La dermatitis atópica es una afección que hace que la piel se seque, pique y se inflame. Es común en los niños pequeños, pero puede manifestarse a cualquier edad, según Mayo Clinic.
Esta condición, que tiene un gran impacto en la vida de quienes la padecen, no desaparece del todo y puede comenzar tanto en la infancia como en la adultez. Sus síntomas más comunes incluyen la picazón constante, enrojecimiento y lesiones en distintas partes del cuerpo, lo que puede generar incomodidad en acciones cotidianas, como al dormir. Además de afectar al organismo, la afección también puede generar angustia, estrés o dificultades en las relaciones con otras personas.
En Argentina, acceder a un tratamiento adecuado, recibir el diagnóstico correcto o encontrar información es un desafío para muchas personas. Esto complica el control de la enfermedad y empeora el bienestar general. Por eso, cerca del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, que se celebra cada 14 de septiembre, la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO) convoca a pacientes, familiares y profesionales a participar de una charla virtual hoy, 9 de septiembre, para compartir datos y ofrecer acompañamiento frente a la afección.
“Realizamos este congreso cada año desde la pandemia, para que los pacientes conozcan todas las herramientas que tienen para poder controlar mejor su enfermedad”, dijo Silvia Fernández Barrio, presidenta de la AEPSO.
Hacia un manejo integral de la dermatitis atópica
La encuesta nacional de AEPSO a 150 especialistas en dermatología y alergología reveló que el 71% de los pacientes enfrenta demoras de más de 30 días o rechazos en la aprobación de la medicación necesaria para tratar la dermatitis atópica, lo que puede provocar inicio tardío o suspensión de dosis recomendadas. Esto compromete la eficacia del tratamiento.
“Si bien por el contacto diario que tenemos con los pacientes conocemos las trabas y dificultades cotidianas, este relevamiento ofrece datos concluyentes y es muy importante que se tomen en cuenta”, señaló Fernández Barrio.
Estas barreras afectan la adherencia y limitan las posibilidades de lograr una mejor calidad de vida, un punto que será debatido en el 5º Congreso Argentino para Pacientes con Dermatitis Atópica, organizado por AEPSO. La charla, que se realizará el 9 de septiembre a las 19:00 horas y será gratuita y virtual, funciona como espacio de información y soporte donde pacientes, familias y profesionales podrán acceder a recursos y asesoramiento.
La convocatoria se extiende a través de los canales digitales de AEPSO, que incluyen redes sociales y la web, donde también se brinda orientación profesional y experiencias compartidas entre quienes conviven con la dermatitis atópica en la Argentina.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, persistente y compleja, de origen genético, inmunológico y ambiental. De acuerdo con la Mayo Clinic, se trata una forma de eccema y provoca sequedad, irritación, picazón e inflamación. Su prevalencia es alta en la infancia: en Argentina, afecta al menos al 10% de la población infantil y adolescente, con un tercio de casos que persisten hasta la adultez, según detalló la Dra. Carolina Ledesma, presidenta de la Sociedad Argentina de Psoriasis (SOARPSO).
La alteración se produce porque la piel pierde su capacidad de protegerse y retener humedad. La National Eczema Association señala que puede existir una mutación del gen de la filagrina, proteína clave para la integridad de la barrera cutánea. Como resultado, la piel queda expuesta a alérgenos y bacterias, lo que la vuelve más vulnerable a infecciones.
El componente hereditario es determinante. Tal como informó la British Association of Dermatologists, las probabilidades de un niño de tener dermatitis atópica aumentan si la familia tiene antecedentes de la condición. Es relevante aclarar que la enfermedad no se contagia por contacto.
Además de la predisposición genética, algunos casos pueden deberse a la presencia de ciertas bacterias en la piel. Desde Mayo Clinic indican que, en particular, la bacteria Staphylococcus aureus puede multiplicarse en la superficie cutánea y reemplazar a las bacterias beneficiosas. Esta situación debilita la función protectora de la piel, facilita la pérdida de humedad y favorece la entrada de irritantes o alérgenos, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad o de que los síntomas empeoren.
Aunque suele durar muchos años, en algunos casos, especialmente en niños, se puede alcanzar la remisión, que significa que los síntomas desaparecen y la piel vuelve a la normalidad por un tiempo, aunque existe la posibilidad de que los reaparezca en el futuro.
Esta afección lleva consigo una serie de comorbilidades. “Es muy frecuente que la dermatitis coexista con diferentes afecciones alérgicas como la rinitis, el asma o manifestaciones alérgicas alimentarias”, explicó la Dra. Anahí Yáñez, especialista en alergia e inmunología y miembro de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC). En estos casos, la recomendación profesional apunta hacia el trabajo multidisciplinario entre dermatólogos y alergólogos para asegurar un tratamiento integral.
El impacto social y emocional resulta relevante. AEPSO reportó que la enfermedad modifica rutinas laborales, escolares o de descanso, lo que reclama atención constante tanto de sectores médicos como del entorno familiar y comunitario. “Esta es una enfermedad que tiene un alto impacto en la calidad de vida. Muchas de las personas con esta enfermedad manifiestan aumento en el nivel de estrés, ansiedad, depresión y problemas para conciliar el sueño” afirmó Fernández Barrio.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento
El síntoma principal de la dermatitis atópica es el prurito o picazón. A esto se suman piel seca, enrojecida, engrosada, heridas, costras y secreción, con localización frecuente en pliegues de brazos y piernas, manos, cara y cuero cabelludo. Según la Mayo Clinic, la intensidad de los síntomas fluctúa y alterna períodos de mejoría con brotes, los cuales pueden responder a factores desencadenantes como sudor, calor, ropa irritante, estrés o detergentes.
La alteración emocional es parte del cuadro. Desde AEPSO indican que quienes presentan picazón crónica tienen el triple de posibilidades de padecer depresión y el doble de sufrir ansiedad, según refleja el informe de la entidad.
Para el diagnóstico, el examen clínico de la piel acompañado por la historia médica suelen ser suficientes, aunque en algunas situaciones se complementa con estudios para identificar alergias asociadas. Una detección temprana permite adaptar las intervenciones. “Este enfoque posibilita la implementación de un tratamiento personalizado y adaptado a las características específicas del paciente, facilitando la mitigación de los síntomas en casos de enfermedad de mayor gravedad y avance”, precisó la doctora Paula Luna, médica especialista en Dermatología y Dermatología Infantil, presidenta de la Sociedad de Dermatología Pediátrica para Latinoamérica (SDPL).
El tratamiento se adapta a cada persona según la intensidad de los síntomas. Por lo general, se recomienda hidratar la piel varias veces al día con cremas o lociones especiales. Si la picazón o las lesiones persisten, los médicos pueden recetar cremas con medicación para reducir la inflamación. En los casos más difíciles, existen medicamentos que ayudan a calmar la respuesta exagerada de las defensas del cuerpo. Todas estas indicaciones deben ser evaluadas y controladas por profesionales de la salud.
“Hoy en día disponemos de diversas opciones terapéuticas aprobadas para abordar esta enfermedad, que van desde medicamentos orales hasta terapias biológicas. Estas alternativas tienen como objetivo aliviar los síntomas cutáneos, disminuir la picazón y evitar recaídas”, puntualizó la Dra. Cecilia Civale, presidenta de la Asociación Argentina de Dermatología (AAD). El Manejo Dermatológico Adecuado (MDA) impulsa una estrategia compartida entre paciente y médico, donde la educación sobre el cuidado cutáneo y la adaptación de la terapia ocupan un lugar central.