Reducir la inflamación, mejorar la salud intestinal y optimizar el metabolismo en solo treinta días. Esa es la propuesta de Gary Brecka, biólogo y presentador del pódcast Ultimate Human, al afirmar que el verdadero enemigo oculto en la dieta moderna no es el azúcar ni la falta de ejercicio, sino los aceites de semillas, también conocidos como aceites vegetales.
Eliminar estas sustancias durante un mes podría generar mejoras significativas en la salud, desde el equilibrio hormonal hasta la reducción del dolor articular, aseguró. Las afirmaciones fueron replicadas en plataformas como TikTok, generando amplio debate en el ámbito del bienestar y la nutrición.
Qué son los aceites de semillas y por qué están tan presentes
Los aceites de semillas incluyen variedades como canola, soya, maíz, girasol, cártamo, algodón, uva y salvado de arroz. Pero no deben confundirse con los prensados en frío, como los de oliva o coco, ya que sus procesos de extracción son completamente distintos.
“Estos aceites fueron originalmente utilizados como lubricantes para maquinaria y nunca estuvieron destinados al consumo humano”, afirmó el biólogo.
La obtención industrial de estos aceites implica el uso de altas temperaturas, blanqueadores y solventes como el hexano, derivado del petróleo. El resultado, de acuerdo con el presentador, son aceites oxidados y “tóxicos por diseño”, con un bajo costo de producción que permitió su incorporación masiva en productos procesados.
“Hemos pasado de consumir prácticamente cero aceites de semillas en 1900 a ingerir 13,6 kg por persona al año en Estados Unidos”, expresó, describiendo el fenómeno como un “experimento metabólico”.
Riesgos atribuidos para la salud
El argumento central de Brecka es que los aceites de semillas son disruptores metabólicos subestimados. Aunque suelen promocionarse como saludables por su bajo contenido en grasas saturadas y su aporte de omega-6, el biólogo advierte que estos ácidos grasos poliinsaturados son inestables y se oxidan con facilidad.
En el pódcast Ultimate Human, se indicó que la oxidación del ácido linoleico produce subproductos tóxicos como el 4-hidroxinonenal, relacionado con la neurodegeneración y el cáncer, y la acroleína, compuesta inflamatoria que daña las células vasculares. En este sentido, el biólogo citó a la Cleveland Clinic como respaldo de la relación entre estos compuestos y condiciones como resistencia a la insulina, intestino permeable, neuroinflamación y envejecimiento celular.
Además, un estudio publicado en 2020 en la revista Nutrients asoció el exceso de omega-6 con inflamación sistémica debido al desequilibrio con omega-3. Y aseguró que eliminar estos aceites puede reducir marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva en pocas semanas, mejorando condiciones como psoriasis, rosácea, migrañas y dolor articular.
En lo dermatológico, se citó una revisión de 2017 que vincula el consumo alto de ácido linoleico con estrés oxidativo cutáneo, retraso en cicatrización y exceso de sebo. El biólogo sugiere reemplazar los aceites de semillas por grasas como sebo de res o aceite de oliva, para promover la hidratación y elasticidad de la piel.
Impacto celular y hormonal
Según un estudio del Journal of Lipid Research, mencionado en el pódcast, el exceso de omega-6 afecta la eficiencia mitocondrial, elevando el estrés oxidativo. Eliminar estos aceites durante treinta días puede aumentar la energía, mejorar el rendimiento físico y la capacidad de metabolizar grasas y glucosa.
En cuanto al sistema hormonal, el presentador afirmó que el ácido linoleico interfiere con el metabolismo del estrógeno, suprime la testosterona y afecta la conversión tiroidea. Además, contribuye a la resistencia al cortisol, impactando el sueño y la función suprarrenal. Tras un mes sin aceites de semillas, se observan mejoras en libido, menstruación regular y energía sostenida, afirmó.
Finalmente, el pódcast citó una revisión de 2023 en Neurobiology of Aging que asocia dietas ricas en ácido linoleico con reducción del BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), lo que comprometería la plasticidad sináptica. Los beneficios reportados incluyen mayor claridad mental, memoria y mejor estado de ánimo en dos a tres semanas.
Resultados reportados y protocolo de eliminación
Los efectos positivos de eliminar los aceites de semillas incluyen disminución de la inflamación, recuperación de la piel, aumento de la energía y regulación hormonal. El ácido linoleico puede permanecer en el cuerpo más de un año y medio debido a su almacenamiento en grasas y membranas celulares. Por ello, cuanto antes se suspenda su consumo, más pronto comienza la “desintoxicación celular”.
Entre los testimonios recogidos en el pódcast, se destacan mejoras en digestión, sueño, concentración, estado de ánimo y reducción de dolores articulares e hinchazón.
Para llevar adelante este cambio, el biólogo propuso un protocolo en cinco pasos:
- Revisión de etiquetas: eliminar productos que contengan canola, soya, maíz, girasol, cártamo o aceites vegetales.
- Sustitución de grasas: usar aceite de oliva, aguacate, coco prensado en frío, mantequilla de pastoreo y sebo de res.
- Cocinar en casa: evitar restaurantes y comidas preparadas, que suelen emplear aceites industriales.
- Apoyar la desintoxicación natural: consumir vegetales crucíferos, hidratarse con minerales y utilizar suplementos como cardo mariano, cúrcuma o NAC.
- Llevar un diario de seguimiento: registrar síntomas y cambios durante los treinta días
El desafío de eliminar los aceites de semillas invita a repensar la alimentación cotidiana a partir de una revisión crítica de los ingredientes presentes en productos habituales.