El cuerpo humano depende del agua. Más de la mitad del peso de una persona viene de este líquido vital. Actividades diarias y el clima pueden desequilibrar lo que el cuerpo necesita.
En épocas de calor, durante el ejercicio o con ciertos problemas de salud, la pérdida de agua aumenta. Si no se recupera, el organismo manda señales.
Estas señales muestran la falta de hidratación y son la alerta que no debe pasarse por alto.
El Servicio Nacional de Salud (NHS), el sistema nacional de salud pública del Reino Unido, advirtió los síntomas de deshidratación en adultos y niños: sensación de sed, orina de color amarillo oscuro y con olor fuerte, menor frecuencia al orinar, mareos, cansancio y sequedad en la boca, labios y lengua. También se presentan ojos hundidos.
En los bebés, los signos se amplían a ojos hundidos, pocas o ninguna lágrima al llorar, escasos pañales mojados y tendencia a la somnolencia o irritabilidad, entre otros.
¿Por qué el cuerpo necesita agua?
El agua es clave en casi cada rincón del cuerpo. El cerebro, el corazón y los pulmones necesitan mucho líquido. Los huesos también contienen agua, aunque en menor proporción que otros órganos.
También ayuda a la digestión y permite eliminar desechos. En tanto, mantiene las articulaciones suaves, facilita la producción de saliva y transporta el oxígeno en todo el organismo
Además, regula la temperatura corporal. Por eso, una persona puede sentirse mal si sus niveles hídricos bajan.
El primer aviso suele ser la sed. Aunque a veces llega tarde.
Un signo claro es la sequedad en la boca. Los labios y la lengua se sienten incómodos. La orina cambia de color; si es oscura o huele fuerte, es momento de hidratarse mejor. La frecuencia del baño también baja: menos de cuatro veces al día es un indicio de alerta.
La piel puede volverse seca y perder elasticidad. Algunos niños dejan de producir lágrimas al llorar. En los bebés, el área blanda en la cabeza puede hundirse. La falta de agua afecta a todas las edades, pero bebés, niños y personas mayores corren más riesgo.
Otros signos incluyen dolor de cabeza, cansancio sin causa aparente y sensación de mareo. Al levantarse rápido, se puede sentir un vértigo leve. Si la deshidratación empeora, el pulso y la respiración aumentan y aparece confusión.
Efectos de la deshidratación a nivel físico y mental
Un cuerpo con poca agua no rinde igual. La fatiga es de las primeras señales. Según el portal WebMd, “la deshidratación leve puede hacer sentir cansado y dar dolor de cabeza”. El cerebro necesita agua para funcionar.
La concentración baja, la memoria se ve afectada y el ánimo cambia. Niños y adultos se vuelven más irritables.
A nivel físico, el calor puede resultar más difícil de soportar. La piel se sonroja, los pies se hinchan y aparecen calambres en los músculos. El riesgo de problemas mayores, como piedras en los riñones o golpe de calor, aumenta si no se actúa a tiempo.
El primer paso es beber agua en cuanto aparecen síntomas. El líquido debe ser claro y sin azúcar extra. La Clínica Cleveland de los Estados Unidos recomendó: “Si tiene sed, ya está deshidratado. Esa es la señal más fácil para beber”.
En casos leves, tomar agua suele ser suficiente en poco tiempo. Cuando hay vómitos o diarrea, puede ser útil una solución de rehidratación oral. Es un preparado con sales y azúcares que se vende en farmacias y ayuda a equilibrar el cuerpo.
No hace falta esperar a sentir mucho malestar. Un vaso de agua después del ejercicio o con cada comida ayuda a mantener el balance. Si la deshidratación es grave, se debe consultar al médico rápido.
Cómo prevenir la deshidratación
Las recomendaciones del NHS son:
- Beber líquidos con regularidad puede reducir el riesgo de deshidratación. El agua o las bebidas diluidas son buenas opciones.
- Se recomienda beber suficiente agua durante el día para que la orina sea de color pálido y transparente.
- En situaciones como al hacer actividad física o con temperaturas altas, se debería aumentar el consumo de agua.
- Los niños menores de 5 años deben beber abundante líquido para evitar la deshidratación.