gramos de proteína por cucharada, lo cual no es suficiente para una comida o merienda rica en proteínas”. Así, mezclar la chía con leche de vaca, leche de soja o yogur, mejora el aporte nutricional.

Factores que influyen en los beneficios para la salud

La mayor parte de los efectos beneficiosos de la chía provienen de su fibra, particularmente la soluble. Shah y Nash coinciden en recomendar el remojo previo, que potencia la formación del gel responsable de los efectos sobre digestión, colesterol y glucemia. Nash puntualiza: “La fibra soluble es especialmente útil para reducir el colesterol LDL (también conocido como colesterol ‘malo’)”.

No todas las personas toleran igual la fibra, por lo que quienes padecen condiciones como el síndrome del intestino irritable deben consultar a su médico antes de aumentar su ingesta, para adaptar las recomendaciones a su situación.

La distribución del consumo y la hidratación adecuada también son determinantes para obtener todos los beneficios. Shah enfatiza: “Dividir el consumo de semillas de chía en porciones más pequeñas, en lugar de comerlas todas de una vez, puede reducir las molestias digestivas, mejorar la hidratación y el control del azúcar en sangre al permitir una absorción gradual de nutrientes”.

Consejos creativos y prácticos para consumir semillas de chía

Gracias a su sabor neutro y versatilidad, pueden sumarse a numerosas recetas. Preparar pudín de chía es una opción muy popular: basta con remojar las semillas durante horas y añadir ingredientes como frutas o yogur. También puede mezclarse chía en agua para lograr una bebida gelatinosa, a la que se le agregan sabores naturales como limón o fresas.

Otra posibilidad es usarlas para espesar vinagretas; basta con añadirlas a los aderezos y dejar reposar la mezcla para lograr una textura más densa. Espolvorear semillas sobre avena, cereales o yogur enriquece el aporte de fibra y omega-3. También pueden integrarse en batidos, o usar agua de chía remojada como base. Finalmente, son útiles para elaborar mermeladas caseras, mezclando semillas con fruta cocida hasta lograr la consistencia deseada.