
La inflamación crónica constituye un desafío subestimado para la salud pública, ya que puede desarrollarse sin síntomas evidentes y está implicada en enfermedades graves que afectan a millones de personas en todo el mundo.
Según Harvard Health, esta condición se diferencia de la inflamación aguda por mantenerse activa durante largos periodos y camuflarse, lo que la convierte en un factor de riesgo central para patologías como cáncer, diabetes y enfermedades cardíacas.
A diferencia de la inflamación aguda, que es una respuesta inmunitaria inmediata y localizada ante agresiones como lesiones o infecciones, la inflamación crónica se prolonga en el tiempo.
Harvard Health explica que la inflamación aguda suele percibirse a través de síntomas como dolor, enrojecimiento e hinchazón, mientras que la inflamación crónica puede afectar al cuerpo de forma generalizada o en zonas específicas sin señales claras. Esta falta de síntomas notorios dificulta reconocer el problema y actuar a tiempo.
Principales causas de la inflamación crónica

Las causas son diversas. Una de las más frecuentes es la incapacidad del organismo para eliminar el desencadenante inicial de la inflamación, como sucede con infecciones persistentes o la exposición a toxinas químicas, lo que fuerza al sistema inmunitario a mantener una respuesta prolongada que puede dañar los tejidos.
Las enfermedades autoinmunes representan otra causa fundamental, ya que en ellas el sistema defensivo, en vez de proteger, ataca células y tejidos sanos, perpetuando la inflamación y afectando a órganos clave.
Además, el estilo de vida influye de manera decisiva. Harvard Health identifica el consumo de tabaco, la falta de actividad física y una alimentación abundante en productos procesados y carbohidratos refinados como detonantes que incrementan el riesgo de inflamación crónica.

Estas conductas están relacionadas con enfermedades graves como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Cómo identificar la inflamación crónica: síntomas y desafíos
Reconocer la inflamación crónica es difícil debido a la naturaleza sutil de sus manifestaciones. Harvard Health detalla que, a diferencia de la inflamación aguda, sus síntomas no siempre son perceptibles.
Entre los indicadores más comunes figuran fatiga persistente, dolores musculares y articulares, molestias gastrointestinales como estreñimiento o diarrea, fluctuaciones en el peso o el apetito, dolores de cabeza, alteraciones anímicas como depresión o ansiedad y dificultades para concentrarse o pensar con claridad. La variabilidad de estos síntomas, tanto en intensidad como en frecuencia, puede provocar que el diagnóstico llegue tarde.

El efecto de la inflamación crónica en el organismo es profundo y multisistémico. Harvard Health resalta su influencia en la aparición y progresión de diversas enfermedades graves, tales como artritis reumatoide, cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, asma, Alzheimer y EPOC. Su presencia persistente no solo agrava estas condiciones, sino que también puede acelerar su desarrollo y complicar las estrategias terapéuticas.
Tratamientos y prevención: claves para el control de la inflamación crónica
Harvard Health señala diferentes enfoques para abordar la inflamación crónica. Entre los tratamientos se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina, que tienen un uso extendido, junto con fármacos más modernos, denominados modificadores de la enfermedad y terapias biológicas que actúan directamente sobre los mecanismos inflamatorios.
Más allá de los medicamentos, la adopción de hábitos saludables es fundamental: dejar de fumar, seguir una dieta equilibrada, controlar el peso y practicar actividad física regularmente contribuyen significativamente a reducir el riesgo y la progresión de las enfermedades vinculadas a la inflamación crónica.
Ante la necesidad de profundizar en este tema o en optimizar el cuidado preventivo, Harvard Health recomienda consultar con un profesional de la salud para que realice el seguimiento de cada caso, al tiempo que advierte que es esencial adoptar recomendaciones basadas en evidencia científica comprobada y avalada por expertos.