Mejorar el equilibrio reduce riesgos de caídas y lesiones (Imagen ilustrativa Infobae)

A medida que transcurren los años, el equilibrio se convierte en un aspecto esencial para mantener la independencia y calidad de vida. La simple acción de tropezar con un objeto en casa puede resultar en una caída grave, especialmente para las personas mayores. Este tipo de accidentes no solo pone en riesgo la movilidad, sino que también puede llevar a lesiones graves, como fracturas de cadera, que a menudo resultan en la pérdida de autonomía.

Sin embargo, como menciona Time, el deterioro del equilibrio, aunque común, no es inevitable. Con el entrenamiento adecuado, es posible mejorar o incluso recuperar el equilibrio perdido, reduciendo así el riesgo de caídas y sus consecuencias.

El equilibrio: el centro de control del cuerpo humano

El equilibrio es una de las capacidades más complejas y asombrosas del cuerpo humano. Según Kenton Kaufman, profesor de ingeniería biomédica en la Mayo Clinic, nuestro cuerpo se asemeja a un “pino de bolos invertido”, lo que significa que nuestra estabilidad depende en gran medida de nuestra capacidad para mantenernos equilibrados sobre una base relativamente estrecha.

Para lograr esto, el cerebro coordina diversos sistemas físicos y sensoriales, incluyendo el oído interno, la visión y la propiocepción, que nos permite conocer la posición de nuestro cuerpo en el espacio. Esta interacción es tan precisa y eficiente que caminar o correr, actividades que a menudo realizamos de manera automática, en realidad son caídas controladas.

El equilibrio es una de las habilidades más complejas del cuerpo humano (Imagen ilustrativa Infobae)

El sistema de equilibrio es tan eficaz que, en la mayoría de las ocasiones, no somos conscientes de cómo se coordina. Sin embargo, cuando uno de estos comienza a fallar, como sucede en el envejecimiento, el resultado es una mayor vulnerabilidad a las caídas. La pérdida de equilibrio no solo tiene efectos físicos, sino también psicológicos, ya que puede generar miedo a caerse, lo que a menudo conduce a la limitación de las actividades diarias.

La pérdida de equilibrio con la edad

Una de las señales más claras de envejecimiento es la pérdida de equilibrio, que se comienza a notar alrededor de los 50 años. El promedio de tiempo que una persona de esa edad puede mantenerse de pie sobre una pierna es de unos 40 segundos, pero para las personas de 70 a 79 años, ese tiempo se reduce a la mitad.

Los mayores de 80 años, por su parte, pueden mantenerse solo 10 segundos en esa posición. Según Kaufman, la pérdida de equilibrio es un indicador de envejecimiento biológico que se manifiesta antes que otros signos más evidentes, como la disminución de la velocidad al caminar.

Uno de los factores clave detrás de la pérdida de equilibrio es la agilidad del pie. Cuando el pie delantero no puede reaccionar rápidamente a un obstáculo inesperado, se corre el riesgo de tropezar o caer. Esta disminución en la agilidad de los pies es particularmente peligrosa porque, como señala Teresa Liu-Ambroise, especialista en neurociencia, las caídas son la principal causa de muerte por lesiones en personas mayores, especialmente a partir de los 65 años.

Mejorar el equilibrio: entrenamiento físico y mental

Mejorar el equilibrio es posible a cualquier edad con las técnicas adecuadas (Imagen ilustrativa Infobae)

Afortunadamente, el deterioro del equilibrio no es irreversible. Con entrenamiento físico y ejercicios específicos, es posible mejorar el equilibrio a cualquier edad. El objetivo es entrenar al cuerpo para mantener el equilibrio no solo de pie, sino también mientras se realizan diversas actividades y movimientos. Julie Pollard, entrenadora física, destaca que uno de los aspectos más importantes del entrenamiento de equilibrio es desafiar al cuerpo constantemente para fortalecer los sistemas subyacentes, no solo los músculos, sino también el cerebro.

