Las uvas han sido reconocidas desde la antigüedad por su papel central en la alimentación y la cultura, especialmente en la producción de vino. Sin embargo, en las últimas décadas, la investigación biomédica ha profundizado en el estudio de sus compuestos activos, convirtiendo a la uva en un referente de la nutrición funcional y la prevención de enfermedades.
Cómo ayudan las uvas a proteger la visión
El potencial de las uvas para preservar la salud visual se sustenta en la presencia de antioxidantes y vitaminas con efectos probados sobre distintas estructuras del ojo.
Mecanismos antioxidantes y protección de estructuras oculares
Según la la Academia Americana de Oftalmología, las uvas especialmente las variedades blancas y rojas, contienen vitamina C, quercetina y una gama de polifenoles que protegen al revestimiento ocular frente a los efectos del envejecimiento y del ambiente.
Estos compuestos mantienen la integridad de las arterias que nutren los ojos, mejorando la irrigación y facilitando la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos visuales. La reducción del estrés oxidativo, explican estas entidades, disminuye la formación de productos de glicación avanzada (AGEs), que están relacionados con la degeneración retiniana .
En estudios de laboratorio y modelos animales, se demostró que una dieta enriquecida con uvas resulta eficaz para proteger la retina contra el daño por estrés oxidativo.
Una publicación en Medical News Today describe cómo las uvas incluso superan a la luteína aislada en cuanto a la protección antioxidante oferada a la retina, y contribuyen a la preservación del pigmento macular, fundamental para la agudeza visual y la protección frente a la luz azul.
Compuestos bioactivos y su acción dietética comprobada
La revisión publicada en la revista Food Production, Processing and Nutrition señala que el consumo de uvas y sus derivados (jugo, pasas, semillas) disminuye marcadores de estrés oxidativo y mejora parámetros vasculares que influyen en la salud visual, especialmente en poblaciones expuestas a factores de riesgo como la edad, la diabetes o enfermedades inflamatorias oculares.
Otros beneficios de las uvas para la salud
El repertorio de efectos positivos atribuidos al consumo de uvas es amplio y abarca múltiples sistemas fisiológicos, respaldados por estudios de laboratorio, animales, poblacionales y ensayos clínicos.
Salud cardiovascular: reducción de riesgo y mecanismos
Los polifenoles presentes en la uva, tales como el resveratrol y las proantocianidinas, han mostrado efectos favorables sobre la presión arterial, la función endotelial y el perfil lipídico.
En varios estudios revisados en Food Production, Processing and Nutrition y Revista Foods, la administración regular de extractos de semilla de uva o jugo derivado contribuyó a la reducción de la presión arterial sistólica y diastólica, mejoró la elasticidad vascular y disminuyó la oxidación de lipoproteínas LDL, que es central en el desarrollo de arteriosclerosis.
Se han referenciado múltiples mecanismos biológicos: mayor producción de óxido nítrico (vasodilatador), mejoría del perfil lipídico (reducción de LDL, elevación de HDL), modulación de la inflamación y disminución de la agregación plaquetaria.
Ensayos clínicos revisados por Revista Foods reportan que el consumo de 400 mg diarios de extracto de proantocianidinas de semilla de uva durante 12 semanas reduce la presión arterial en personas con prehipertensión, con efectos adicionales asociados a no fumar y a una dieta hipocalórica.
Por ejemplo, estudios in vivo en ratones alimentados con polvo de semilla y piel de uva observaron una reducción de hasta un 93.9% en el volumen tumoral y efectos preventivos sobre el desarrollo del tumor. Otros autores, citados en Revista Foods, analizaron cómo los extractos de uva bloqueaban la resistencia a la quimioterapia en células de leucemia y colon, potenciando los efectos de drogas convencionales.
Acción neuroprotectora y salud cerebral
Según una investigación de The American Journal of Clinical Nutrition, su consumo ha sido vinculado con la prevención del daño oxidativo en sistemas neuronales, la disminución de la apoptosis y la preservación de la memoria y la función cognitiva en modelos de enfermedad de Alzheimer y Parkinson.
Por qué es importante la vitamina A para la visión
La vitamina A mantiene un rol esencial en el proceso de la visión humana, especialmente en condiciones de baja luminosidad y en el mantenimiento estructural de la retina y las superficies oculares.
La vitamina A, fundamentalmente en su forma 11-cis-retinal, participa en la formación de los pigmentos visuales de las células fotorreceptoras de la retina (rodopsina en bastones, iodopsina en conos), permitiendo la transformación de los fotones de luz en impulsos eléctricos, base de la percepción visual.
La deficiencia de vitamina A, señala la International Journal of Molecular Sciences, causa una falla en la regeneración adecuada de la rodopsina, provocando ceguera nocturna y, posteriormente, daño en la córnea y el epitelio visual, con riesgo de pérdida irreversible de visión si la carencia se prolonga.
Alimentos con vitamina A
La dieta provee vitamina A bajo dos formas principales:
1. Retinol y retinil-ésteres: presentes mayoritariamente en alimentos de origen animal como hígado (sobre todo de vaca y pescado), yema de huevo, lácteos enteros y ciertos tipos de pescado azul.
El hígado de res es la fuente más concentrada, pero debe consumirse con moderación para evitar toxicidad.
2. Carotenoides provitamina A: moléculas precursoras transformadas en vitamina A activa tras la ingestión. El betacaroteno y otros carotenoides abundan en:
- Zanahoria, batatas y calabaza (anaranjados)
- Espinacas, brócoli, acelga (verdes oscuros)
- Mango, melón y albaricoque (frutas coloridas)
- La clorofila en vegetales verdes puede enmascarar el color naranja del betacaroteno.