El ejercicio extremo cuadruplica el riesgo de fibrilación auricular en atletas de resistencia, según estudios recientes
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El ejercicio regular se considera fundamental para una buena salud cardiovascular, pero estudios actuales advierten que los atletas de resistencia, como maratonistas, ciclistas y esquiadores de fondo, enfrentan un riesgo hasta cuatro veces mayor de fibrilación auricular en comparación con la población general.

Esta arritmia implica un ritmo cardíaco irregular o acelerado que puede provocar insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular, según datos citados por Ben Buckley, profesor titular en Liverpool John Moores University y University of Liverpool, en un artículo publicado en The Conversation.

Ejercicio moderado: protección comprobada para el corazón

La actividad física moderada y regular demuestra un efecto protector en el corazón y disminuye la probabilidad de desarrollar fibrilación auricular para la mayoría de las personas.

La actividad física moderada reduce entre un 10% y un 15% el riesgo de fibrilación auricular en la población general
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Un análisis de más de 400.000 participantes mostró que quienes acumulaban entre 150 y 300 minutos semanales de ejercicio moderado o vigoroso presentaban un riesgo entre 10% y 15% menor de sufrir esta arritmia respecto a aquellos que permanecían inactivos.

Además, existen beneficios claros para quienes ya han sido diagnosticados con fibrilación auricular: un metaanálisis citado por el experto a The Conversation indica que la actividad física reduce en un 30% la recurrencia de arritmias, mejora síntomas y eleva la calidad de vida.

El reconocimiento de la importancia del ejercicio en el tratamiento y prevención de trastornos cardíacos ha transformado las recomendaciones médicas. De hecho, el ejercicio es hoy un pilar para mantener una función cardíaca saludable y un factor clave en distintas estrategias de rehabilitación.

El impacto del entrenamiento extremo en atletas de resistencia

Un meta-análisis revela que el ejercicio regular disminuye en un 30% la recurrencia de arritmias en pacientes diagnosticados
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Pese a estos beneficios, el panorama varía en quienes practican deportes de resistencia de alta intensidad y alto volumen durante años. Un metaanálisis citado en The Conversation determinó que estos atletas presentan un riesgo casi cuatro veces mayor de fibrilación auricular frente a personas no deportistas, aunque no tengan otros problemas cardíacos previos.

Esta tendencia es más notoria en atletas jóvenes y requiere mayor investigación. Por ejemplo, un estudio sueco con aproximadamente 52.000 esquiadores de fondo detectó que quienes participaban repetidamente en más carreras veían incrementado su riesgo en un 30%, mientras que quienes lograban tiempos de llegada más rápidos tenían un riesgo un 20% mayor de desarrollar dicha arritmia.

Las investigaciones sugieren que el riesgo no solo depende del volumen de ejercicio, sino de la acumulación de carga y la intensidad sostenida a lo largo del tiempo. El carácter repetido de la exigencia física puede inducir agrandamiento de las aurículas y generar un aumento en la tensión de las paredes del corazón, creando un terreno propicio para la formación de cicatrices internas.

La curva en “J”: cantidad e intensidad determinan el riesgo

La relación entre cantidad e intensidad de ejercicio y riesgo cardíaco sigue una curva en 'J', advierten especialistas (Freepik)

Especialistas coinciden en que la relación entre la cantidad de ejercicio y el riesgo de fibrilación auricular sigue una curva en forma de “J”. Al incrementar la actividad física hasta los niveles recomendados, el riesgo disminuye.

Sin embargo, superar ampliamente los valores sugeridos —por ejemplo, hacer diez veces más ejercicio— revierte los efectos protectores y eleva la incidencia de arritmias. Así, es crucial prestar atención tanto al volumen como a la intensidad del entrenamiento.

Estudios han documentado que incluso después de un solo evento extremo, como una maratón de montaña, se observan picos de inflamación cardíaca y alteraciones eléctricas transitorias en las aurículas. Estas respuestas, sumadas con el tiempo, pueden conducir al remodelado patológico del corazón.

Diferencias de riesgo entre hombres y mujeres

Eventos extremos como maratones pueden causar inflamación cardíaca y alteraciones eléctricas transitorias en las aurículas
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El riesgo de fibrilación auricular no se distribuye de la misma manera entre hombres y mujeres. Un estudio sobre más de 400.000 personas encontró que los hombres que hacían más de diez veces la cantidad recomendada de ejercicio —equivalente a unas siete horas de actividad vigorosa por semana— tenían un 12% más de riesgo, mientras que en el caso de las mujeres no se observó un aumento relevante.

Según Buckley, esto podría deberse a que las mujeres suelen presentar menos alteraciones estructurales y eléctricas en el corazón como respuesta al ejercicio y a una mayor acción cardioprotectora del estrógeno.

El papel de las hormonas y la distinta respuesta al entrenamiento intenso abren nuevos caminos para la investigación sobre el impacto del ejercicio en la salud cardíaca de ambos sexos.

Entrenamiento inteligente y control de síntomas

La planificación inteligente del entrenamiento y la detección temprana de síntomas son claves para prevenir arritmias en deportistas
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El riesgo adicional de fibrilación auricular afecta principalmente a quienes llevan sus entrenamientos, mucho más allá de las recomendaciones generales.

Por este motivo, los expertos insisten en la planificación inteligente del entrenamiento, valorando el equilibrio entre el volumen y la intensidad de la actividad física, especialmente en atletas dedicados a largas jornadas semanales.

Para la mayoría de los corredores recreativos, el incremento de riesgo es bajo; no obstante, siguen siendo clave la detección de signos de alerta como pulso irregular, palpitaciones o dificultad respiratoria y la adaptación de cargas según necesidades individuales.

Afortunadamente, la fibrilación auricular dispone de tratamientos eficaces y un manejo oportuno permite preservar la salud cardíaca y calidad de vida en la población activa.