Un ejercicio simple, pero efectivo para mejorar el equilibrio, es pararse sobre una pierna, lo cual puede realizarse de forma progresiva, comenzando con el apoyo de una superficie cercana y avanzando hasta hacerlo sin apoyo. Estos ejercicios, aunque sencillos, son fundamentales para restaurar y mantener la estabilidad en las actividades cotidianas. Liu-Ambroise recomienda también trabajar el equilibrio mientras se realizan otras actividades, como cepillarse los dientes o ponerse los calcetines, lo cual ayuda a integrar el entrenamiento en la rutina diaria.

Sin embargo, los ejercicios más avanzados para mejorar el equilibrio incluyen movimientos dinámicos, como caminar en figuras de 8, alternar entre caminar hacia adelante y hacia atrás, o hacer pasos diagonales. Estos ejercicios ayudan a preparar al cuerpo para enfrentar los desafíos inesperados que puedan surgir en el entorno cotidiano, como pisos resbaladizos o superficies irregulares.

La conexión entre mente y cuerpo en el equilibrio

Un componente esencial en el entrenamiento del equilibrio es la “carga cognitiva”. Liu-Ambroise enfatiza que el equilibrio no solo es físico; el cerebro juega un papel crucial en mantenernos estables. Realizar ejercicios de equilibrio mientras se realiza una tarea cognitiva, como contar hacia atrás o leer, mejora tanto la capacidad de equilibrio como la función cerebral en general. Al tiempo que fortalece el vínculo entre el cuerpo y la mente, que también puede tener beneficios para la memoria y la atención.

El sistema de equilibrio es tan eficaz que, en la mayoría de las ocasiones, no somos conscientes de cómo se coordina.-
(Imagen Ilustrativa Infobae)

De hecho, varios estudios han demostrado que mejorar el equilibrio a través de ejercicios físicos y cognitivos también tiene efectos positivos sobre la salud cerebral. El entrenamiento en equilibrio puede mejorar la atención, la memoria y la orientación espacial, lo que contribuye a una mejor calidad de vida y a una mayor autonomía en la vejez.

El impacto del equilibrio en la salud general

Trabajar en el equilibrio no solo reduce el riesgo de caídas, sino que también mejora la salud general. Las investigaciones han demostrado que las personas que practican ejercicios de equilibrio con regularidad experimentan mejoras en su bienestar emocional y físico.

Esto incluye una mayor sensación de confianza, mayor movilidad y, en muchos casos, una reducción del dolor muscular y articular. Además, mantener el equilibrio también está relacionado con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y otros trastornos cognitivos.

El ejercicio regular también mejora la circulación sanguínea y la salud cardiovascular, lo cual es crucial para el funcionamiento adecuado del cerebro. Como señala Kaufman, el ejercicio cardiovascular, como caminar o nadar, mejora el flujo sanguíneo al cerebro, lo que ayuda a prevenir mareos y fatiga, que son comunes cuando los sistemas de equilibrio no funcionan correctamente.

Practicar ejercicios de equilibrio reduce el riesgo de caídas y mejora la salud (Imagen ilustrativa Infobae)

La importancia de la audición y la visión

El equilibrio no depende solo del cuerpo, sino también de los sentidos. La audición, especialmente, juega un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio. Como explica el artículo, el oído interno no solo es responsable de la audición, sino también de la percepción del equilibrio. La exposición al ruido y la pérdida de audición pueden afectar gravemente nuestra capacidad para mantener el equilibrio. Por lo tanto, es primordial cuidar la salud auditiva y asegurarse de que los problemas auditivos sean tratados adecuadamente.

La visión también juega un papel relevante, ya que las personas con problemas en este sentido tienen un mayor riesgo de caídas. Los expertos sugieren que usar gafas de visión simple mientras se camina, en lugar de lentes multifocales, puede ayudar a mejorar la percepción de los obstáculos y reducir las caídas.

Independientemente de la edad, es importante incorporar ejercicios de equilibrio en nuestra rutina diaria. Como sugiere Pollard, solo cinco minutos al día pueden tener un impacto significativo. Al igual que cuidamos nuestra alimentación o realizamos ejercicios para mantenernos en forma, trabajar en nuestro equilibrio es esencial para envejecer de manera saludable y activa.