
Una solución inesperada para proteger el corazón podría estar más cerca de lo que parece, y no en costosos medicamentos, sino en la cocina diaria. Recientes investigaciones proponen que alimentos tan accesibles como los hongos podrían convertirse en aliados efectivos contra las enfermedades cardiovasculares.
Los hallazgos científicos más recientes muestran que incluir estos productos en la dieta habitual puede contribuir a la reducción de factores de riesgo como los triglicéridos, la presión arterial y la inflamación, ofreciendo así una estrategia sencilla para mejorar la salud cardíaca y fortalecer el bienestar general.
Principales hallazgos de la revisión
Una revisión sistemática y metaanálisis internacional, publicada en noviembre de 2025 en la revista científica Nutrients por un equipo de la Universidad de Purdue, evaluó el impacto del consumo de hongos en la salud cardiometabólica.
Tras analizar 28 estudios y cerca de 600 participantes, los autores señalaron que incluir hongos de manera habitual en la dieta puede disminuir significativamente niveles de triglicéridos y de proteína C-reactiva ultrasensible, ambos marcadores clave asociados al riesgo cardiovascular.

Estos efectos beneficiosos detectados tras el consumo de hongos dentro de dietas autoelegidas y planes de salud, parámetros establecidos en la investigación, se evidenciaron sin necesidad de intervenciones extremas o dietas restrictivas, según se desprende de los hallazgos citados por The Independent y avalados por Cleveland Clinic.
También se observó una disminución de la presión arterial diastólica en los consumidores habituales de hongos. Estos resultados refuerzan su potencial como alimento protector del sistema cardiovascular y contribuyen a prevenir complicaciones cardiometabólicas.
Junto a estos beneficios, los hongos destacan por su aporte nutricional. Según Mayo Clinic, también citada por The Independent, se trata de una fuente relevante de vitaminas del grupo B, fundamentales para la salud cardíaca y cerebral, y de vitamina D, esencial para la absorción de calcio y el fortalecimiento óseo.
Los hongos también contienen antioxidantes como la ergothioneína y el selenio, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y la inflamación en el organismo. Además, aportan fibra, lo que contribuye a la reducción del colesterol y a una mejor salud digestiva.

Diversas especies, como el champiñón, shiitake, portobello y maitake, han sido objeto de estudios por sus efectos positivos. Por ejemplo, se ha documentado que la ergothioneína, presente en los hongos, actúa como un potente antioxidante que puede proteger las células del daño provocado por radicales libres.
Algunos hongos también contienen beta-glucanos, compuestos que favorecen la función inmunológica y podrían influir de forma positiva en el metabolismo de los lípidos.
Aunque el estudio de Purdue no determina una cantidad diaria exacta para reducir el riesgo cardiovascular, Mayo Clinic sugiere que consumir dos hongos medianos al día puede disminuir el riesgo de cáncer en un 45%, aunque esta recomendación se orienta a la prevención oncológica más que a la cardíaca.
Asimismo, los expertos sostienen que se requieren más ensayos clínicos de calidad para definir la dosis ideal y el alcance preventivo real de los hongos sobre la salud cardíaca.
Cómo agregar los hongos a tu dieta diaria

Pese a que la revisión de Purdue no precisa una cantidad específica de hongos, la sugerencia de Mayo Clinic es el consumo de dos hongos medianos diarios, debido una posible reducción del riesgo oncológico.
Los especialistas subrayan que los hongos no son el único alimento con efectos positivos para el corazón. Incorporar hongos a la alimentación cotidiana es sencillo y versátil, ya que se adaptan a múltiples preparaciones. Se pueden añadir a ensaladas frescas, salteados con verduras, guisos, sopas o pastas, y también como complemento en omelets o tortillas.
Otra opción es utilizarlos como base en hamburguesas vegetarianas, o prepararlos al horno con aceite de oliva y hierbas. Su sabor suave y textura agradable permiten que se integren fácilmente en platos tradicionales, potenciando el valor nutricional sin modificar el perfil de sabor de las comidas.
Esta flexibilidad convierte a los hongos en un ingrediente práctico y accesible para quienes buscan mejorar su salud cardiovascular a través de la dieta diaria.